Descubriendo a los Robinsons



Familias progres y viajes en el tiempo


Stephen Anderson, 2007
Doblaje original: Angela Bassett (Mildred), Daniel Hansen (Lewis), Tom Selleck (Cornelius Robinson), Harland Williams (Carl), Adam West, Laurie Metcalf (Lucille Krunklehorn), Nicole Sullivan (Franny), Adam West (tío Art), Ethan Sandler (Doris/CEO/tío Spike/tío Dimitri/primo Laszlo/tío Fritz/tía Petunia), Tom Kenny (Sr. Willerstein).
Guión: Michelle Bochner; basado en el libro "A day with Wilbur Robinson" de William Joyce.
* * *
En la cultura estadounidense, la izquierda no es un fenómeno social como en la europea. La izquierda es tan individualista, heroíca y promotora del esfuerzo individual como la derecha. La diferencia entre una y otra a mi me parece cosa de fachada, nada más. Por eso no entiendo que Tim Robins se queje de haberle dado la mano al alcalde de Madrid. No entiendo cual es la diferencia que los separa. La izquierda estadounidense es Capra, la familia alocada de “Vive como quieras”, las familias alternativas de Katherine Hepburn, como la tía de Connecticut en “La fiera de mi niña”, la familia real de la Hepburn, la familia de los Focker en “Los padres de él”. Y la familia de los Robinson. La izquierda estadounidense parece consistir en dejar que los niños se dejen la sopa sin probarla, o en que practiquen ballet encima de la mesa del comedor, mientras el abuelo prueba un invento que no sirve para nada en la cocina.

“Descubriendo a los Robinson” no trata tanto de la revisitación a una familia progre enrollada de los años treinta, como de un viaje en el tiempo a lo Charles Dickens y su cuento de Navidad, o su remasterización “Click”, o tantos otros viajes en el tiempo. Terminator, El tiempo en sus manos, Viaje al futuro, Doce monos, El planeta de los Simios, La máquina del tiempo, Frequency, El sonido del trueno, Primer. Y dejo un aparte para la que más me sorprendió y menos éxito tuvo: “El efecto mariposa”, donde cada cambio que el protagonista hace en el pasado acarrea un presente completamente inesperado.

Los motores de la Disney vuelven, por fin, a usar la imaginación como combustible.

Aunque me gusta su prosa, no comparto el entusiasmo de Jordi Costa. Viajar en el tiempo no es una exhibición de imaginación, hoy día es un camino trillado. La colección de personajes estrafalarios no luce si no son parte de un engranaje que los enfrenta y hace salir chispas delante de nosotros. Las opciones morales: mirar adelante, o vivir del rencor, no son precisamente vulgares, pero también cabían en un libro de autoayuda.

Es cierto que el final funciona. Les va a emocionar sin duda. Les va a hacer pensar si la felicidad es algo que uno dejó en algún rincón del pasado o algo que uno tiene que currarse. Pero la película no es redonda, porque con menos viajes en el tiempo y menos mundos fantásticos podía habernos hecho sentir igual de felices.

1 comentarios:

John Trent dijo...

Disney sin Pixar no da una. Si ya Chicken little, su primera incursion en el 3d apartados de Pixas, no fue un fiasco aunque tampoco un gran exito...ahora con esta nueva pelicula se han dado una ostia cosiderable, al menos en su pase por cines -lo que recaude en DVD es otro asunto-. Y es que esta claro que Disney sin los creadores -verdaderos- de Toy Story no saben muy bien como llevar estos proyectos.

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