Master and Commander

Peter Weir, 2003
Reparto: Russell Crowe (Capitán Jack Aubrey), Paul Bettany (Médico de a bordo Stephen Maturin), Billy Boyd (Timonel Barrett Bonden), James D'Arcy (Oficial Thomas Pullings), Lee Ingleby (Guardiamarina Hollom), Georges Innes (Joe Plaice), Mark Lewis Jones (Hogg), Chris Larkin (Capitán Howard), Richard McCabe (Higgins), Robert Pugh (Capitán Allen).
Guión: Peter Weir y John Collee; basado en las novelas de Patrick O'Brian.
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La historia del mundo frente a la historia natural

Gracias a las fantasías modernas he aprendido un montón de razas de la tierra media, conjuros y triquiñuelas para aprobar en el colegio Hogwarts, inventos estupendos que nunca se construiran y tipos de poquemon que reaccionan con otros según se les coloque. Un espectador de nuestros días puede hacerse una carrera y un master si lo prefiere sin salir de la sala de cine y además será un título estupendo porque jamás le servirá para nada en su vida. Dos ejemplos de vacío absoluto y de desperdicio son Lara Croft y La momia. Con el sin fin de maldiciones y dioses que tiene nuestra historia se ve que a los creadores no les convenció ninguno y en vez de enseñarnos historia nos llenan la cabeza con más pájaros.

Llevo tiempo quejándome de la vacuidad de tantísimo invento y novedad sin que nadie me escuche, pero no pienso callarme. Si tenemos poco tiempo para aprender los directores de cine podían tener la delicadeza de ofrecernos en sus dos horas y con sus presupuestos cada vez más equiparables al del ministerio de cultura, cosas útiles, historia, naturaleza, ciencia, arte... Como espectador lo agradezco casi siempre.

Master and Commander es un buen ejemplo de lo que digo que ojalá cree escuela. Está ambientada en las guerras napoleónicas, habla de la medicina de aquella época, de cómo guerreaban dos barcos, de algunos detalles de su construcción y los vientos, también habla de las supersticiones de la tripulación y de liderazgo. El médico nos enseña la medicina de la época, es a la vez un naturalista y va estudiando especies animales nuevas.

Una labor de Peter Weir a la que por desgracia ha dedicado esmero ha sido podar todos estos conocimientos para no rodar un serial del National Geographic. Estoy seguro de que más rollo le hubiera encantado a muchos espectadores, no sólo a mi.

La película se inicia en la costa del Brasil. La nave Surprise es atacada por la francesa Acheron que la supera en todos los aspectos y además la aborda en un ataque sorpresa. El capitán Aubrey (Russel Crowe) escapa por los pelos pero no se da por vencido. Reconstruye su barco y decide dar caza al barco francés que recorre la costa sudamericana con destino al Pacífico.

El tema de la película parece en un principio la obsesión del capitán por vencer a un enemigo superior a él. Pero a lo largo del periplo vamos descubriendo que su verdadero antagonista es el médico de abordo al que admira por sus conocimiento pero al que enfrentan sus motivaciones. Uno tiene un fin político, el miedo a la invasión de Inglaterra por los franceses, mientras que el otro tiene un fin científico, sabe que lo que está observando puede cambiar nuestra concepción del mundo.

Buscando a Nemo

Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003
Personajes: Nemo, Marlin, Dory, Gill, Bloat, Peach, Gurgle, Bubbles, Nigel, Crush, Coral, Chum, Pearl, Bruce.
Guión: Andrew Stanton, Bob Peterson y David Reynolds; basado en un argumento de Andrew Stanton.
Producción: Graham Walters.
Música: Thomas Newman.
Fotografía: Sharon Calahan y Jeremy Lasky.
Montaje: David Ian Salter.
Diseño de producción: Ralph Eggleston.
Dirección artística: Randy Berrett, Anthony B. Christoy, Robin Cooper y Ricky Vega Nierva.
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La violencia de las producciones Disney no es subliminal

Como decía mi antigua compañera de trabajo a los niños les consentimos que vean lo que sea siempre que no sea un culo. La primera escena acaba con un fundido en negro, los tiburones se han zampado a la madre y a cientos de hermanitos de Nemo, una niña traviesa va a recibir a Nemo de regalo y el año anterior ya se cepilló otro pececito de colores. ¿Es eso lo que llamamos cine para niños? Sinceramente, la chica desnuda de “Los rescatadores” y los dibujos libidinosos de “La sirenita” me parecen mucho más recomendables que estos argumentos de Disney para un niño de cinco años.

