Cellular

David R. Ellis, 2004
Reparto: Kim Basinger (Jessica Martin), Chris Evans (Ryan), Jason Statham (Ethan), William H. Macy (Sargento Bob Mooney), Eric Christian Olsen (Chad), Noah Emmerich (Jack Tanner), Jessica Biel (Chloe), Richard Burgi (Craig), Eddie Driscoll (Ronnie), Eric Etebari (Dimitri).
Guión: Chris Morgan; basado en un argumento de Larry Cohen.
* * *
La llamada perdida del héroe

En más de una ocasión me he metido con Oscar Wilde porque su ingenio siempre me parece traído por los pelos. La acusación también vale para Garci, y para tantos, pero criticar dianas tan grandes me parece muy fácil, yo prefiero tomarla con Wilde. Los chistes de Wilde valen para cualquier ocasión, para cualquier cena, pero a él también se le ocurrieron en cualquier momento; luego buscaba cualquier excusa teatral y los iba largando uno a uno. Para mi gusto, el verdadero ingenio se mide dentro de la obra, el buen chiste resuelve los conflictos, no inventa otros, o bien caracteriza al personaje. Cellular es un ejemplo de eso que digo, todo el ingenio con que es resuelto cada momento de frenesí está afilado para esas situación y para el problema del móvil. Es una película cerrada dentro de sus premisas y calculada al milímetro para funcionar a la perfección.

El protagonista es un tipo egoísta al que ha dejado su novia por inmaduro. Nadie menos idóneo para hacer una heroicidad, pero ya se sabe que los héroes salen de donde menos lo esperamos. Una mujer es secuestrada por una banda mafiosa y su única esperanza es un teléfono roto con el que sólo puede llamar una vez y por tanto no puede descolgarse. El joven irresponsable se ve en sus manos con el destino de una familia inocente.

El verdadero protagonista es el móvil que dicta los vericuetos de la trama cuando se acaba la batería o la cobertura y que está lleno de sorpresas inteligentes porque no es un simple objeto. Hitchcock ya había dado buenas lecciones sobre el papel de los objetos inanimados, pero en este caso tiene el añadido de la tecnología.

La teoría del “Viaje del héroe” que tanto me gusta comentar y que sirve igual para Homero que para Stallone, dicta que antes del final es obligado que el héroe arriesgue su vida, y también que tarde en aceptar el riesgo de la aventura cuando se le llama. “La llamada del héroe” es la primera etapa del camino, pero en este caso, la llamada es telefónica y dura toda la película.

Enrique Colmena ***:Hay ocasiones en que un buen guión, o al menos una buena historia, puede salvar otras carencias. He aquí un caso: el director de este filme, David R. Ellis, es un "stunt", un especialista en doblar escenas de acción, con una larguísima carrera como tal, que derivó hace tiempo a dirigir las segundas unidades de algunas de las películas en las que intervenía.
Mirito Torreiro (El País): Pero, en realidad, hay otro protagonista, casi absoluto, de la función: un teléfono de última generación que es algo así como el elemento sin el cual, sencillamente, no habría película. Toda la acción se concentra pues en el teléfono y, como suele ocurrir en estos casos, el protagonismo del artilugio se antoja a ratos excesivo. Pero no cabe duda de que, como querría cualquier manual de guión para películas de acción, ese mismo protagonismo es el que espolea la imaginación de quienes escribieron el libreto, de ahí que, más que cualquier otra cosa, Cellular (así, con toda impunidad y con doble ll, como en inglés: a los distribuidores multinacionales ya no se les ocurre siquiera traducir los títulos, y todos tragamos) sea una suerte de "más difícil todavía".
Spaulding: ¿qué grupo de secuestradores dejaría, al alcance de su víctima, un teléfono roto aunque conectado a la línea? Difícil de tragar pero, en el fondo, una buena excusa para que Kim Basinger, la maltratada mujer raptada, demuestre sus dotes interpretativas.
Mr Cranky (-3):
Jessica manages to get Ryan (Chris Evans) on his cell, thereby beginning the most intolerable kind of filmmaking sequence: the kind where the characters describe every single event we see on the screen. Jessica's shrieks of "Oh my God!" and "Don't hang up!" take on the kind of tone that one associates with aggressively annoying relatives at torturous Thanksgiving dinners.

Rotten Tomatoes %53 $32m.

Alien vs. Predator

Paul W.S. Anderson, 2004
Reparto: Sanaa Lathan (Alexa "Alex" Woods), Raoul Bova (Sebastian De Rosa), Lance Henriksen (Charles Bishop Weyland), Ewen Bremner (Graeme Miller), Colin Salmon (Max Stafford), Tommy Flanagan (Mark Verheiden), Joseph Rye (Connors), Agathe De La Boulaye (Adele Rousseau), Carsten Norgaard (Quinn), Sam Troughton (Thomas).
Guión: Paul W.S. Anderson; basado en una historia original de Paul W.S. Anderson, Dan O'Bannon y Ronald Shusett.
*
Mal contada

Alien vs. Predator es una película mal contada. En el cine, igual que en la vida, hay quien dice las cosas porque sí, y hay quien sabe lo que está diciendo. Hay quien afirma con tozudez, y quien sabe que lo que dice viene en tal periódico o lo dice tal autoridad. Con los segundos, supongo que estarán de acuerdo conmigo, se puede hablar de cualquier tema. Zoquetes hay en todas partes, y a veces se ponen detrás de la cámara, como Paul W.S. Anderson.

