Zero de conduite

Jean Vigo, 1933
Reparto: Jean Dasté (Monitor Huguet), Robert Le Flon (Monitor 'Pete-Sec'), Delphin (Director) Du Verron (Supervisor general), Pierre Blanchar (supervisor) León Larive (profesor de ciencias), Raphaël Diligent (bombero), Louis Lefebvre (Caussat), Coco Golstein (Bruel), Gilbert Pruchon (Colin), Gérard de bédarieux (René Tabard)
Los chicos del internado

Los niños vuelven al internado después de las vacaciones. En el dormitorio el orden es estricto. Cuando alguno se pasa se queda sin salida el fin de semana, cero en conducta. Los profesores y los guardias abusan de la medida, en cambio el nuevo guarda es comprensivo con los niños, imita a Charlot y no se enfada por nada.

Los niños organizan una revolución en el dormitorio que dejan lleno de plumas, en clase, donde tiran los libros y en el comedor tirando las habichuelas, de las que están hartos, a los profesores.

El día de la ceremonia con las autoridades, los niños se suben al tejado y arman una verdadera revolución al son de la marsellesa.

Vigo hizo sólo cuatro películas y murió a los 29 años. Su padre fue a la carcel por anarquista y dejó cierta impronta en el director. Zero de conduite no es muy coherente, pero lo suple con creces con su vena poética y con su espíritu provocador.

Todo el mundo ve la influencia de la película en “Los cuatrocientos Golpes” de Truffaut y en “if...” de Lindsay Anderson. También es evidente en “Los chicos del coro”.

Webster Fact: people and places in Zero for Conduct are rather ugly, glamorous places and people play no part in this movie. This partly accounts for the critics' praise of the "extreme naturalness" of some French films made in the 30ís
cinescene: Vigo's surreal comedy/drama set in a boarding school has been enormously influential, most notably on Truffaut's The 400 Blows and Lindsay Anderson's If .... The director grew up in a boarding school himself, after his father, the militant anarchist Miguel Almareyda, died in prison, and he draws on his experiences to ground the film in the often gritty reality of a boys school. He also draws on his anarchist sympathies and his attraction to surrealism to give the film a dreamlike quality and a playful, lampooning sense of humor.
Phesto: The simple plot about children revolting against their instructors at boarding school is given a dream-like mood by fluidly mixing the objective with the subjective. Narrative is secondary, and what remains with the viewer are certain shots or sequences rather than a cohesive story line.
The film evokes a magical feeling for the students’ world; one of them makes a ball disappear and reappear while another jumps from behind a wall to catch something at just the right time. One interesting sequence has the only sympathetic instructor, Huguet, standing on his head and drawing a comic-looking picture of a man.
combustible celluloid ****: I found that it doesn't make any sense. You just have to let the weirdness and anarchy wash over you, and enjoy it like a fresh dip in a lake. The key thing about the movie is that Vigo is able to let his anxieties, passions, dreams, and feelings come out lucidly on the screen. He wasn't hiding anything. He was a great poet. (He died at the age of 29 of tuberculosis, having only completed 2 short films and 2 features.)
IMDB
Christopher Smith, 2005
Reparto: Franka Potente (Kate), Sean Harris (Craig), Vas Blackwood (George), Ken Campbell (Arthur), Jeremy Sheffield (Chico), Paul Rattray (Jimmy), Kelly Scott (Mandy), Debora Weston (Mya), Emily Gilchrist (Karen).
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Terror a secas

Hay dos géneros de cine que no deberían rodarse a palo seco, hablo de la comedia y del terror. Las comedias que buscan hacer reir por reir acaban no haciendo gracia. Una buena comedia debería tener un fondo dramático, un conflicto de personajes, o una caracterización curiosa. Con el terror ocurre lo mismo. El susto por el susto se queda en nada. Las grandes películas de terror hablan en realidad de algo más, del contagio del sida, del peligro radiactivo, de la muerte y la vida. “Creep” me parece terror por terror.

Una chica coge el metro para ir a una fiesta donde sabe que estará George Clooney. Pero se queda dormida en el andén y cuando despierta está sola, el último tren ha pasado. Oye otro tren y lo coge. En el vagón aparece un compañero de trabajo que intenta violarla. Un hombre que no vemos ha asesinado al maquinista y también se ensaña con el violador. Después la persigue a ella.

Del carnicero poco sabemos. Unas fotos quieren sugerirnos cual fue su infancia, y de donde viene su falta de sensibilidad. Goleman explicaba en “La inteligencia emocional” que algunos asesinos en serie sufrían un problema cerebral que les hacía insensibles al dolor, tanto al propio como al ajeno. En una de las escenas, el agresor implora piedad, pero no es una reacción suya, imita a una de sus víctimas que hemos oído decir lo mismo y con las mismas palabras.

No sé si para bien o para mal, la película no ha buscado un malo interesante. El malo interesante llegó a su culminación con Hanibal Lecter y tuvo un buen imitador en Seven. El malo de “creep” no pasa de cruel, y no tiene una lógica contundente. Tiene, eso sí, una guarida. Una especie de sótano en las cloacas que usa como una especie de despensa. La idea carece de sentido, aunque sirve para crear su momento de claustrofobia. También carece de sentido que el compañero de trabajo de Kate viaje en el tren, o que todos los crímenes ocurran en una noche en vez de alargarse años o lustros.

“Creep” cumple las consignas del género de un modo burocrático. La protagonista no está sola. En el metro encuentra a unos mendigos y a otra víctima Los compañeros de fatigas alivian la tensión que de lo contrario sería insoportable. Por otro lado alimentan la ración de carne que exige la impiedad del malo y la adrenalina del público. El espectador participa en un juego en el que sin saberlo sólo le importa el destino de una persona, y puede prescindir de las demás. La cadena de asesinatos y brutalidades nos ayuda a entender, con bastante claridad, cual puede ser el futuro de la chica si el malo la alcanza.

El duelo entre la víctima y el agresor es inevitable. La lucha es desigual, y no porque el monstruo sea más fuerte, sino porque la chica es chica. Ella está lastrada todo el tiempo por la compasión y él no.

