Hotel Rwanda

Terry George, 2004
Reparto: Don Cheadle (Paul Rusesabagina), Sophie Okonedo (Tatiana), Nick Nolte (Coronel Oliver), Joaquin Phoenix (Jack), Desmond Dube (Dube), David O'Hara (David), Cara Seymour (Pat Archer), Fana Mokoena (General Augustin Bizimungo), Hakeem Kae-Kazim (George), Tony Kgoroge (Gregoire), Ofentse Modiselle (Roger).
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¿A quién le importa un tutsi?

Hotel Rwanda es una película de valores, trata del valor que tiene la vida de unas personas para otras, y lo que representan. Es ese cine que se hace para acercarnos a un titular anónimo de un periódico poniéndole cara y expresión.

Los holandeses inventaron la división entre hutus y tutsis, más refinados los segundos, para tener dominada a la población. La guerrilla tutsi controla una parte del país. En el 94 gana las elecciones un presidente hutu, y es asesinado en un atentado. La población hutu y los paramilitares emprenden una venganza sin tregua. Los tutsis asesinados se acercaron al millón en un país que ahora tiene cinco millones y medio de habitantes. Y ¿qué hizo occidente?

Hotel Rwanda se concentra en un protagonista concreto de la tragedia. Paul Rusesabagina, el gerente del Hotel “Des Milles Collines”, es de raza hutu, pero está casado con una tutsi. Consigue todo lo que necesita con sobornos y botellas de Whisky. Y es de esa manera como consigue salvar a su esposa, a sus hijos y a los 1200 tutsis de una muerte segura.

Cuando estallan los disturbios confía en los occidentales. Pero ellos son los primeros en dejarle solo. Los blancos no son Tutsis, pero no les gusta ver sangre así que se van. La escena es desoladora. Paul debajo de la lluvia con cientos de tutsis que esperan que les ayude.

Luego utiliza su influencia con un general. Pero la influencia consiste en más sobornos y teme que el dinero se acabe. La cuestión de la película es: cuanto whisky y cuantas espuertas de francos rwandeses hiperinflacionistas hacen falta para que esas familias sobrevivan cada día sin que los paramilitares los descuarticen y los tiren a lago.

No me gusta ser un moralista. Más que nada porque los moralistas se atribuyen una superioridad moral que yo no tengo. Pero occidente debería ser coherente con lo que hace, y ya que nos importa un bledo el tercer mundo deberíamos regalarles armas nucleares para que se exterminen entre sí, en vez de preocuparnos porque las construyan.

Francisco Marinero **: George retrata muy bien a este personaje desde la presentación, donde subraya su modo de vida, exactamente igual al de cualquier padre de familia de clase media o alta europeo o norteamericano, y ese retrato lleva implícita la carga política o social característica de sus guiones: Paul, muy inteligente y profesional impecable, es un hombre perfectamente colonizado que sólo al comprobar cómo las antiguas potencias coloniales se inhiben ante la matanza se da cuenta plenamente de su condición de africano.

Roger Ebert ****: This is not the kind of man the camera silhouettes against mountaintops, but the kind of man who knows how things work in the real world, who uses his skills of bribery, flattery, apology and deception to save these lives who have come into his care.
A film cannot be about a million murders, but it can be about how a few people respond.
Mr Cranky –2: There are those scenes where Paul thinks his family is dead and he runs around only to spot them at the last second just before we figure we're going to have to watch him break down and cry. Ultimately, a million people were butchered by the Hutu militia and nobody ever stepped in to stop it.
I don't know why the world community has such an intractable indifference to African genocide (quick: name the current African genocidal crisis), but I do know that the next time the Africans want our help, their best strategy might be to move to the coast and hope to hell that a tsunami hits them.
Ann Hornaday: Hutus at the hotel during the crisis. But, as is made clear in "Hotel Rwanda," Rusesabagina was often a reluctant hero, more concerned with preserving his own job and family than with the plight of his neighbors. The great strength of "Hotel Rwanda" is that it's not about superhuman heroism but simply about human decency.

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