Después de perder a toda su familia, Marlin, decide que va a cuidar de su hijo Nemo como la única cosa importante del mundo. Está tan aprensivo que ni siquiera desea que vaya al colegio. Pero de poco le va a servir porque un buceador caza al pececito y este va a parar a la pecera de un dentista. La película narra simultáneamente los intentos de Nemo de escaparse de la pecera con sus compañeros y el periplo del padre hasta llegar a Sydney para rescatar a su hijo.

A estas alturas me rindo a la evidencia, ya no existe ninguna emoción a menos que esta sea televisada por Ana Rosa para toda España, y aunque me pese, las tribulaciones del padre sólo se vuelven intensas cuando también se hacen famosas. Que le vamos a hacer, algo hay en nosotros que funciona de esa manera.

Lo que ya no me rindo es al exceso de medios. Todos los buenos pintores han ido simplificando su arte hasta llegar a lo esencial, mientras que en Pixar cada película tiene más texturas y más movimientos. Y puede que estos sean interesantes, pero no son asequibles para un espectador que tiene dos horas para digerir una historia. Sólo puedo explicarme semejante despilfarro de dibujos pensando en la edición DVD. Yo puedo asegurar que me perdí casi todo.

La imaginación consiste en hacer los pescados tipos humanos identificables. Los tiburones son lo mejor porque quieren dejar el vicio de comer peces, como alcohólicos anónimos. Dory, la despistadísima amiga de Marlyn que olvida una conversación a los pocos segundos puede aludir a esa faceta de los peces, pero es difícil buscarle un fondo humano.

Igual que en Monstruos S.A. la sobrecarga de novedades hace que uno tarde en conectar con los personajes. Es un tipo de película que exige varias revisiones para poder identificarse, simpatizar y para entrar en el fondo de la película. Aunque lo parezcan, estas no son películas fáciles, Lasseter debería saberlo. Y a veces se juega la atención del espectador más naif cuando trata de sacarle mucha punta a los paralelismos con el mundo de los humanos. Para comprobar lo que digo basta escuchar la sala, muchos niños no ríen los chistes y quizá lo toman todo al pie de la letra.

Es heredera de Toy Story en el peligro que es un niño malo en manos del cual puede caer el pececito y de Monstruos S.A. en la carrera para salvar a un ser desprotegido, que esta vez no es la niña, sino el hijo.

Dicen que Pixar está salvándole las cuentas a Disney. Técnicamente es comprensible, los dibujos son sorprendentes. Pero a los guionistas aún les queda por aprender algo de sus predecesores. Yo sigo prefiriendo esas historias de siempre con un fondo humano fácilmente identificable. Y esos argumentos redondos donde los personajes evolucionan en hora y media. En “Buscando a Nemo” Marlin saca una lección, pero casi por los pelos.

Y sobre todo, quitaría la crueldad de los tiburones y la niña mala y los cambiaría por alguna chica en bolas como las que siempre ha habido en las producciones Disney.

Guiños en Nemo

La película está repleta de homenajes cinéfilos: cuando aparece la niña que martiriza a los peces del acuario suena la música de Psicosis; el ataque de
las gaviotas incluye planos de Los pájaros; los protagonistas cantan un tema de 20.000 leguas de viaje submarino; el episodio dentro de la ballena recuerda a la versión Disney de Pinocho; el nombre del escualo, Bruce, es una referencia al mote del animatronic utilizado en Tiburón, de Spielberg.