Francisco Marinero *: Smith recurre a un terror menos sutil, más truculento, para espantar a Franka Potente (entrenada en películas anteriores para estos papeles, en especial en 'Anatomía') y a los espectadores. Tanto en la claustrofobia como en la truculencia se utilizan todo tipo de recursos muy clásicos, y todavía eficaces, del género; sin embargo, el guión se permite unas inverosimilitudes escandalosas.
Antonio Trashorras ***: El primer largometraje escrito y dirigido por Christopher Smith queda enmarcado en cierta copiosa tradición del horror inglés que podríamos etiquetar como de susto, carrera y batacazo, cuyo germen literario se remontaría a los toscos penny dreadfuls victorianos, origen de toda una forma popular de entender por completo ajena a la célebre flema británica.
Intento bastante certero de confeccionar un film de pánico y asco, digamos, como los de antes, es decir, sin coartadas psicológicas, asomo de corrección mensajística ni temor al impacto gratuito, Creep debe contemplarse como un tan humilde como honesto carrusel de tensión y desagrado, un poco a la manera de La Casa de los 1.000 Cadáveres, sin su exquisitez audiovisual, desde luego, pero sí con el mismo espíritu noqueante, nihilista incluso. Bienvenido sea el terror de clase baja.

Rotten Tomatoes: 60%

Vuelta a empezar

Por enésima vez, no sé si tercera o cuarta, los comentarios del blog dejan de funcionar. Esta vez me ha fallado enetation. He tenido que cambiarlo por Haloscan. Y he perdido, mil disculpas otra vez, los comentarios de los lectores.
Kim Ki-duk, 2004
Reparto: Lee Seung-yeon (Sun-hwa), Jae Hee (Tae-suk), Kwon Hyuk-ho (Min-kyu), Joo Jin-mo (Detective Cho), Choi Jeong-ho (Funcionario de prisiones), Lee Dah-hae (Ji-eun), Park Dong-jin (Detective), Moon Sung-hyuk (Sung-hyuk), Park Jee-ah (Jee-ah).
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Okupar otra vida

Tae-suk es un joven universitario que viaja en una moto último modelo y ocupa las casas de gente que ha salido de vacaciones. Su truco consiste en dejar publicidad de restaurantes en la cerradura, así cuando vuelve sabe que no hay nadie si no han tocado el papel. Una vez en un hogar, Tae-suk disfruta de la comida, pone la música, o la tele, y arregla los aparatos que ve averiados, una pistola de juguete, un reloj, un equipo de música, una balanza. Cada hogar tiene algo que arreglar. No rompe nada, no ensucia, no roba. El hogar donde encuentra la mayor avería es también el más pijo. Un ejecutivo vive un matrimonio desastroso con una mujer a la que maltrata.

“Hierro 3” es una película casi tan geométrica tan limpia y elemental como la anterior “Primavera, verano, otoño, invierno... primavera” del mismo director coreano. Quizá la sencillez esté en la falta de diálogo. La chica no dice más de tres frases. Ki-duk nos cuenta sus historias con la cámara, no con el micrófono.

Lo cierto es que Tae-suk no hace daño a nadie, pero se lo hacen a él y rompe el pacto que respetaba con todos los hogares que invadía, al menos lo rompe en un punto, el de su presencia. Este personaje es una creación insólita, una especie de voyeur, un hombre que necesita ocupar el lugar de otros, o vivir sus vidas. Es un personaje inagotable; un personaje que conduce una historia que va creciendo a cada minuto. Un relato casi perfecto.

Si alguien me dejara hacerlo yo le podaría ese triángulo amoroso sacado de una telenovela rancia, el típico triangulo agresor-víctima-salvador. También me chirría el gusto oriental por el desquite en una película como esta, pero la genialidad de usar ese palo de golf, el Hierro 3, obliga a perdonárselo todo a esta pequeña joya.

Roberto Piorno @@@@: cinta hermosa y desafiante que diserta con voz burlona sobre el cautiverio, la naturaleza de los apegos y la deshumanización materialista.
Mirito Torreiro ****: Hierro 3, curioso título que esconde una metáfora (para un jugador de golf, es el palo que menos se usa¿ tan raro al menos como el protagonista del film, que utiliza en un cierto momento un palo para defender a la mujer que lo atrae)
[...] las andanzas aparentemente absurdas del personaje son la perfecta parábola para entender el absurdo de la vida contemporánea, hecha de la búsqueda de la propiedad, de la posesión, carente por completo de humanidad. Ki-duk utiliza pues un personaje que es en sí una incógnita, pero también un espejo: es el que nos permite vernos en nuestra tranquila alienación, en nuestra vida materialista, en un presente sin apenas resquicios de futuro.
Eric Campos ****: Ever have that pesky remote control start working fine for you all of a sudden? Perhaps Tae-suk paid you a visit while you were out at work or away on vacation. Something to think about, isn’t it?
The biggest thing here is, if you love quiet movies, where the characters don’t need to speak to each other to establish relationship, carry the story and initiate action, then "3-Iron" is exactly what you’re looking for. Throughout Tae-suk and Sun-hwa’s interesting relationship, it’s not shown that they say word one to each other, however, you bond with them as they bond with each other through their charming, if somewhat detached, interaction. It’s a love story without all the verbal hooey and it hits harder than most.
Alberto Bermejo ***: El coreano Kim Ki-Duk, deslumbrante en algunas de sus películas, como 'La isla', con la que se dio a conocer en España, y sobrevalorado en otras, como la irregular 'Primavera, verano, otoño, invierno y primavera', es un audaz y prolífico autodidacta que en ocasiones ha sacado oro de su intuición -asociando con estremecedora naturalidad conceptos morales o dimensiones estéticas tan aparentemente antagónicos como belleza y crueldad, acuñando imágenes genuinamente impactantes, alejadas de cualquier sombra de artificio, al servicio de historias narrativamente sencillas pero evocadoras de la complejidad cultural de la que procede- y en sus momentos menos inspirados ha sabido imitar sus propios hallazgos, convirtiéndolos en voluntariosa metáfora de la realidad o infundiéndoles una resultona espiritualidad, como de catequesis oriental.