Anderson reune en una pirámide antiquísima, enterrada en el Polo a los humanos, a los aliens de Ridley Scott y a los camuflados predators de McTiernan. La situación de partida podría haber sido interesante. El espectador conoce perfectamente a las dos razas alienígenas, sus armas, sus puntos débiles, pero los protagonistas de 2004 no conocen ninguna de las dos; sólo atisban algunos detalles mientras son perseguidos y exterminados. Los humanos son la carnaza de los predators para cazar los aliens. ¿Cómo llegan a saberlo? Uno de los valientes expedicionarios traduce el maya, y en diez minutos se entera de toda la historia escrita en piedra en una pared que estaba allí para informarlo. Luego mira por una rendija, desentraña todo el misterio, y nos lo cuenta en voz alta a los espectadores, que, de lo contrario no nos hubiéramos enterado ni en 10 horas de película.

Otra de la idioteces que tendrán que perdonar, si tienen ganas de hacerlo, es que la heroica alpinista nos diga solemnemente que si los aliens ganan destruirán el planeta. La muchacha está muy informada para haber visto a un marciano durante unos segundos.

Pero ¿tanto trabajo le costaba haber dejado que los humanos huyeran y descubrieran por sí mismos cosas que el público ya sabe? Yo creo que los creadores han trabajado con demasiado miedo de aburrir al público explicándole cosas que el público sabe. Pero precisamente esa era su baza, el público no se aburre viendo como otra persona descubre lo que es un alien.

La película tiene un público garantizado, porque es difícil resistirse a ver una batalla entre dos mitos de la ficción del siglo XX. Y da igual que el director sea algo corto, el productor lo suple con holgura, con millones de dólares gastados en efectos especiales e infográficos. Malgastados, claro, en mi opinión. Ver a los aliens luchar con los predators es un poco como para un romano ir al circo a ver luchar leones, tauros y gladiadores. De alguna manera siempre vamos a pagar por ver en acción a esos monstruos que ponen al descubierto que somos criaturas indefensas.
Jesús Palacios ***: El respeto a sus predecesoras, los guiños cinéfagos y un cuidado diseño de producción, que hará las delicias de los aficionados al fantástico, y que bebe en las raíces arqueológicas y estéticas adecuadas, desprendiendo una reconfortante atmósfera a lo Expediente X y H.P. Lovecraft, totalmente intencionada y agradecida. Aunque el guión sea prácticamente inexistente, los actores poco más que fichas en un tablero, y el esquema el propio de un videojuego, la ajustada duración, el rápido desarrollo de la acción y unas cuantas buenas imágenes arquetípicas, hacen de esta tardía y peculiar entrega de las dos sagas un divertimento agradable y nada ofensivo.
Enrique Colmena *: Así las cosas, quedan algunos detalles, como cierta capacidad de elipsis que recuerda vagamente algunos momentos estelares de la primitiva "Alien", aunque el conjunto esté a años luz no sólo de aquella primera y espléndida película, sino del resto de las dos sagas.
Mr Cranky (-4): Being that Alexa is the last living human and manages to kill an Alien in front of the Predator, he rewards her with a shield made out of the Alien skull and a spear made from its tail during a ceremony that, and I swear, looked like a parody scene we're likely to see on "The Simpsons" in a few months.
Lou Lumenick: Sebastian eventually deduces that the dreadlocked humanoid alien Predators tutored all three civilizations, in exchange for human sacrifices to serve as hosts for the slimy reptilian Aliens — whom the Predators come back to hunt as a rite of passage every century.
By the time Sebastian figures this nonsense out, the Aliens have begun working their way up from the bottom of the cast list — which includes six other uninteresting human characters.
Ed Halter: The best moments are bits of unintentional nerd-camp, provided by this low-budget schlockbuster's adherence to the Predators' '80s-era creature effects in favor of any more contemporary CGI update.

Rotten Tomatoes: 24% $80m.

¿Bailamos?

“Shall we dance?”
Peter Chelsom, 2004
Reparto: Richard Gere (John Clark), Jennifer Lopez (Paulina), Susan Sarandon (Beverly Clark), Stanley Tucci (Link Peterson), Bobby Cannavale (Chic), Anita Gillette (Srta. Mitzi), Lisa Ann Walter (Bobbie), Omar Benson Miller (Vern), Richard Jenkins (Detective), Nick Cannon (Scotty).
Guión: Audrey Wells; basado en la película "Dansu wo shimasho ka" (1997) de Masayuki Suo.
* * *
¿Para qué quiere aprender a bailar John Clark?

El cine tiene la virtud de que uno puede asesinar a su jefe o a su suegra sin temor de que lo espere la policía a la salida para encerrarlo. El baile es una metáfora parecida del mundo carnal; podemos saciar casi todos nuestros instintos en una canción sin temor a dejar embarazada a la chica, y si uno está casado, sin tener que sentirnos adúlteros.

John Clark, un abogado respetable, maduro, felizmente casado pasa en el metro delante de una academia de baile donde ve a la hermosa y triste (demasiado triste porque la López sobreactua que da gusto) profesora de baile. La vida del abogado parece feliz, pero también parece apagada, su esposa no sabe que hacer para ilusionarlo. Él decide dar un paso por su cuenta y furtivamente se matricula en la academia.