En todos las producciones de Pixar aparecen personajes procedentes de películas distintas, aunque hay que estar muy atento para captarlas. También en Buscando a Nemo se incluyen sorpresas de este tipo. En la consulta del dentista se puede ver un muñeco de Buzz Lightyear, el astronauta de Toy Story y Toy Story 2; además, del techo cuelga un móvil de peces idéntico al que tiene la niña Boo en Monstruos, S.A. Los espectadores que tengan paciencia para esperar a que acaben los créditos finales podrán ver a Mike Wazowski, el ojo con patas de Monstruos S.A., buceando.

Metropoli.com

Love actually

Richard Curtis, 2003
Reparto: Alan Rickman (Harry), Bill Nighy (Billy), Colin Firth (Jamie), Emma Thompson (Karen), Hugh Grant (Primer Ministro británico), Laura Linney (Sarah), Liam Neeson (Daniel), Martine McCutcheon (Natalie), Keira Knightley (Juliet), Rowan Atkinson (Rufus), Andrew Lincoln (Mark), Billy Bob Thornton (Presidente de los EEUU).
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Muchas historias de amor

Al cine le ocurre lo que a la ciencia. Que unos investigan y descubren cosas pero se tarda mucho hasta que esas novedades estrambóticas sirven para algo. Los caleidoscopios de Altman me parecían siempre ejercicios inútiles para complicar las cosas, en cambio aquí sirven para emocionar. "Love actually" utiliza muchas historias de amor en vez de una y multiplica a la vez los cleenex, lo mismo que el cine de acción ofrece más autos volando que nunca y las intrigas sorprenden con el triple de enigmas que ofrecía Hitchcock. Al cine le ocurre lo que a los pasteles, que cada día hay menos pan y más crema porque los pasteleros quieren darle al cliente lo que pide.

El resultado de esta especie de cine ametralladora del corazón tendría que medirse en función de la destreza con que el director ha hilvanado unas historias con otras. Pero es mejor no usar ese criterio, porque no están hilvanadas. El director procede por el sencillo procedimiento de la suma.

La película tiene una tesis como "un niño grande" y un final con música y emociones a flor de piel. Un niño grande refutaba la teoría con la que empieza ("Cada hombre es una isla"), esta obra abona su lema. La primera escena es la de un aeropuerto donde todo el mundo se encuentra y se abraza, el narrador nos dice que la fuerza que mueve el mundo es el amor, y que el 11 de septiembre no hubo ninguna llamada de resentimiento, todos los que quedaron atrapados llamaron para despedirse de sus seres queridos.

Las historias, que algunos han contabilizado en ocho pero yo he perdido la cuenta, reunen una variedad de motivos que podrían haber llenado una película cada uno en solitario. Un primer ministro británico se cuela por su secretaria, un joven se enamora de la esposa con la que se acaba de casar su mejor amigo, un muchacho de 10 años se enamora de la guapa de la clase, su padre será su colega, una joven se enamora de su compañero de trabajo, pero pone a su hermano desamparado por encima de su amor; dos extras que doblan actores famosos en escenas picantes tienen cierto pudor para quedar una tarde, etc. etc.

Un personaje dice, igual que Shakespeare, que a buen final no hay mal principio. Y como el final es emocionante con amores aireados y uniones felices, pues todo está bien.

El primer ministro británico se mosquea con el presidente de los EEUU porque le quita la chica, y porque el Reino Unido no es un lacayo. Me hace ilusión ver un cine contestatario e irreal. Es bonito pensar que un jefe de estado pudiera decirle al jefe supremo que en Europa tenemos principios y dignidad. Eso es lo más románticico. Pero en realidad, de lo que se trata es de demostrar que los británicos no son los tíos estirados que pintan en Hollywood y que su primer ministro se pira por la chica del catering y baila canciones cuando está solo.

Proyectos

Steven Spielberg va a dirigir “La vida secreta de Walter Mitty” con Jim Carrey. Se trata de un remake de una película de 1947 de Danny Kaye que narra las peripecias de un soñador con una madre sobreprotectora que se imagina a si mismo salvando el mundo.

Julia Roberts y Jude Law planean interpretar “Clive Owen” a las órdenes de Mike Nichols. La película se centra en dos parejas de amigos en la que la chica y el chico de la otra terminan liados.