Rotten Tomatoes

Saw

James Wan, 2004
Reparto: Leigh Whannell (Adam), Cary Elwes (Dr. Lawrence Gordon), Danny Glover (Detective David Tapp), Ken Leung (Detective Steven Sing), Dina Meyer (Kerry), Mike Butters (Paul), Paul Gutrecht (Mark), Michael Emerson (Zep Hindle), Benito Martinez (Brett), Shawnee Smith (Amanda).
Guión: Leigh Whannell; basado en un argumento de James Wan y Leigh Whannell.
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Oriental y macabra, valga la redundancia

Aunque un director macabro puede jugar con nosotros durante hora y media a lo que él quiera y someternos a las mismas torturas que a sus cobayas, el espectador siempre tiene un dequite cuando baja el telón. Uno tiene derecho a pedir explicaciones e indemnizaciones morales. Por mucho que el director se pase, sabe que cuando se encienda la luz, el que estará en la picota será él. James Wan trata de irse de rositas con un final de cajas chinas, con uno de esos artefactos llenos de sorpresas que hacen las delicias de todos los guionistas perezosos de nuestro tiempo. Pero el Señor Wan no se va a ir sin que le diga un par de cosas.

“Saw”es una historia de serial killer psicópata en la que, por fin, se destapa el pastel. Prepárense: el aseino y no la víctima es quien tiene razón. El fondo moral es que la gente no aprecia lo que tiene, no sabemos lo felices que somo por estar sanos y tener un trabajo. El asesino no se limita a inventar juegos complicados para matar, sino que obliga a sus víctimas a elegir entre opciones siniestras. Por ejemplo, una chica tiene que buscar una llave en el estómago de su compañero de celda si no quiere que le estalle el cráneo con una trampa para osos.

Hay un momento de éxtasis en el que coinciden tanto “Saw” como “Old Boy”. Es el momento en el que el protagonista teme perder lo que más quiere y se rebaja hasta lo más hondo. Ya no es un héroe, ya no va a luchar más. Su rendición es incondicional y la firma con una mutilación. No sé muy bien que tipo de placer supone ver algo así, lo mismo que no entiendo que placer tiene comer pescado crudo, pero visto de lejos diríase que a cierto tipo de espectador le gusta la claudicación del héroe, tanto o más que verle los pechos a la protagonista. Lo supongo porque los creadores siempre sacan esa jugada con un aura de satisfacción que parece que acaban de enseñar una escalera real en medio de una partida de poker.

Yo no pretendo defender los esquemas tradicionales de Hollywood, y de hecho, a veces noto cierto cansancio, pero si van a renovar el cine de hoy con esta casquería sanguinaria, que me dejen como estoy.

Alberto Bermejo: Más que inspirarse en casos reales, que también, o en películas anteriores afines -no se puede dejar de pensar sobre todo en 'Seven' durante su proyección-, los mecanismos argumentales de 'Saw' parecen proponerse como reto o sofisticado modelo para futuros asesinos en serie faltos de ideas propias.
Javier Ocaña: La originalidad de los aesinos en serie ha llegado a tal extremo de virtuosismo que el de Saw ni siquiera se tiene que dar el trabajo (físico y moral) de acabar con sus víctimas; son otros los que lo hacen por él, eso sí, inducidos por macabros juegos pergeñados por su mente perversa.
[...] Wan es un profesional avispado pero no lo suficientemente inteligente como para haberse dado cuenta de que cuando saca la acción al exterior del cuarto de baño decae mucho enteros.
Cranky (-3): Here begins the most ridiculously contrived horror film of all time. It's a movie whose horror is impossible to follow because the set-ups required to put all the action together are so completely stupid.
Ebert **: "Saw" by contrast depends on an improbably devious and ingenious villain who creates complications for the convenience of the screenplay. Named "The Jigsaw Killer," he joins that sturdy band of movie serial killers with time on their hands to devise elegant puzzles for their victims and the police. Sometimes that works, as in "The Silence of the Lambs," and sometimes we simply feel toyed with. That said, "Saw" is well made and acted, and does what it does about as well as it could be expected to. Horror fans may forgive its contrivances.
A movie that conceals the identity of a killer is of a lower order, in general, than one that actually deals with him as a character. To get to know someone is infinitely more pleasing than to meet some guy behind a hockey mask, or in a puppet suit, or whatever. There is always the moment when the killer is unmasked and spews out his bitterness and hate and vindictive triumph over his would-be victims. I find it a wonder this obligatory scene has survived so long, since it is so unsatisfying. How about just once, at the crucial moment, the killer gets squished under a ton of canned soup, and we never do find out who he was?

Rotten Tomatoes: 46% $55m.

Life aquatic

Wes Anderson, 2005
REparto: Bill Murray (Steve Zissou), Owen Wilson (Ned Plimpton), Cate Blanchett (Jane Winslett-Richardson), Anjelica Huston (Eleanor Zissou), Jeff Goldblum (Alistair Hennessy), Willem Dafoe (Klaus Daimler), Michael Gambon (Oseary Drakoulias), Bud Cort (Bill), Seymour Cassel (Esteban), Noah Taylor (Vladimir Wolodarsky), Robyn Cohen (Anne-Marie Sakowitz).
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Recital Murray

Si no tuvo usted suficiente viéndole cazar fantasmas, si no le bastó con esa fina ironía en Tokio invitando a salir a Scalett Johanson. Si a usted no se le sale el toque Murray por las orejas, entonces puede darse el gusto de seguir con el empacho. Life aquatic no tiene guión ni personajes ni sentimiento ni vida, basta Murrray, con él ya no hace falta nada más. Murray se pasa media película encajando fracasos aceptando sus defectos riéndose de si mismo. La otra media es aún peor, la dedica a demostrarnos que también tiene corazón. Le sale un hijo, o alguien que dice serlo.