Allí conoce a dos chicos raros, uno quiere ligar con todas las mujeres, porque no sabe ligar con una, el otro es un romántico. En la clase también conoce a Bobbi, una madurita cuya franqueza deja a todos descolocados, pero también les ayuda a colocarse en su sitio. Y descubre que un compañero del trabajo lleva una doble vida. Cuando se conocen cuentan por qué se han metido en los bailes de salón, y cuando le preguntan a John no responde la pregunta. Pero es el tema clave ¿Por qué necesita bailar John?

La película discurre a buen paso gracias a los secundarios. La historia de Link, el compañero de trabajo de John, es una historia del hombre con dos caras, del aceptarse a uno mismo, que hemos oído muchas veces, pero narrada en un segundo plano deja buen sabor de boca. Aunque Jennifer López se le sube a la cabeza el papel de guapa inalcanzable y dan ganas de darle un coscorrón para que se le quite la cara de princesa tonta, su trasero es lo único que disculpa su inclusión en el reparto.

Yo creo que John necesita aprender a bailar porque John necesita explorar el adulterio sin cometer adulterio. Y bailando descubre que puede hacer ambas cosas.

Fernando Méndez-Leite @@@: La película es una exaltación de la grandeza del baile por modestas que sean las cualidades de quienes lo ejercitan en sus ratos libres.
Mr cranky (-3):
Instead of driving his car into town (or being chauffeured, given how much money he and his wife probably make), he rides the El. The reason he rides the El is so that he can see Paulina (Jennifer Lopez) staring pensively from the window of Miss Mitzi's dance studio.
Apparently, making a few hundred thousand dollars a year, looking like Richard Gere, and having Susan Sarandon as your wife leaves a quarry-sized hole in your heart and only ballroom dancing can fill it. See, this is precisely what Hollywood doesn't understand about the concept of heart-warming stories. When you populate plots with Hollywood royalty, the story takes on less relevance than Mary-Kate Olson at a Weight Watchers convention. It's called an "everyman" for a reason. The audience is more likely to identify with a space alien than with Richard Gere.

Rotten Tomatoes: 48% $42m.

El mensajero del miedo

"The Manchurian Candidate"
Jonathan Demme, 2004
Reparto: Denzel Washington (Ben Marco), Meryl Streep (Eleanor Shaw), Liev Schreiber (Raymond Shaw), Jon Voight (Senador Thomas Jordan), Kimberly Elise (Rosie), Jeffrey Wright (Al Melvin), Ted Levine (Coronel Howard), Bruno Ganz (Richard Delp), Simon McBurney (Dr. Atticus Noyle), Vera Farmiga (Jocelyn Jordan).
Guión: Daniel Pyne y Dean Georgaris; basado en el guión de George Axelrod; sobre la novela de Richard Condon.
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O como los americanos se curan su paranoia viendo cine en vez de arreglar el problema

La última vez que me contaron la historia de “El mensajero del miedo”, creo que se titulaba “Cypher”, y dirigía Vincenzo Natali. Alguien debería anotar una lista de películas paranoicas donde al bueno le lavan el cerebro y otros dirigen su mente. Si la pegamos junto a otra lista con películas de un hombre bueno que una vez llega a senador o más arriba tiene que ceder su decencia a los grupos de presión, tendremos que comprimir el archivo para poder guardarlo (Caballero sin espada, El gran McGinty, Cimarrón, me vienen a botepronto). "El mensajero del miedo" era una historia manida ya en 1962 cuando Frankenheimer rodó la original usando como pretexto Korea, en vez de Kuwait.

Un hombre condecorado por una hazaña durante la Guerra del Golfo toma medicamentos para mantenerse despierto. Un antiguo compañero del ejército lo aborda y le pregunta por sus sueños. El protagonista, Ben Marco (Denzel Washington), empieza a tirar del hilo y llega hasta un candidato a vicepresidente que no sabemos si es demócrata o republicano, porque Johnathan Demme no quiere perder a la mitad de su público que paga su entrada igual que la otra mitad. Este candidato estaba en el regimiento que por oscuras, o delirantes, razones fue sometido a un experimento igual de oscuro, o bien delirante. El problema entonces es si el futuro presidente de los EEUU va a ser un juguete en manos de una compañía y de su mamá edípica, o si por el contrario va a ser un hombre independiente como, pongamos... George Bush (Aguanten las risas un momento hasta que acabe este párrafo, por favor). Y digo yo ¿Cuál es la diferencia?

El problema de estos cineastas como Demme es que apuntan al problema de la paranoia en manos de los políticos con tan poca puntería que su efecto es el mismo que el de un tiro por la culata. El espectador americano corre serio peligro de salir de la sala convencido de que está a salvo de semejantes locuras y embrollos políticos sin darse cuenta de que acaba de votar por mayoría aplastante al candidato manchurio.