Alec Baldwin hará el mismo papel que hacía Burt Lancaster en el remake de la comedia “Swimmer”. Relata las aventuras de un ejecutivo que recorre a nado Connecticut a través de las piscinas de los atónitos vecinos.

Renée Zellweger encarna a Janis Joplin en un biopic que la Paramount lleva tiempo planeando. Aunque el rodaje tendrá que esperar al 2004 para que la actriz acabe la segunda parte de “El diario de Bridget Jones.”

Ridley Scott planea un drama épico que se titulará “Kingdom of Heaven” y rodará en España y Marruecos. Aún está discutiendo el proyecto con la Fox.


Roman Polanski planea una revisión del clásico “Oliver Twist”.

Christian Slater, Tara Reid y Stephen Dorf serán los protagonistas de “Alone in the Dark”, basada en el videojuego de terror de Atari. Un detective de casos paranormales que investiga la muerte de un amigo da con una secta que quiere despertar a los demonios de la antigüedad.

Queen Latifah y Jimmy Fallon serán los protagonistas del remake americano de "Taxi". El interés de los americanos por esta película francesa demuestra que el cine galo es su mayor competidor.

Tim Burton acaba de concluir “Big Fish” y está interesado en un remake de “Willie Wonka y la fábrica de chocolates” una película de 1971, que Burton quiere rodar con más fidelidad al libro de Roald Dahl.

Ewan McGregor, Halle Berry y Stanley Tuccy pondrán voces a los personajes de “Robots”, el segundo filme de animación que produce la Fox después de “La edad del hielo.”

Peter Jackson después de su agotadora trilogía del Señor de los anillos ha emprendido el rodaje de “King Kong”. Puede que la protagonista elegida sea Kate Winslet.

Holly Hunter, Samuel L. Jackson y Jason Lee prestarán sus voces a “The incredibles”, una familia de superhéroes creados por la nueva tecnología de la Pixar. La familia vive una doble identidad escondiéndose de los supervillanos al amparo de la ley de protección de testigos de las leyes americanas.

Matrix Revolutions

Por fin se acabó la serie

Es difícil de explicárselo a los Wachowski, pero lo cierto es que sus dos secuelas son innecesarias y molestas, a pesar del esfuerzo y el original es irrepetible, aunque quizá ni siquiera se esforzaran mucho.

Reloaded y Revolutions se han esforzado en una misma imagen sin conseguir nada original. Han querido explicar lo irreemplazable que es para nosotros la persona que queremos, cuando muchas películas ya lo habían intentado y habían llegado más alto con mucho menos dinero. Por tanto las dos secuelas son excesivas y pomposas para algo que se podía decir mejor con menos palabras, o con menos millones.

La primera, la verdadera Matrix es irrepetible, porque viene a decirnos que todo podría ser virtual, y para demostrárnoslo juega a deformar con efectos especiale cada detalle que creemos sólido. En la primera no sobra ni un solo efecto especial porque lo que querían decir y el modo de contarlo son la misma cosa.

De las dos continuaciones me quedo con Revolutions porque tiene menos palabrerío y más acción.

Comienza en una estación de tren situada entre Matrix y la realidad de la que Neo no puede salir sin el permiso del Merovingio.

Neo Busca a Smith y Smith al oráculo y los espectadores se dan cuenta de que tanto Smith como el Oráculo son como los estribillos de los anuncios de televisión, que no dicen nada pero no deben ir separados.

La única secuencia que no es mortalmente aburrida es la guerra de las máquinas contra el puerto de Sión. Los humanos luchan con unos muñecos divertidísimos que esta Navidad me asediarán mis sobrinos para que se los compre, y las máquinas luchan con enormes rodillos que vienen protegidos por nubes llenas de un número infinito de rastreadores.

La batalla la decide Neo. Aunque no está nada claro porque hace falta un elegido o una lucha final. En las películas queda bien, igual que la batalla de las máquinas. Lo que ocurre es que los Wachowski pretendían hacer algo diferente de una película típica. En mi opinión deberían haberse dado cuenta de que no tenían una sola idea en la cabeza después de la primera. No se puede poner uno a avisar con que viene que viene, cuando en realidad se ha pasado estos años viviendo como un rey con los dividendos, esperando a que llegara una idea que no llegó.

