Robots

Chris Wedge y Carlos Saldanha, 2005
Doblaje original: Ewan McGregor (Rodney Copperbottom), Halle Berry (Cappy), Greg Kinnear (Ratchet), Mel Brooks (Bigweld), Drew Carey (Crank Casey), Jim Broadbent (Madame Gasket), Amanda Bynes (Piper Pinwheeler), Robin Williams (Fender).
Guión: Lowell Ganz y Babaloo Mandel.
* * *
Inocua

A veces concluyo un trimestre poniendo a mis alumnos una película de dibujos animados en inglés después de los exámenes. Mientras pongo orden me fijo en sus reacciones y eso me sirve como un banco de pruebas sobre la película. Por ejemplo hay una escena de “Beauty and the Beast” en la que se acaban por completo los murmullos. Es la famosa escena de los lobos; Belle ha escapado del castillo y la Bestia, que la ha seguido, pelea contra las fieras hasta que cae desplomado. Belle coge las riendas del caballo para huír, pero vuelve la cabeza y cambia. Este año les he puesto el DVD de Shrek 2 y tengo que decir que no supera muy bien la prueba. Bien mirado, Shrek no es más que “La bella y la bestia” vuelta del revés, y con un aire más gamberrillo. La Bestia es un príncipe convertido en monstruo que quiere volver a ser guapo; Shrek es un monstruo convertido en príncipe que quiere volver a ser feo. Shrek no es tan cinemática, ni tan rica. Una vez le quitas las puyas contra la cursilería Disney se queda en nada. Pero es un éxito, de ventas, y de objetivos porque Dreamworks ha hundido a Disney.

Robots no está metida en este jaleo. Viene de la Fox, igual que Anastasia y Titan A.E., y está dirigida por los mismos autores de Ice Age. No toma partido por el azucar ni por la trangresión. Por desgracia tampoco toma mucho partido por la emoción. Los creadores confunden el movimiento con el frenesí y se olvidan de que no son dos cosas intercambiables. La escena que describía al principio de Belle con las riendas de su caballo eligiendo entre volver a casa o ayudar está llena de acción, se trata de tomar partido. En cambio la montaña rusa de la ciudad que representa el transporte público es puro frenesí. Está lleno de movimiento, pero puramente mecánico. Al final de la película, la inevitable escena de persecución vuelve a los mismos toboganes. Eso es un acierto, ahora que nos conocemos las complicaciones no viene mal volver a ellas. Y los creadores pueden reutilizar el sinfín de cachivaches que habían inventado. Para colmo de virtuosismo les deja espacio para encajar sus citas cinéfilas y musicales como Hal 9000 de la Odisea espacial, Cantando Bajo la lluvia, el Mago de Oz, Britney Spears...

Temáticamente no trae muchas novedades. Un joven robot lleno de ideas viaja a la ciudad para conocer al Gran Soldador, pero ocurre que este ha sido secuestrado y ahora la ciudad no produce piezas nuevas, sino que un monopolio quiere destruir todos los robots y cambiarlos por actualizaciones. La batalla se da entre los simpáticos robots imperfectos y el tiburón sin escrúpulos que vende las actualizaciones.

La parábola tiene lugar en un mundo de robots, y es de agradecer que los creadores y los guionistas se haya metido tan de lleno en el propio mundo robótico hasta hacernos olvidar, en ocasiones que pueden ser cosas humanas. Es lo contrario que le ocurre a otras películas donde el universo donde se mueven los personajes apenas disimula que es un disfraz, le ocurría a “El espanta tiburones”, o al “Rey León”, o a “El planeta del tesoro”.

La riqueza visual y cinetica de Robots es casi agotadora, sin embargo no redunda tanto en sus resultados. El mundo de la animación por ordenador está ahora mismo en el mismo estadio creativo que un cuadro flamenco. Ha aprendido a representar uno a uno todos los objetos que abarca la vista, pero en su perfección se olvida del espectador que sólo puede concentrarse en uno. El barroquismo de estos creadores tiene mucho de exhibicionismo. Cada película puede presumir de superar los logros de la anterior, pero estoy seguro que alguien con muchos menos medios puede darles una lección de cine; denle tiempo.
Roberto Piorno @@@: Wedge propone en esta ocasión una metáfora tímida y naif del desarrollismo desbocado y el consumismo tecnológico desmedido, sublimado en esas mil fascinantes formas de vida inanimada que habitan en la espectacular arquitectura de Ciudad Robot. Divertimento de altura con consabida moraleja de perseverancia en los sueños.
Mirito Torreiro: Detrás de su apariencia de inocuo filme para niños, de su por otra parte, portentosa imaginería visual, Robots esconde un efectivo, artero discurso sobre la organización social, una desembozada apelación al capitalismo con rostro humano, personificado en una especie de Bill Gates todopoderoso que, en el mundo paralelo de los robots, ejerce el patronazgo que le brindan tanto su buen caracter como su mejor sentido.

Guiños

GUIÑO CINÉFILO: Casi al final del filme, como homenaje a una de sus películas favoritas, Wedge y sus colaboradores incluyen un cameo inesperado: el del mismísimo Hombre de Hojalata de 'El Mago de Oz', versión 1939.

DE ÉPOCA: Otro guiño a la cultura popular de las últimas décadas está representado por la aparición, en una fiesta, de un robot bailando al estilo 'mecánico' puesto en boga por Michael Jackson en los años 80.

CENSURA: El productor, realizador y actor Mel Brooks, que dobla en inglés al personaje de Gran Manivela, solía concluir sus parlamentos con palabrotas. Todas ellas fueron cortadas de la versión final.

ANTECEDENTES: En el currículo personal del codirector de la película, Carlos Saldanha, figura su participación, en calidad de programador digital de efectos especiales visuales, en 'El hada novata' (1997) y 'El club de la lucha' (1999).

DECORADOS: Robociudad es una mezcla entre Los Ángeles, Nueva York y la fantasía arquitectónica que aparecía en 'Metrópolis', el inmortal clásico de Fritz Lang.

BROMAS: Entre sus numerosos 'gags', con referencias a situaciones cotidianas, el más celebrado por el público es uno en el que un teléfono con vida propia hace una caricatura de los anuncios de ofertas con los que nos bombardean las compañías de telefonía.

Metropoli

Rotten Tomatoes: 66% $63m.

0 comentarios:

top