Spaulding: [Demme] sabe aprovechar su sabiduría narrativa en un par de escenas muy concretas: la del kayak, con un soberbio Jon Voight y la de un teatro abarrotado de público ondeando al viento banderas norteamericanas. Esta última, en cuanto a planificación, es clara deudora del fragmento final de la versión americana de El Hombre que Sabía Demasiado, de don Alfredo, aunque la resolución de la misma, por su plasticidad y manera de resolverla, apunta más al exceso rocambolesco habitual en el cine de Brian de Palma.
Fernando Méndez-Leite *: Demme se ha convertido en un director impersonal que abusa de inexpresivos primerísimos planos acordes con una puesta en escena de sorprendente fealdad.
Alberto Bermejo ***: Que el poder de las democracias se esconde con más frecuencia de la imaginable detrás de grandes grupos empresariales que hacen y deshacen según sus insaciables intereses no debería sorprender a nadie a estas alturas. De eso trata precisamente este oportuno 'thriller' político
Enrique Colmena *: Parece como si Demme y sus guionistas hubieran decidido, como dice la cita cínica, "ya que no somos profundos, al menos seamos oscuros".
Antonio Trashorras ****: Este nuevo El mensajero del miedo se ubica en un afortunado punto medio entre el respeto temático al original y la hábil reinterpretación ideológica, salpicado todo ello de gratas sorpresas argumentales que ahuyentan el fantasma del déjà vu.
Crisei: El mensajero del miedo fue, quizás, la primera película sobre la paranoia política, ese subgénero a caballo entre el trhiller y la denuncia social que abarca desde Los tres días del cóndor hasta Conspiracy. Revisitar ahora todo lo que en esa versión en blanco y negro se dejaba entrever, todo lo que allí se denunciaba, era sin duda un ejercicio interesante... y, corriendo los tiempos que corren, casi desaconsejable. En inevitable comparación, insisto, con la versión original, esta nueva revisitación no desmerece en muchos momentos, e incluso supera en ocasiones la ingenua puesta en escena, pero se queda corta en muchos otros y, me temo, pierde esa llamada de alerta sobre la manipulación y el magnicidio que supuso la versión de Frankenheimer.
Mr cranky: Every time I see another remake roll out in theaters I get flashbacks to my days as a deprived, abused youngster: Mom walks out onto the porch as us kids are trying to peel the latest road kill off the street and calls us in to dinner. There on the table, covered in crinkled aluminum foil, is the casserole that we had not only the night before, but the night before that as well. There's really nothing like three-day-old casserole to get a kid longing for adoption.
Demme has stripped his film of the dark humor and the creepy, clinical detachment of the black-and-white original, replacing its curiously unreal atmosphere with a more visceral mood, bloodier violence and more literal exposition.
Megan Lehman **: The best example of this is the way the "brainwashing" of the returning soldiers is done via the implantation of slightly futuristic computer chips - the operating-room skull incisions are chilling, but pale beside Frankenheimer's ingenious garden-party scenes.

Rotten Tomatoes: 80% $66m.
Anthony Mann, 1953
Reparto: James Stewart (Howard Kemp), Janet Leigh (Lina Patch), Robert Ryan (Ben Vandergroat), Ralph Meeker (Roy Anderson), Millard Mitchell (Jesse Tate).
Guión: Sam Rolfe, Harold Jack Bloom.
* * *
¿Por qué cambia Kemp?

Howard Kemp busca por las montañas de Colorado a un asesino de Kansas para cobrar la recompensa. Un buscador de oro algo avariento y un soldado expulsado del ejército por su mala conducta le ayudan a capturar al delincuente en el risco en el que se ha guarecido con una chica, y cuando descubren la recompensa se niegan a irse sin cobrar su parte. El camino a Kansas es muy largo y el delincuente utiliza las debilidades de sus captores para intentar la huida siempre que puede.

Como en todas las películas de Mann aparece una variedad de temas como los indios, los desfiladeros, el buscador de oro y el rancho. El espacio físico es uno de los protagonistas, la película se inicia con un tiroteo en un risco y se resuelve con otro. El río, como en “Bend of the river” es el gran elemento catártico.

La que, para muchos, es la mejor película de Anthony Mann tiene sus mayores logros en el retrato de los cinco personajes y en sus relaciones. El buscador de oro se pierde con su avaricia, el villano conoce esa debilidad, el punto flaco del militar son las mujeres. La chica toma cada una de sus decisiones, incluso la de ayudar al asesino, para evitar un sufrimiento mayor. El duelo es entre Kemp y Vandergroat. Kemp ha perdido su tierra por una mala jugada, es una víctima de la injusticia, pero aunque quiere recuperar lo perdido no es lo bastante canalla para matar al bandido. El bandido no es una víctima, sino un manipulador, y le sobra maldad y sangre fría.

Mann sabía que para entretener al espectador tenía que ofrecerle acción, y movimiento, y sabía que el protagonista tenía que evolucionar. Cumple con los cánones, pero sólo cumple. Las peripecias no están al servicio de esos cambios trascendentales en los personajes. Por eso una persecución o un tiroteo que podría ser emocionante, resultan más una distracción. Kemp cambia al final, pero no sabemos que lo ha llevado a dar ese paso.

