Compromisos
En un artículo de “Discusión” Borges demostraba que la ficción está más emparentada con la magia o la alquimia que con la ciencia o la lógica. Nadie va a pedirle a Chadha que demuestre las propiedades que cuenta del sésamo o del filantro; la cuestión es más bien económica. Si Chadha eligió un tienda de especias con poderes mágicos y una religión extraña para hablar de transgresiones, el espectador sólo se va a quedar contento si encuentra que esa era la mejor manera de contar la historia. Y hay que decir que no lo era. “La joven de las especias” no consigue lo que consiguen otras películas como “Chocolat” o “Como agua para chocolate”.
"The mistress of spices"
Paul Mayeda Berges, 2005
Reparto: Aishwarya Rai (Tilo), Dylan McDermott (Doug), Nitin Ganatra (Haroun), Anupam Kher (Abuelo de Geeta), Sonny Gill Dulay (Jagjit), Nina Young (Madre de Doug), Toby Marlow (Doug [Joven]), Caroline Chikezie (Myisha), Padma Lakshmi (Geeta), Paul Bhattacharjee (Satish).
Guión: Gurinder Chadha y Paul Mayeda Berges; basado en la novela de Chitra Banerjee Divakaruni.
Producción: Deepak Nayar y Gurinder Chadha.
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Aishwarya Rai (la actriz que no besa en pantalla) interpreta a una bellísima Tilo que, de acuerdo con la novela, no debía ser tan joven y guapa, y de acuerdo con la historia, tampoco. La joven vive en Oakland, junto a San Francisco (no muy lejos del Golden Gate anterior a los destrozos de Magneto). Encerrada en su tienda vende especias variadas que ayudan a hacer felices a todos los que la rodean. Ella puede saber lo que necesita cada cliente y ayudarle en sus dificultades sin que él se de cuenta. Ha hecho los votos de la religión de las especias que le impone duras condiciones: no puede tocar a otra persona y no puede salir de la tienda. Pero entonces aparece un chico. Ella le da una oportunidad y las especias se vengan.
La extraña religión de las especias es una alegoría de la condición de la mujer india en los países donde emigra. Lo que Chada plantea es la sumisión a los prejuicios de una sociedad donde las castas, la obediencia ciega al padre o el machismo chocan con la moral occidental, o con la simple sensatez. El arte de la directora consiste un fino equilibrio entre la transgresión y el respeto. En “Quiero ser como Beckham” la niña desobedece al padre pero éste acaba permitiéndole que haga lo que quiere, en esta película llega a un punto parecido pero menos jubiloso. Chadha arranca sus finales felices de un compromiso entre la apariencia de obediencia y un cierto grado de libertad.
2 comentarios:
Pues gracias.
me parece una película super hermosa¡¡no se puede decir más,,,es de lo mejor¡¡me súper encantó...
el mensaje del amor¡¡ al final.... sin palabras... toda la película lleva una secuencia muy precisa y detallada... me encantó.....
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