El Neo de Matrix revolutions es un héroe anodino como el de cualquier serie de televisión. El Neo de la película original no lo era. Era un hombre extraordinario porque en 1999, el año que todos sueñan vivir en Matrix, Neo está por encima de todas las leyes. Neo habita, de repente, en una metáfora inolvidable, un espacio entre el hombre y el superhombre virtual. Entre la pequeñez de nuestro mundo y todas las posibilidades de la realidad virtual. Neo es lo que él quiere ser.

Cabía la posibilidad de que volviera para abrir las mentes de los que como yo siguen presas de su sueño y empeñados en que hoy es noviembre de 2003. Soñábamos con que Neo nos despertara a los demás, a los que aún dormíamos. Pero el Neo de las dos siguientes partes es un desgraciado como yo, sólo que atrapado por la realidad de unas máquinas divertidillas y en otro año allá por el 2200. Vale sí, se pueden pasar dos horas viendo eso. Pero ya lo he visto tantas veces. ¿Me entienden?

Crueldad intolerable

Joel Coen, 2003
Reparto: George Clooney (Miles Massey), Catherine Zeta-Jones (Marylin Rexroth), Geoffrey Rush (Donovan Donaly), Cedric The Entertainer (Gus Petch), Edward Herrmann (Rex Rexroth), Richard Jenkins (Freddy Bender), Billy Bob Thorton (Howard D. Doyle), Paul Adelstein (Wrigley), Julia Duffy (Sarah Sorkin), Jonathan Hadary (Heinz).
Guión: Robert Ramsey, Matthew Stone y Ethan & Joel Coen; basado en un argumento de Robert Ramsey, Matthew Stone y John Romano.
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Screwball

Screwball (*) se llama en béisbol a la bola que se lanza con efecto. De ahí pasó a referirse a las comedias que se hacían en los años treinta con diálogos muy rápidos y personajes excéntricos. A menudo hacían reír con la inversión de roles, unas veces sexuales (La fiera de mi niña) y otras sociales (Los viajes de Sullivan). Los Coen no podían saltarse este género con el repaso que le están dando a los demás. Y si por mi fuera, podían quedarse en él y seguir rodando muchas más como esta, aunque es cierto que la vena tremebunda es la que mejor se les da. De hecho hay un momento de la película que rompe de golpe todo el hechizo que han ido creando de un manotazo: cuando aparece el sicario. Es un momento que muchos encontrarán desagradable, a menos que estén acostumbrados a este par de diablillos. McCarey, Capra, Hawks, Sturges Wilder y los demás autores de screwball comedies no lo huberan rodado.

La película comienza presentándonos a los dos protagonistas. Miles Massey es un abogado matrimonial que nunca pierde un caso y empieza a aburrirse de su trabajo. Marylin Rexroth es la esposa de un millonario que planea el divorcio para vivir de la renta de su marido, pero él contrata a Miles. Después del juicio se volverán a ver, y sus roles irán cambiando.

Lo que empieza como un ejercicio de estilo acaba convirtiéndose en un vehículo espléndido para hablar del amor mercenario. Casarse sin contrato prematrimonial equivale a dejar la mitad de tu dinero a una persona que puede estar buscando eso. Romper ese mismo contrato equivale a decirle que confías plenamente en ella, o que tu amor está por encima del dinero, el lema de la película podría ser "amar significa no hacer separación de bienes".
    Rex: Mi esposa me tiene entre la espada y la pared
    Miles (Clooney): ese es su trabajo, debe respetarlo.

Lo más cómico de la película son los secundarios como la camarera borde o el ayudante sentimentalón o el jefe moribundo, que por desgracia los Coen no exprimen del todo. Los protagonistas se ríen poco de si mismos. Elegir a Z. Jones para el papel de Marylin Rexroth me parece atrevido. Algo así como ofrecer a Woody Allen el papel de viejo verde que se fuga con su hijastra.
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