Jeanine Basinger: The naked spurr es una película tan intense y de composición tan ajustada, que, con la salvedad de la partida de indios, está protagonizada únicamente sólo por esos cinco personajes. Las posibilidades de interacción entre ellos se exploran una y otra vez, de tal modo que las combinaciones de los personajes son más de cinco veces cinco.
Anthony Mann, Filmoteca Española.
Richard Armstrong (Senses of cinema): The Naked Spur was James Stewart and Anthony Mann's third western together and is widely regarded as their best collaboration. André Bazin thought it “the most beautifully true western of recent years.” Along with Winchester '73 (1950), Bend of the River (aka Where the River Bends, 1952) and The Man from Laramie (1955), The Naked Spur is now seen as marking a key moment in a joint output second only to that of Wayne and Ford in the annals of the genre. Consonant with Stewart's characteristic 1950s stance of psychotic determination – The Stratton Story (Sam Wood, 1949), The Spirit of St. Louis (Billy Wilder, 1957), Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958) – and Mann's perennial equation of fraught interiority with stark exteriors, The Naked Spur is, as Phil Hardy says, “an extraordinary Western.”
When Howie tells Lina the story of Mary, the woman who betrayed him, rain dripping on an assortment of metal plates and cups makes a strange melody in the night. Ultimately, The Naked Spur is driven by an absent, conniving woman. Immature, a little tomboyish, Lina is not yet a woman herself, making dubious her relationship with Vandergroat: “Sometimes I think you just like to be rubbed.” Driven to react to events rather than act on them, but eventually insufficient to his ethical degradation, Kemp becomes like the hunted hero of film noir, a genre in which powerful men are duped by women. Awaking from a nightmare, he shrieks in pain and delirium. Only Indians or women shriek like that in westerns, a genre in which white males embody traditional manliness. As in other Stewart-Mann westerns, the psychosis is symptomatic of masculine insufficiency, a malaise associated with film noir, in the '50s reaching its baroque phase. Indeed, film noir resonates here at the level of both content and iconography.
Harvey’s: The film is quite striking visually. Cinematography by William Mellor tends not to emphasise the pictorial qualities of the Rocky mountain landscape, but keeps things crisp throughout. Mann directs with an eye for the hard surfaces which surround these hard characters, and without labouring the point, succeeds in creating a very organic blend of man and nature in which neither is particularly warm or inviting. Sometimes nature holds sway over these lost souls. One scene takes place in a dark cave where the characters have taken shelter during a rainstorm. Raindrops patter upon the cups and plates left at the entrance creating an eerie natural music which sets the tone for a tender scene between Stewart and Leigh.
It fails to convincingly resolve some story threads involving the secondary characters. It still has more than enough going on to make it well worthwhile for serious film viewers and western fans alike, and it is most especially interesting when viewed in the context of what went before it. Mann's willingness to delve deeper into the moral centre of characters previously easily employed for lazy thrills demonstrates a vision of the genre which transcends the limitations of exploitation. It lacks the grandeur of Ford's My Darling Clementine, but its viewpoint is so different that it forges an identity of its own distinctive to the artist behind it.

Rotten Tomatoes

Los 100 personajes más grandes de la historia del cine

La revista Premiere publica una lista con "The 100 Greatest Movie Characters of All Time", los 100 personajes más grandes de la historia del cine. El enlace se lo debo a "El rellano". Copio los 25 primeros.

1. Vito Corleone of The Godfather
2. Fred C. Dobbs of The Treasure of the Sierra Madre
3. Scarlett O'Hara of Gone With the Wind
4. Norman Bates of Psycho
5. James Bond of Dr. No
6. Annie Hall of Annie Hall
7. Indiana Jones of Raiders of the Lost Ark
8. Ellen Ripley of Alien
9. Jeff Spicoli of Fast Times at Ridgemont High
10. Gollum of Lord of the Rings
11. Margo Channing of All About Eve
12. Charles Foster Kane of Citizen Kane
13. Atticus Finch of To Kill a Mockingbird
14. Randle McMurphy of One Flew Over the Cuckoo's Nest
15. Hannibal Lecter of The Silence of the Lambs
16. Robin Hood of The Adventures of Robin Hood
17. Dorothy Gale of The Wizard of Oz
18. Carl Spackler of Caddyshack
19. Rick Blaine of Casablanca
20. Virgil Tibbs of In the Heat of the Night
21. Susan Vance of Bringing up Baby
22. Travis Bickle of Taxi Driver
23. Eathan Edwards of The Searchers
24. The Little Tramp of Mabel's Strange Predicament
25. Gordon Gekko of Wall Street
Hoy no me apetece hablar de películas, sino de los que opinan sobre películas. Alguien dirá que también tendré que criticarme a mi mismo, y sería lo justo, pero creo que siempre sería un mal juez, así que le dejo el trabajo a otro.

Empecemos con la pregunta de siempre: ¿qué sentido tiene hablar de una película? El cine debería disfrutarse en la sala y nada más, igual que un caramelo, uno se lo echa en la boca y lo disfruta, no hace falta que vaya por todas partes comentando que sabor tiene la sacarina y como han conseguido la dureza exacta.

El primer problema del cine es que no es un placer “circular” por usar el término de Kundera. Uno puede disfrutar yendo todos los domingos al mismo restaurante, pero no tiene sentido ir todos los domingos a ver la misma película. La crítica serviría de orientación, serviría para decirle a los espectadores a cual deben ir para no equivocarse. Así llegamos al primer problema: las películas aclamadas por la crítica raras veces coinciden con los éxitos de taquilla. Y cuando coinciden todo el mundo se mira asombrado. El espectador que quiere salir a divertirse raras veces elige la película con más estrellas de la Guía del Ocio.

Los críticos han llegado a la conclusión de que ellos son una élite dentro de los espectadores, un grupo mejor formado, capaz de disfrutar y entender cosas que no están al alcance de cualquiera. También creen que el espectador debería hacer el esfuerzo que le lleve a ese mundo superior de deleite. Un problema, llegados a ese punto, es que los críticos no son unánimes, y mientras unos consideran que usted estará a la derecha del padre cuando sea capaz de disfrutar de “2001 una odisea en el espacio”, otros, como Méndez-Leite ya se han desmarcado y afirman que la obra es un tostón y no es necesario sufrir tanto para lucir el título de “entendido en cine.”