La excusa argumental para que Murray se ponga todos los trajes y poses es una especie de Cousteau que dice buscar el tiburón jaguar por el interés científico de la venganza. El proyecto naufraga constantemente, porque Murray no es un héroe victorioso, oh, que majo; le faltan fondos, los ayudantes tienen problemas. Sufren accidentes, chapuzas y un asalto pirata, que sirve para que de paso nos muestre otra faceta ¿la adivinan?

Si vuelvo a ver la palabra Murray en la ficha de una película la pongo en cuarentena aunque sea un primo suyo ingeniero de sonido.

Méndez-Leite @: Al borde de la serie Z española o italiana de los años 60, esta vida acuática propicia la triste reflexión sobre el desperdicio de talentos como Cate Blanchett, Angélica Huston, Willem Dafoe o Michael Gambon, gracias al despiste de una crítica capaz de encontrar valores artísticos en una lata de sardinas revenidas.
Alberto Bermejo ***: Lo verdaderamente complicado es situarse respecto a esta comedia que nunca acaba de desvelar si va en broma o en serio, divertidísima a ratos, incluso gamberra, melancólica y sombría en ocasiones, repleta de detalles ingeniosos, que destila ambigüedad y desconcierta por la torpeza desinhibida, se diría que voluntaria y nada casual, que se cuela por sus rendijas en los momentos en que afronta o ridiculiza los géneros de acción o de aventuras.
Jordi Costa *****: Bill Murray, que ya había revelado su control de la sutileza y el microgesto en Rushmore, no es exactamente Jacques-Yves Cousteau, pero como si lo fuera. Su personaje encarna a Cousteau como símbolo, como imagen heroica de una vida adulta deseable, que, en el fondo, no es sino una infancia postergada. Y, por tanto, disfuncional. Y, por tanto, dolorosa. Life Aquatic, película rara y fascinante como un pez abisal, propone la comprensión de un ente mitológico en tanto que ente melancólico. El tema ya estaba presente, de otra manera, en Rushmore, donde Bill Murray era la imagen futura de un Jason Schwarztman que asumía su primera experiencia de renuncia.
En Life Aquatic, Murray es y no es Cousteau, del mismo modo que es y no es un Ernest Hemingway (o un capitán Acab) dispuesto a aplazar su confrontación final con la muerte. Entre otras cosas, porque la muerte puede ser un tiburón de paralizante belleza e hipnóticos colores. Algo de lo que (también) enamorarse. Wes Anderson construye su acuario en unas aguas francas equidistantes del Méliès de 20.000 lieues sous les mers y el Jerry Lewis de El terror de las chicas, congelando el humor en el punto justo de estólida desesperación marcado por Charles M. Schulz. Poeta, mago, equilibrista, heredero de Preston Sturges y perro verde, Wes Anderson exotiza su propuesta con peces oníricos diseñados por Henry Selick y canciones del primer Bowie desgranadas en portugués, y en acústico, por el Seu Jorge de Ciudad de Dios. El resultado es la película que podría haber soñado Tintín el día en que descubrió que el capitán Haddock era un tipo tan melancólico, solitario y anacrónico como él.
Glenn Kenny ****: There are those who hold that Anderson is some kind of snooty postmodern ironist; I find his pictures full of actual emotion, albeit emotion modulated by a wry, sometimes rueful whimsy. (I can’t imagine how anyone could see Rushmore’s fadeout, to the strains of Faces’ “Ooh La La,” as anywhere near snarky.) This picture, more than anything Anderson’s done, privileges imaginative exuberance over ham-fisted emotional “impact”; I savored every frame and gorged on every sound (being a fan of ’70s Bowie helps).
Mr Cranky (-3): There may be people who enjoy existing in this world of a third-rate oceanographer in the mold of Jacques Cousteau, but I liken it more to being at a party with a bunch of people you don't know and don't really want to know. They all seem weirdly interesting, but at the end of the day, their problems and lives don't really link up to anything real.
This is a continuation of Anderson's examination of father/son relationships from "The Royal Tennebaums." I'd like to suggest another subject because this one seems painfully worn out. I already watched a father in a Wes Anderson movie who was incapable of recognizing his own failures with his family. Why do I have to watch it again? The fact that this time it takes place on a boat doesn't really make it any different or any better.
Ebert **: So you see, it's that kind of movie. The colors are like the pastels produced by colored pencils, and kind of beautiful, like the shark. The action goes through the motions of slapstick at the velocity of dirge. Steve Zissou seems melancholy, as if simultaneously depressed that life is passing him by, and that it is taking so long to do it.

Rotten Tomatoes: 49% $24m.

Robots

Chris Wedge y Carlos Saldanha, 2005
Doblaje original: Ewan McGregor (Rodney Copperbottom), Halle Berry (Cappy), Greg Kinnear (Ratchet), Mel Brooks (Bigweld), Drew Carey (Crank Casey), Jim Broadbent (Madame Gasket), Amanda Bynes (Piper Pinwheeler), Robin Williams (Fender).
Guión: Lowell Ganz y Babaloo Mandel.
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Inocua

A veces concluyo un trimestre poniendo a mis alumnos una película de dibujos animados en inglés después de los exámenes. Mientras pongo orden me fijo en sus reacciones y eso me sirve como un banco de pruebas sobre la película. Por ejemplo hay una escena de “Beauty and the Beast” en la que se acaban por completo los murmullos. Es la famosa escena de los lobos; Belle ha escapado del castillo y la Bestia, que la ha seguido, pelea contra las fieras hasta que cae desplomado. Belle coge las riendas del caballo para huír, pero vuelve la cabeza y cambia. Este año les he puesto el DVD de Shrek 2 y tengo que decir que no supera muy bien la prueba. Bien mirado, Shrek no es más que “La bella y la bestia” vuelta del revés, y con un aire más gamberrillo. La Bestia es un príncipe convertido en monstruo que quiere volver a ser guapo; Shrek es un monstruo convertido en príncipe que quiere volver a ser feo. Shrek no es tan cinemática, ni tan rica. Una vez le quitas las puyas contra la cursilería Disney se queda en nada. Pero es un éxito, de ventas, y de objetivos porque Dreamworks ha hundido a Disney.

