"Los sobornados" según Ebert




Fritz Lang, 1943
Con su soleada tranquilidad doméstica, precariamente separada de un mundo violento, el film es más engañoso que cualquiera que haya dirigido Lang. Bannion piensa que puede trazar una línea entre su amada esposa y su adorable hijo, por un lado, y por el otro los villanos con quienes lidia en su trabajo. Pero invita al mal a entrar en las vidas de su esposa y de otras dos mujeres debido a su heroísmo autocomplaciente. ¿En algún momento se le ocurre pensar que es al menos responsable en parte de esas muertes? No, aparentemente no, y ésa es una razón por la cual el film es tan insidiosamente escalofriante; Bannion sigue adelante con su misión, sin importarle los costos. Tiene razón, por supuesto, en cuanto a que Lagana y Stone son alimañas. ¿Pero qué les importa eso a las mujeres a quienes él pone inconscientemente en peligro?

Bannion está trabajando en un caso que comienza con el suicidio de un policía que no pudo soportar seguir recibiendo dinero de los criminales. Bannion interroga a Bertha, la viuda del policía (Jeannette Nolan), que dice que su esposo se mató porque estaba enfermo. Bannion no cree demasiado en esa versión, y entonces aparece en escena Lucy (Dorothy Green), la amante del policía, que le dice que éste estaba muy bien de salud. Imprudentemente, Bannion le cuenta a Bertha lo que Lucy le ha dicho: Bertha se lo cuenta a Lagana, y Lucy aparece muerta en una ruta en el campo. Si el detective sospecha de Bertha y en parte cree a Lucy, y Bertha sigue viva, por lo que necesariamente ha de estar en contacto con los criminales. ¿Por qué Bannion no sospecha eso? ¿No es acaso muy ingenuo por su parte?

El jefe de Bannion le pide que deje el caso. «Recibí una llamada desde arriba.» Esa noche, su esposa (Jocelyn Brando, la hermana de Marión) recibe una amenaza telefónica que enfurece a Bannion. El detective va hasta la casa de Lagana, lo amenaza y golpea a su guardaespaldas. ¿Acaso piensa que esto puede poner a su familia en peligro? Aparentemente no, hasta que una bomba explota cuando su esposa enciende el motor de su automóvil.

Pocos días después amenaza a Vince Stone y le ordena que salga del bar donde suelen ir los criminales. La chica de Stone, Debby (Gloria Grahame), harta del pandillero, sigue a Bannion por la calle. Él la lleva a su habitación de hotel, donde beben y él le saca información; hay un momento en que él olvida que no hace mucho que es viudo.

Han seguido a Debby hasta el hotel y, cuando vuelve con Stone, él le arroja una taza de café hirviendo a la cara en una de las escenas más famosas del cine negro. Con el rostro vendado, la muchacha escapa del hospital y pide a Bannion que la proteja. Éste le contesta que Bertha, la viuda, está en contacto con la banda criminal, que le pagan todas las semanas y que se las ha arreglado para que la información se publique si algo llegara a ocurrirle. ¿Acaso le cuenta esto a Debby porque quiere que ella asesine a la viuda? ¿No se le ocurre que ella podría hacerlo, como una manera de vengar las cicatrices de su rostro? ¿Acaso espera que eso conduzca a la muerta de la propia Debby? Por supuesto que no. De un modo oscuro pero amable, hace que estas mujeres se enfrenten a muerte. Cuando una bibliotecaria anciana arriesga su vida en una chatarrería para darle información acerca del asesino de su esposa, Bannion la convence para que llame a la puerta de la casa del asesino para que lo identificque. ¿Peligroso? Sí, pero Bannion cree que es un riesgo aceptable... para ella.
Roger Ebert. Las grandes Películas 2. Otras 100 películas imprescindibles. Ma Non Troppo, 2006
En esta bitácora.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola que tengas un lindo día.

Te leo

Besos ;)

Guido dijo...

La mejor película de Lang en su etapa Americana, y uno de los mejores 5 noirs jamás hechos.

Indispensable.

Un saludo!

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