Hay críticos que han llegado a hacer un ejercicio de honradez bastante notable añadiendo a sus críticas un sinfín de matices y muletillas, excesos y complicidades que no dejan lugar a dudas sobre lo que están haciendo: hablar de sí mismos. Carlos Boyero, Mr Cranky dan a entender con sus estilos viscerales que no están hablando de la película, sino de la inagotable cadena de emociones que cada director les produce. Uno puede leerlos guiado por un doble interés, o bien el interés por lo que ocurre en la película o bien el interés por lo que le ocurre al crítico. Del primero cabe añadir que no siempre es tan honrado y que si bien empieza hablando sobre su propio juicio, las más de las veces se le va la pinza y se dedica a sermonear.

Tercera posibilidad, el crítico sirve para entender la película, sirve para descubrir valores, lecturas, para analizarla y dar pistas sobre los significados menos obvios. Este tipo de crítico es el que enseña a ver cine. No es necesario que sancione o que alabe; el interés de lo que escribe está en lo que dice, no en la dirección del pulgar.

No hace falta añadir que este último tipo de comentarista es el que busco porque me aporta algo. Los del primer tipo no los soporto. Hay críticos que se limitan a copiar la ficha técnica para añadirle a cada nombre propio un adjetivo escogido, y, a ser posible rimbombante. Fulanito lo hace impecablemente, pero megano es infumable en su interpretación. Bueno, es así porque lo dice él y los demás nos tenemos que callar, él es el entendido. Los de este grupo son aún peores si tienes que aguantarlos en persona.

Luna de Avellaneda

Juan José Campanella, 2004
Reparto: Ricardo Darín (Román), Mercedes Morán (Graciela), Eduardo Blanco (Amadeo), Valeria Bertucelli (Cristina), Silvia Kutika (Verónica), José Luis López Vázquez (Don Aquiles), Daniel Fanego (Alejandro), Atilio Pozzobón (Emilio), Francisco Fernández de Ros (Darío), Alan Sabbagh (Ismael), Micaela Moreno (Dalma), María Victoria Biscay (Macarena).
Guión: Fernando Castets, Juan Pablo Doménech y Juan José Campanella.
* * *
Romanticismo empedernido

No suelo fijarme mucho en el trabajo de un actor hasta que se empeña en que yo me dé cuenta de que existe destrozando con sus excesos al personaje que yo quiero creerme. Sin embargo para hablar del cine de Campanella habría que dedicarles mucho tiempo porque ellos le hacen todo el trabajo. Sus películas son sus actores, que él maneja como instrumentos afinados, y creo que si contratara actores españoles no le saldrían bien. Fíjense, si no, en el papel de José Luis López Vázquez, el gallego de la película, que destroza cada plano en el que aparece con sólo abrir la boca y al que el resto del reparto quita la palabra como bien puede para sacar la función.

Los argumentos de Campanella no son precisamente rigurosos; quiere contar demasiadas cosas así que parecen maletas apretadas. No desarrolla muy a fondo los temas porque no parece planear en exceso sus tramas; Campanella construye momentos, no argumentos, y parece trabajar más con el corazón que con la cabeza, igual que sus protagonistas. En vez de esmerarse construyendo la trama se esmera vistiéndola, tiñe de tristeza todos los buenos momentos y siempre tiene alguna broma para quitarle hierro al sentimentalismo impenitente que consigue contagiarnos tanto si queremos como si no. Pero es dueño del oficio y con cada película ata más cabos, casi no deja un hilo suelto. Y algo que delata mucho más su oficio es que aparte de los actores también sabe llenar de sentimiento muchos objetos, acuérdense del carnet que sólo conserva el funcionario corrupto del ayuntamiento, del aparato dental del chiquillo que luego es una ofrenda de amor y que tiene vuelta.

Aunque narra muchas peripecias, en cada una de ellas subyace la crisis, y en cada una, la solución viene dada con el corazón y la voluntad y no con un cheque al portador. Luna de Avellaneda va a quedar como un recuerdo de una generación que lo pasó mal en Argentina y a veces me pregunto si ahora que (por fin) se reactiva la economía y las cosas empezaran a ir bien, Campanella tendría tantas cosas y tan bonitas que contar.