Robots no está metida en este jaleo. Viene de la Fox, igual que Anastasia y Titan A.E., y está dirigida por los mismos autores de Ice Age. No toma partido por el azucar ni por la trangresión. Por desgracia tampoco toma mucho partido por la emoción. Los creadores confunden el movimiento con el frenesí y se olvidan de que no son dos cosas intercambiables. La escena que describía al principio de Belle con las riendas de su caballo eligiendo entre volver a casa o ayudar está llena de acción, se trata de tomar partido. En cambio la montaña rusa de la ciudad que representa el transporte público es puro frenesí. Está lleno de movimiento, pero puramente mecánico. Al final de la película, la inevitable escena de persecución vuelve a los mismos toboganes. Eso es un acierto, ahora que nos conocemos las complicaciones no viene mal volver a ellas. Y los creadores pueden reutilizar el sinfín de cachivaches que habían inventado. Para colmo de virtuosismo les deja espacio para encajar sus citas cinéfilas y musicales como Hal 9000 de la Odisea espacial, Cantando Bajo la lluvia, el Mago de Oz, Britney Spears...

Temáticamente no trae muchas novedades. Un joven robot lleno de ideas viaja a la ciudad para conocer al Gran Soldador, pero ocurre que este ha sido secuestrado y ahora la ciudad no produce piezas nuevas, sino que un monopolio quiere destruir todos los robots y cambiarlos por actualizaciones. La batalla se da entre los simpáticos robots imperfectos y el tiburón sin escrúpulos que vende las actualizaciones.

La parábola tiene lugar en un mundo de robots, y es de agradecer que los creadores y los guionistas se haya metido tan de lleno en el propio mundo robótico hasta hacernos olvidar, en ocasiones que pueden ser cosas humanas. Es lo contrario que le ocurre a otras películas donde el universo donde se mueven los personajes apenas disimula que es un disfraz, le ocurría a “El espanta tiburones”, o al “Rey León”, o a “El planeta del tesoro”.

La riqueza visual y cinetica de Robots es casi agotadora, sin embargo no redunda tanto en sus resultados. El mundo de la animación por ordenador está ahora mismo en el mismo estadio creativo que un cuadro flamenco. Ha aprendido a representar uno a uno todos los objetos que abarca la vista, pero en su perfección se olvida del espectador que sólo puede concentrarse en uno. El barroquismo de estos creadores tiene mucho de exhibicionismo. Cada película puede presumir de superar los logros de la anterior, pero estoy seguro que alguien con muchos menos medios puede darles una lección de cine; denle tiempo.
Roberto Piorno @@@: Wedge propone en esta ocasión una metáfora tímida y naif del desarrollismo desbocado y el consumismo tecnológico desmedido, sublimado en esas mil fascinantes formas de vida inanimada que habitan en la espectacular arquitectura de Ciudad Robot. Divertimento de altura con consabida moraleja de perseverancia en los sueños.
Mirito Torreiro: Detrás de su apariencia de inocuo filme para niños, de su por otra parte, portentosa imaginería visual, Robots esconde un efectivo, artero discurso sobre la organización social, una desembozada apelación al capitalismo con rostro humano, personificado en una especie de Bill Gates todopoderoso que, en el mundo paralelo de los robots, ejerce el patronazgo que le brindan tanto su buen caracter como su mejor sentido.

Guiños

GUIÑO CINÉFILO: Casi al final del filme, como homenaje a una de sus películas favoritas, Wedge y sus colaboradores incluyen un cameo inesperado: el del mismísimo Hombre de Hojalata de 'El Mago de Oz', versión 1939.

DE ÉPOCA: Otro guiño a la cultura popular de las últimas décadas está representado por la aparición, en una fiesta, de un robot bailando al estilo 'mecánico' puesto en boga por Michael Jackson en los años 80.

CENSURA: El productor, realizador y actor Mel Brooks, que dobla en inglés al personaje de Gran Manivela, solía concluir sus parlamentos con palabrotas. Todas ellas fueron cortadas de la versión final.

ANTECEDENTES: En el currículo personal del codirector de la película, Carlos Saldanha, figura su participación, en calidad de programador digital de efectos especiales visuales, en 'El hada novata' (1997) y 'El club de la lucha' (1999).

DECORADOS: Robociudad es una mezcla entre Los Ángeles, Nueva York y la fantasía arquitectónica que aparecía en 'Metrópolis', el inmortal clásico de Fritz Lang.

BROMAS: Entre sus numerosos 'gags', con referencias a situaciones cotidianas, el más celebrado por el público es uno en el que un teléfono con vida propia hace una caricatura de los anuncios de ofertas con los que nos bombardean las compañías de telefonía.

Metropoli

Rotten Tomatoes: 66% $63m.

La quimera del oro

“The gold rush”
Charlie Chaplin, 1925
Reparto: Charles Chaplin (El buscador de oro solitario), Mack Swain (Big Jim McKay), Tom Murray (Black Larsen), Henry Bergman (Hank Curtis), Malcolm Waite (Jack Cameron), Georgia Hale (Georgia)
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Abajo el cine sonoro

Chaplin fue uno de los firmantes del manifiesto contra el cine sonoro, y, viendo La quimera del oro, es fácil entender por qué. El cine mudo plantea una serie de retos, que en esta película llegan a la solución más creativa imaginable. El arte, la imaginación, la personalidad del artista se mide en su respuesta a unos problemas dados. Es comprensible que una vez resueltas las limitaciones de la falta de sonido con semejante maestría como la de esta película, el diálogo apareciera como un intruso.

La quimera del oro está montada en tres capítulos casi independientes. En la primera parte un Charlot hambriento y aterido trata de refugiarse en una cabaña ocupada por un delincuente. Sabemos que Black Larsen es un foragido porque en la estufa quema un pasquín de busca y captura con su foto. La explicacion viene dada con una solución visual que a la misma vez anima el relato. Chaplin podría argumentar que en una película sonora alguien diría en voz alta que es un foragido sin más, y eso no tiene arte ni inventiva.

