Una broma perversa
Tom Tykwer, 2006.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Ben Whishaw (Jean-Baptiste Grenouille), Alan Rickman (Antoine Richis), Rachel Hurd-Wood (Laura Richis), Dustin Hoffman (Giuseppe Baldini), Simon Chandler (mayor de Grasse), Jessica Schwarz (Natalie), Sian Thomas (madame Gaillard), Sam Douglas (Grimal), Corinna Harfouch (Madame Arnulfi).
Guión: Andrew Birkin, Bernd Eichinger y Tom Tykwer; basado en la novela "El perfume" de Patrick Süskind.
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Los olores para Süskind son un ejercicio de sinestesia, algo así como hablar de colores para describir una música. De hecho, la película usa la música para que entendamos la emoción del protagonista. El olor es esa cosa indefinible que hace que unas personas nos agraden y otras nos sean indiferentes o insoportables. El perfume es lo que todo el mundo busca cuando se somete a cirugía estética, compra ropa cara, se mete en cursillos de hablar bien, buenos modales, o lee libros de como gustar a la gente. El perfume maravilloso, el que guste a todo el mundo es lo que todos queríamos encontrar, pero la única persona del mundo que sabe como fabricarlo es Jean-Baptiste Grenouille.
De la película de Tykwer me gusta la lectura que ha hecho de Süskind. Si a alguien no le gusta no podrá decir que está bien escrita, pero puede hablar de la fotografía. Lo que Süskin se proponía, en el fondo, era lanzar un sarcasmo absolutamente perverso. Una vez conseguido lo sublime, a todos los personajes les da igual la justicia. Probablemente, también, a todos los espectadores. La broma, difícil de reír porque dura dos horas, y porque además es un poco filosófica, consiste en que el amor, esa cosa que tanto nos gusta, es una mentira. Nadie nos va a amar nunca, porque lo único que los demás pueden percibir, experimentar o desear de nosotros es nuestro perfume.