A mi, Luna de Avellaneda me estropea todos los criterios que tengo para juzgar el cine porque en todo falla (y para qué negarlo, algo demagógica sí que suena) y sin embargo deja una innegable sensación de un buen trabajo, de un relato que valía la pena rodar.
Diccionario Argentino-Español | José Luis Orihuela
Begoña del Teso: Y si todos esos amores que sentimos, son verdaderos, si sabemos que el mundo adoró El hijo de la novia y nosotros sonreímos con El mismo amor, la misma lluvia, ¿por qué nos parece tan discursiva, tan empalagosa, tan verbal, tan amerengada esta Luna de Avellaneda? ¿Será que tal vez es más de lo mismo pero con mucha gente dentro? ¿Puede que sintamos que, para contar la historia de un club que se viene abajo y de unas vidas dignas no eran necesarios tantos millones de palabras, tantos miles de metros de celuloide, tantos cientos de minutos como los que usa Campanella? ¿Será que en cuestión de películas dulciamargas creemos que son precisos más gramos de amargor y menos kilos de azúcar? ¿Será que nos asusta decir que, a ratos, esta película nos parece una de Garci? Será. Tal vez, quizás.
Isabel Ibáñez: Uno no se da cuenta de que la película dura dos horas y veinte hasta que está en la calle y mira el reloj, intentando desprenderse de ese pesimismo agradable que lo invade todo.
Francisco Marinero ***: 'Luna de Avellaneda' es una edición corregida y aumentada de 'El hijo de la novia' sin que la ampliación del ámbito y duración del relato, ni la pretensión de hacer una suerte de recorrido histórico aporten novedades sustanciales.
Mirito Toreiro ****: También vuelve a estar aquí Ricardo Darín, que tan bien se mueve con personajes entre derrotados y portadores de esperanzas, desarbolados por la vida pero no dispuestos a hacer demagogia con sus debilidades. A él, y al resto de su portentoso elenco de actores, debe el film su tersa honestidad, su capacidad de diagnóstico, su desarmante y, por una vez, conmovedora sentimentalidad.

El Lobo

Miguel Courtois, 2004
Reparto: Eduardo Noriega (Txema, El Lobo), José Coronado (Ricardo), Mélanie Doutey (Amaia), Silvia Abascal (Begoña), Santiago Ramos (Pantxo), Patrick Bruel (Nelson), Jorge Sanz (Asier), Manuel Zarzo (Matías), Fernando Cayo (Txino), Juan Fernández (Comandante Palacios).
Guión: Antonio Onetti.
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Roma no paga a los traidores

Mikel Lejarza se infiltró en la banda terrorista ETA en 1973 y llegó hasta la cúpula de la organización gracias al apoyo logístico que les brindaba. Como decorador de edificios estaba en contacto con muchos arquitectos y facilitó a ETA un buen número de pisos francos. Sus delaciones permitieron a la policía española dar el mayor golpe a la organización de toda su historia. 150 terroristas fueron detenidos en 1975.

Miguel Courtois viene de la televisión francesa y ha querido rodar una película que no tomara parte ni por la policía española fascista ni por la banda asesina; ha repartido un par de buenos en ambos ejércitos y ha dejado toda la autoridad moral para el protagonista. El régimen de Franco es un cuartel militar dispuesto a sacrificar su topo sin ningún remordimiento. La banda se debate entre los que apoyan la negociación política, que son los buenos, y el sector duro que sólo piensa en la violencia, liderado por Nelson.

El Lobo hace desde el principio lo que puede por salvar la vida de algunas víctimas de ETA. Tiene una mujer y una hija a las que abandona. Visto por un español puede parecer un héroe, pero dentro de su propio mundo es un personaje sin sentido. Lejos de apoyarle, la policía del régimen le da la espalda y lo sacrifica una y otra vez. “Roma no paga a los traidores” les falta decir a los maderos. Puede que Courtois lo entienda como un ejemplo de separatista dialogante, opuesto al terror, pero lo cierto es que la policía del régimen no podía exhibir mejores maneras que los terroristas.

Courtois ha jugado fuerte al mostrar el terrorismo desde los ojos de un hombre crítico, de un traidor que traiciona la violencia, pero no ha sabido contar la historia de los etarras ni los militares franquistas. Lejos de la crítica, cae, a veces, en la opereta. Y sobre todo ha fracasado a la hora de hacer hablar a su protagonista, que no es otra cosa que la voz del propio director lanzando consignas ideológicas como un muñeco de Jose Luis Moreno. Si ese Lobo hubiera tenido su propia voz Courtois habría llegado muy lejos.
Spaulding: Lejos del cine de Costra-Gavras (el mejor en el género del thriller político hasta el momento), el hombre ha optado por nivelar, ideológica y políticamente hablando, a los dos bandos. Polis y terroristas. El director intenta colarnos que, en esa época, tanto a un lado como en el otro, se cocían habas. Que si unos eran malos, los otros también Y eso no es cierto. Ni mucho menos. O, al menos, para mí.
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Criticas de cine en una sola frase: Un hijoputa se hace la cirugía estética en Corporación Dermoestática a costa de los fondos reservados.
Más te digo: salí conmocionado tras comprobar la falta de escrúpulos de los cuerpos de seguridad del estado de la época ( y quien sabe si de ahora). Eché en falta en la película más contenido informativo acerca del funcionamiento, estructura y financiación de la banda terrorista.
Enrique Colmena **: se echa en falta en la película alguna crítica sustanciada hacia los postulados terroristas, porque las palabras llenas de sangre y odio de los matarifes de la época quedan siempre sin respuesta.
Fotogramas: Aunque a él le gustaría pensar que El Lobo es thriller político riguroso (que lo es, aunque su didacticismo sea simplón), la verdad es que sus virtudes, su gracia, está en la recuperación de la serie B de la edad de oro de las coproducciones en plan poliziottesco. Sus escenas de intriga populizan una trama muy entretenida. Y, como todo genuino eurothriller de raza, su combatividad ideológica es de aplauso