Cerca de la cabaña, Big Jim ha encontrado oro, pero tiene que buscar refugio. La maldad de Larsen, la inocencia de Charlot, la bondad brutal de Big Jim no se perciben de otra manera que con sus gestos y movimientos. Cuando pasan los días el hambre hace estragos. Casi todo el mundo conoce la escena de la bota. Charlot la cocina como un chef de lujo, prepara la cena en dos platos bien servidos y se relame chupando los clavos, como si fueran los huesos de un pollo exquisito. Cuando el hambre arrecia llegan las alucinaciones. Charlot cree que Big Jim se ha comido al perro. La maestría está en mostrarnos lo que un personaje piensa, sin que diga nada. Big Jim ve a Charlot como un pollo inmenso y este tiene que escapar de su amigo.

La segunda parte relata la historia de amor en el pueblo minero. Y de nuevo bastan dos pinceladas visuales para mostrar una relación compleja. Charlot entra en la taberna y se enamora de la chica. Un hombre alto y guapo la corteja, pero ella sabe que no es sincero, por eso baila con el vagabundo. Charlot, lejos de lucirse, tiene que luchar contra unos pantalones que se le caen y todos los objetos llenos de vida que se empeñan en dejarle en mal lugar.

Sin oír una sola palabra, el espectador está dentro del juego y ha tomado un partido. Quiere que el vagabundo sinceramente enamorado, pero torpe, venza al guaperas sobrado, pero falso. Los dos pelean y un accidente hace que parezca que Charlot gana. Si en la primera parte hacía falta imaginación para mostrar el hambre de los mineros, ahora se trata de expresar, sólo con imágenes, el amor callado que el protagonista siente por la chica. Una foto bajo la almohada, una cita a la que ella falta, un sueño.

La tercera parte empieza con la vuelta a la cabaña y una última secuencia loca, la última prueba. La cabaña se desplaza hasta un acantilado y los dos protagonistas casi caen al vacío. Charlot confunde el balanceo con la resaca del alcohol. Mas tarde los dos millonarios vuelven de alaska en un crucero y Charlot posa para la prensa vestido de vagabundo. La muchacha lo encuentra y lo confunde con un polizonte asi que lo esconde. El happy end del hombre pobre convertido en rico, de la chica que lo acepta sin saberlo es tradicional, la forma de contarlo es Arte con mayúscula.

Tim Dirks: The Gold Rush (1925) is the quintessential Chaplin/Little Tramp film, with a balance of slapstick comedy and pantomime, social satire, and emotional and dramatic moments of tenderness.
DVD Town

Rotten Tomatoes 100%

Kinsey

Bill Condon, 2004
Reparto: Liam Neeson (Alfred Kinsey), Laura Linney (Clara McMillen), Chris O'Donnell (Wardell Pomeroy), Peter Sarsgaard (Clyde Martin), Timothy Hutton (Paul Gebhard), John Lithgow (Alfred Sequine Kinsey), Tim Curry (Thurman Rice), Oliver Platt (Herman Wells), Dylan Baker (Alan Gregg), Lynn Redgrave (Entrevistadora).
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Es fácil tener razón

Toda la película está salteada de escenas que muestran como Kinsey entrenaba a sus entrevistadores para que llegaran a la información secreta de los encuestados. El proceso de recogida de datos marca el ritmo, y parece decirnos: esta es la historia de un científico y de sus métodos.

En los cuarenta y cincuenta Alfred Kinsey publicó una serie de trabajos sobre la sexualidad de los norteamericanos, que, como es natural, estuvieron rodeados de polémica. Quizá él mismo la buscó. Abordó la homosexualidad no como un problema de blanco o negro, sino como una escala de uno a seis donde cada cual tiene un grado variable. Habló del sexo marital como una sola de las muchas posibilidades del americano, y no la más frecuente. Quiso hacer un estudio ajeno a la moral, y en algún momento la película apunta que también opuesto a ella. La biografía de Kinsey es la de un muchacho oprimido por un padre puritano y castrante que tiene que vencer muchas barreras para tener su propia vida sexual. Si la película es veraz venció más barreras incluso de las que son tolerables para el público de nuestro tiempo. Durante veinte años estudió una avispa de su continente que tenía infinidad de variedades, llego a recopilar más de un millón de ejemplares. La comunidad científica científica le dio una palmada en la espalda y se abstuvo de leer el aburridísimo trabajo, así que vistos los resultados Kinsey decidió consagrarse a otro campo que le ofreciera menos aplausos y más lectores.

Kinsey es una película de juicio. Sus estudios podían ser científicos, exactos o rigurosos, pero en el cine sólo hay espacio para la moral, para el blanco y negro, para la condena o la exaltación. Kinsey es criticado por la sociedad de su tiempo, por sus patrocinadores de la Fundación Rockefeller, por el claustro de la facultad. Se nos invita a pensar que injustamente. El héroe incomprendido es absurdamente atractivo.

Cada día tiendo más a pensar que la comedia es un género superior al drama. Kinsey es el mismo personaje que el de la familia Follen (Focker), sólo que incómodamente solemne. Si el estilo fuera honesto entenderíamos a sus rivales, o nos reiríamos de ellos, la caza de brujas, los pudores sexuales. En vez de ello, Condon ha entendido que su discurso debía encerrar un sermón contra el puritanismo y la América de Hoover que nadie pretende defender a estas alturas.

Spaulding: La otra visión de la película de Condon se centra en la respuesta negativa con la que los sectores más reaccionarios y moralistas recibieron el libro de Kinsey y las trabas que pusieron, ciertos grupos denominados cínicamente culturales, para que no se llegara a publicar un segundo volumen bajo el título de La Conducta Sexual de la Mujer. Y esta parte, la que a priori prometía ser la más interesante, está trazada de manera dispersa y sin profundizar en absoluto. Una lástima.
Stipey: Una muy buena manera de ver un tema como el sexo en el cine de otra manera, diferente a como estamos acostumbrados... Sorprende de principio a fin.
Alberto Bermejo **: Condon contempla a su personaje con veneración, reforzando desde todos los ángulos su opinión positiva sobre él. En esto tienen mucho que ver los actores, la brillante Laura Linney como la esposa y en primer término el espléndido Liam Neeson, que sustenta con precisión la imagen de profeta y la vehemencia honesta e irreductible del verdadero Kinsey, aunque a ratos el director subraye en exceso su faceta de mártir.
Méndez-Leite @@: Como 'El aviador' y, en menor medida, 'Ray', esta segunda película de Bill Condon, autor de la excelente 'Dioses y Monstruos', se debate con los graves problemas de contar toda una vida en un metraje insuficiente.
David Broc ***: Kinsey huye con firmeza tanto de cualquier concesión morbosa como de una mirada aséptica y discursiva. No es cursi, quizás puntualmente light, pero tampoco carga tintas. Y en ese envidiable terreno neutral, incluso dispone de fuerza para lanzarle, mediante la hipérbole paródica, una feroz diatriba al puritanismo yanqui.
Begoña del Teso: Kinsey, biografía de aquel científico que ya en mil nueve cuarenta y ocho publicó un libro titulado El comportamiento sexual del hombre, se empeñó luego en demostrar que las mujeres eran criaturas con vida, necesidades y apetencias sexuales propias, y más tarde luchó por hacer entender al mundo de que perversiones, lo que se dice perversiones sexuales, hay pocas y lo demás son magníficas fantasías de cada quien, no tendría por qué ser la tontada que realmente es como película.
Y que sea precisamente eso, una tontada, una pelmada, un lo de siempre: ascensión y caída de un visionario, da realmente pena. Pena de la grande. Kinsey es muy tontina y toda la fuerza se le va por la boca. Hablan demasiado en esa película. Hablan demasiado de sexo. No es que nos parezca que no se deba hablar de sexo pero sí que, excepto en sus diálogos, la película es de un recatado absoluto.

Famous Kinsey Sex Statistics
Some key findings of the Kinsey Report (from interviews conducted in the forties and fifties):
92% of all males and 62% of females reported masturbating (Kinsey, 1953)
46% of the male population had engaged in both heterosexual and homosexual activity
40% of men preferred to have sexual activity with the lights on, versus 19% of women
89% of men and 64% of women used sexual fantasy to masturbate
49% of men had performed cunnilingus in their marriages, 45% of women had performed fellatio
68% of men and 50% of women had engaged in premarital sex
14% of women reported being multiply orgasmic, between 15-20% of men were multiply orgasmic in their early twenties, but lost the ability by 30 or 40
68% of men and 40% of women had their first orgasm through masturbtion.

The Kinsey Scale
The Kinsey scale is probably one of the most well-known outcomes of the the Kinsey Report, but it is often mistakenly cited as a way to identify sexual orientation. In fact, the scale helped Kinsey and his subjects describe their sexual histories, on a scale of zero to six, with zero being exclusively heterosexual, and six being exclusively homosexual. Since many of his subjects had had same sex experiences, this allowed Kinsey to more accurately reflect the complexity of human sexual behavior.

About | Kinsey Institute



Rotten Tomatoes 87% $10m

Hitch: especialista en ligues

Andy Tennant, 2005
Reparto: Will Smith (Alex "Hitch" Hitchens), Eva Mendes (Sara Melas), Kevin James (Albert Brennaman), Amber Valletta (Allegra Cole), Michael Rapaport (Ben), Adam Arkin (Max Trundle), Julie Ann Emery (Casey), Kevin Sussman (Neil), Robinne Lee (Cressida), Nathan Lee Graham (Geoff), Jeffrey Donovan (Vance), Paula Patton (Mandy).
Guión: Kevin Bisch.
* * *
Consejos prácticos

Había en el barroco compositores que dejában en sus sinfonías en blanco la parte del primer violín. Lo dejaban a la improvisación y al virtuosismo del intérprete. Ellos controlaban lo demás. Hoy le ocurre lo mismo a Hollywood. Por eso me parece exagerado que se hable de estas películas como simples hamburguesas. Es cierto que los finales se escriben con estadísticas, y que uno se va a casa con una moraleja elaborada por cien expertos de marketing y envasada al vacío. Pero incluso en estos productos, hay ingredientes personales.

En Hitch me parece inolvidable la primera media hora donde Will Smith se presenta y nos explica su trabajo. Los consejos que da a sus clientes son dignos del mejor Moliere, o de Baltasar Gracián. Son cosas de la vida misma, metáforas sobre el arte de ligar, trucos y recetas para venderse uno mismo, finas observaciones sobre el cortejo, sobre la comunicación no verbal. La cámara ofrece un muestrario riquísimo de hombres y recetas a ritmo de videoclip de modo que nos da tiempo a sorprendernos, quizá a sentirnos desnudados, pero no a reflexionar sobre ello; es cine, no literatura de autoayuda.

Los productores son tiránicos con sus finales. Este no era el más apropiado al desarrollo, para mi gusto, pero cumple con los cánones. Cuando se acerca al protagonista la trama desarrolla el tema de Jane Austen en “Orgullo y prejuicio”. Hitch vive su historia de amor, y la muchacha, al descubrir que es un profesional, lo prejuzga.

¿Puede un profesional del amor enamorarse de verdad? ¿Puede un gionista tramposo ser sincero consigo mismo mientras nos manipula como simples cobayas? ¿puede un productor pensar en el espectador sin acordarse de los seis euros que lleva en el bolsillo? La respuesta la tiene el actor. Will Smith tiene la papeleta de saltar al vacío. Tiene que actuar para que sepamos que no actua, tiene que mostrar amor sin ser un profesional del amor, tiene que ser un amateur en vez de un veterano. ¿Cómo resuelve esa papeleta? La respuesta es penosa. Confórmense con la primera media hora de consejos prácticos.

Por último queda otra tiranía. La tiranía social de lo políticamente correcto. Un hombre con trucos para ligar es como una quintaesencia del machismo. La mitad de los espectadores no va al cine a ver la película sino a escuchar un sermón socialmente aceptado, a juzgar. Así que Hitch tenía que tranquilizar muchas conciencias. Lo hace de maravilla, claro. Esa asignatura la borda cualquier guionista de medio pelo. Hitch no acepta clientes que quieren rollos de una noche, tirarse a la dama y adiós. De hecho el malo de la película sale de aquí.