Cazador de Forajidos

"The tin star"
Anthony Mann, 1957
Reparto: Henry Fonda (Morgan Hickman), Anthony Perkins (Sheriff Ben Owens), Betsy Palmer (Nora Mayfield), Michael Ray (Kip Mayfield), Lee Van Cleef (Ed McGaffey), Neville Brand (Bart Bogardus) John McIntire (Dr. McCord), Mary Webster (Millie Parker), Peter Baldwin (Zeke McGaffey), Richard Shannon (Buck Henderson), James Bell (Judge Thatcher), Howard Petrie (Harvey King) Russell Simpson (Clem Hall), Hal K. Dawson (Andy Miller)
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Aprender a ser sheriff

Henry Fonda interpreta a un cazador de recompensas, llamado Morgan Hickman, que llega a un pueblo para cobrar su última recompensa de $500. El pueblo lo acoge con frialdad a causa de su trabajo; pero Morgan le da un par de lecciones al joven sheriff (Anthony Perkins), al que predice una breve carrera por su novatez. El sheriff le pide ayuda y Morgan le da unas cuantas lecciones durante los días que tiene que permanecer en el pueblo para resolver el papeleo de la recompensa.

Morgan le enseña que la labor del sheriff no se queda en manejar el revolver, que antes de desenfundar debe darse una décima para usar el cerebro, que más importante que ser rápido es saber ganarse a la gente.

“Cazador de forajidos” es un estudio de caracteres más que una película de acción. El verdadero enemigo del sheriff no es el bandido, sino un vecino pendenciero que aspira a quitarle la estrella y que sabe manejar al gentío, sobre todo cuando está borracho. El sheriff tiene a su favor a la elite del pueblo, el médico, el banquero y el juez, y también a Morgan.

Unos bandidos son capturados por el sheriff y la multitud quiere lincharlos. El joven sheriff tiene que aprender que no tiene que enfrentarse con cien hombres, sino con uno; las masas enfebrecidas siguen teniendo una cabeza.
Jeffrey M. Anderson: One of the major complaints about the Western during its heydey was that too many of them were the same. That usually came from people who didn't bother to look beneath the surface and discover personal and artistic qualities in the films of Howard Hawks, John Ford, Fritz Lang, Raoul Walsh, Budd Boetticher, Andre de Toth, Samuel Fuller, Monte Hellman, Sergio Leone, Sam Peckinpah and others.
As a result, more self-consciously artistic, award-worthy films began to crop up, films like Shane, High Noon, The Gunfighter and The Ox-Bow Incident.
De Toth's original story wound up as The Gunfighter, and although it resulted in the pesky "B" picture maker's only Oscar nomination, he despised the end result, claiming that its highbrow ideas had nothing to do with the way things actually were.
These movies have their good qualities, but they have their noses too high in the air to understand what the air really smells like. The more down-to-earth Westerns have aged far better as a result.
Anthony Mann was one of the few who straddled both realms. On the one hand, he was responsible for a series of five Westerns with James Stewart (Winchester 73, Bend of the River, The Naked Spur, The Far Country and The Man from Laramie) that breathed new life into the genre, as well as one well-loved Gary Cooper Western (Man of the West).
But Mann eventually bowed to the pressures of wanting to be more respected and made The Tin Star, now released on DVD by Paramount.
The Tin Star never feels as if it's unfolding naturally. It's as if the mighty hand of fate guides all the action in the film. We feel preached to rather than entertained. You know you're in trouble when Anthony Perkins is cast as a young, brash and ineffective small town sheriff.
Glen Erickson:
Dudley Nichols' formulaic script has a conventional law and order story leavened with a few social messages, some progressive and others less so. We're given the ingrained 50s warning that it's a dangerous world out there and eternal vigilance is the price of freedom. Henry Fonda is on hand to let us know that disloyal mayors and businessmen aren't worth a Sheriff risking his life over - but a real man does it anyway.
Nichols touches all the bases. Racial equality was big, so Fonda's Morg Hickman learns a lesson in civility from available widow Betsy Palmer. "A good Indian is a dead Indian" gets trotted out as a lie to be unmasked. Fonda is understandably bothered at first when he finds that Palmer's husband was a native American lynched because of his color. There's not much conflict here - a secondary threat surfaces in the form of two part-Indian locals who turn killers and threaten Betsy Palmer's boy. One of them is played by Lee Van Cleef in one of his typical minor appearances.
Nich Zegarak: "The Tin Star" is an above average western from a time when westerns were a dime a dozen. It's thoughtful and thought provoking and well worth a look
Patrick Naugle: The story is more character driven than action packed. Henry Fonda looks slightly exhausted as Morg, a man who has done his fair share of killing and knows the burden that comes with taking another man's life (a theme explored to better effect in Clint Eastwood's far better Unforgiven). Fonda is one of those rare types that makes acting look easy—both his stance and delivery are top rate. Anthony Perkins, on the other hand, looks slightly out of his element as Ben Owens.
Christopher Bligh: Morg Hickman (Henry Fonda) is a bounty hunter who has just run into town, with 2 guns, 2 horses and a body. He's a man who believes more in bringing his prey in dead than alive. He has come to collect his reward and notices that the town looks down on a stranger in the land. Meanwhile, the law is kept as best as it could by a temporary sheriff (Anthony Perkins) but as it turns out his authority is as temporary as his tenure as sheriff. When he approaches Hickman where he's staying outside of town, he asks him for help and Hickman is willing to take him under his wing provided that he doesn't include him in any of his decisions for Hickman has a past as a sheriff himself that he doesn't want to relive again.

Rotten Tomatoes
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