Begoña del Teso: Como mandan los cánones de la comedia, tanto de la buena como de la mala, el pobre casamentero-celestino e incluso, en opinión de algunos, Cyrano, no da una. Es decir, a las chicas les gusta de sus clientes justo lo que él intenta borrar de sus mentes, actitud y cuerpo.
Es decir, cuando, por exigencias del guión, también él encuentra a la que parece será su media clementina, resulta que le fallan las palabras, argucias y todo lo demás. Así de sencillo, así de viejo, así de habitual, en el cine de consumo rápido.
Y sin ningún fogonazo de ingenio, inteligencia o encanto por parte de nadie.
Stipey: "Hitch" es una de esas películas con un argumento sencillo, que abre un amplio abanico de situaciones y que consigue cerrarlas todas sin fisuras y de una manera bastante sencilla, incluso, consigue en algunos momentos jugar con la complicidad del patio de butacas, ya que te dan información adicional que los protagonistas solo tienen "muy por encima". Asi que partes con cierta "ventaja" argumental que hace que estemos ante una cinta donde el "buen rollito" y lo no siempre politicamente correcto, sea lo imperante en la película.
Oscar L. Belategui: Predecible hasta decir basta, ‘Hitch’ desprende, según algún crítico, toneladas de misoginia: viene a ser algo así como una versión en celuloide del finiquitado ‘reality’ de Antena 3 ‘El equipo G’, donde un grupo de gays aconsejaba a un heterosexual cómo seducir a la mujer de sus sueños.
Mr Cranky -3: In what seems like five minutes, Hitch teaches Albert how to be suave, not spill food down his shirt, dance without looking like an imbecile, and kiss a woman so that she becomes his love slave. It's the equivalent of teaching a weekend griller how to be a master chef by having him lick lobster bisque off a used spoon.
This is yet another film about the beautiful people and their never-ending problems. Poor Hitch and poor Sara are birds of the same feather -- guarded souls, each with a history of heartache that prevents them from taking that all-important leap and falling in love. God it must suck to be Will Smith and Eva Mendes. I felt so awful for them.

Rotten Tomatoes: 68% $121m.

Hotel Rwanda

Terry George, 2004
Reparto: Don Cheadle (Paul Rusesabagina), Sophie Okonedo (Tatiana), Nick Nolte (Coronel Oliver), Joaquin Phoenix (Jack), Desmond Dube (Dube), David O'Hara (David), Cara Seymour (Pat Archer), Fana Mokoena (General Augustin Bizimungo), Hakeem Kae-Kazim (George), Tony Kgoroge (Gregoire), Ofentse Modiselle (Roger).
* * *
¿A quién le importa un tutsi?

Hotel Rwanda es una película de valores, trata del valor que tiene la vida de unas personas para otras, y lo que representan. Es ese cine que se hace para acercarnos a un titular anónimo de un periódico poniéndole cara y expresión.

Los holandeses inventaron la división entre hutus y tutsis, más refinados los segundos, para tener dominada a la población. La guerrilla tutsi controla una parte del país. En el 94 gana las elecciones un presidente hutu, y es asesinado en un atentado. La población hutu y los paramilitares emprenden una venganza sin tregua. Los tutsis asesinados se acercaron al millón en un país que ahora tiene cinco millones y medio de habitantes. Y ¿qué hizo occidente?

Hotel Rwanda se concentra en un protagonista concreto de la tragedia. Paul Rusesabagina, el gerente del Hotel “Des Milles Collines”, es de raza hutu, pero está casado con una tutsi. Consigue todo lo que necesita con sobornos y botellas de Whisky. Y es de esa manera como consigue salvar a su esposa, a sus hijos y a los 1200 tutsis de una muerte segura.

Cuando estallan los disturbios confía en los occidentales. Pero ellos son los primeros en dejarle solo. Los blancos no son Tutsis, pero no les gusta ver sangre así que se van. La escena es desoladora. Paul debajo de la lluvia con cientos de tutsis que esperan que les ayude.

Luego utiliza su influencia con un general. Pero la influencia consiste en más sobornos y teme que el dinero se acabe. La cuestión de la película es: cuanto whisky y cuantas espuertas de francos rwandeses hiperinflacionistas hacen falta para que esas familias sobrevivan cada día sin que los paramilitares los descuarticen y los tiren a lago.

No me gusta ser un moralista. Más que nada porque los moralistas se atribuyen una superioridad moral que yo no tengo. Pero occidente debería ser coherente con lo que hace, y ya que nos importa un bledo el tercer mundo deberíamos regalarles armas nucleares para que se exterminen entre sí, en vez de preocuparnos porque las construyan.

Francisco Marinero **: George retrata muy bien a este personaje desde la presentación, donde subraya su modo de vida, exactamente igual al de cualquier padre de familia de clase media o alta europeo o norteamericano, y ese retrato lleva implícita la carga política o social característica de sus guiones: Paul, muy inteligente y profesional impecable, es un hombre perfectamente colonizado que sólo al comprobar cómo las antiguas potencias coloniales se inhiben ante la matanza se da cuenta plenamente de su condición de africano.

Roger Ebert ****: This is not the kind of man the camera silhouettes against mountaintops, but the kind of man who knows how things work in the real world, who uses his skills of bribery, flattery, apology and deception to save these lives who have come into his care.
A film cannot be about a million murders, but it can be about how a few people respond.
Mr Cranky –2: There are those scenes where Paul thinks his family is dead and he runs around only to spot them at the last second just before we figure we're going to have to watch him break down and cry. Ultimately, a million people were butchered by the Hutu militia and nobody ever stepped in to stop it.
I don't know why the world community has such an intractable indifference to African genocide (quick: name the current African genocidal crisis), but I do know that the next time the Africans want our help, their best strategy might be to move to the coast and hope to hell that a tsunami hits them.
Ann Hornaday: Hutus at the hotel during the crisis. But, as is made clear in "Hotel Rwanda," Rusesabagina was often a reluctant hero, more concerned with preserving his own job and family than with the plight of his neighbors. The great strength of "Hotel Rwanda" is that it's not about superhuman heroism but simply about human decency.
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