Oliver Stone, 2004
Reparto: Colin Farrell (Alejandro), Angelina Jolie (Olimpia), Val Kilmer (Filipo), Anthony Hopkins (Tolomeo), Rosario Dawson (Roxana), Jared Leto (Hefestión), Christopher Plummer (Aristóteles), Gary Stretch (Cleitus), Jonathan Rhys-Meyers (Cassander), Joseph Morgan (Philotas).
Guión: Oliver Stone, Christopher Kyle y Laeta Kalogridis.
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Peplum pretenciosoReparto: Colin Farrell (Alejandro), Angelina Jolie (Olimpia), Val Kilmer (Filipo), Anthony Hopkins (Tolomeo), Rosario Dawson (Roxana), Jared Leto (Hefestión), Christopher Plummer (Aristóteles), Gary Stretch (Cleitus), Jonathan Rhys-Meyers (Cassander), Joseph Morgan (Philotas).
Guión: Oliver Stone, Christopher Kyle y Laeta Kalogridis.
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En 331 A.C. Alejandro Magno enfrentó su ejército de cuarenta mil griegos con más de doscientos mil persas de Dario en Gaugamela. Consciente de que el rey era un cobarde organizó la falange de tal modo que llegará al punto donde estaba Dario. Dario huyó y el ejército persa se batió en retirada. Fue una victoria decisiva. Desde ese momento hasta su muerte, el 13 de junio de 323, Alejandro fue conquistando una tras otra las provincias del inmenso imperio persa mientras Dario huía. Jamás perdió una batalla. Llegó hasta la India y sus hombres, agotados, exigieron regresar. Algún historiador dice que les hizo volver por del desierto de Gedrosia como venganza por no haber avanzado con él.
En 330 en Afganistán castigó una conjuración en su contra. Hizo ejecutar a Filotas que era uno de los cabecillas, pero también era el hijo de Parmenio, un general al mando de veinte mil hombres en Media a tres días de distancia. Alejandro tenía que asesinar al general antes de que oyera la noticia y se rebelara con su tropa. Mandó a sus oficiales más fieles, uno de ellos Clito, y ellos cumplieron su deber. Este episodio podría haber sido el más inquietante por su ritmo, por la carrera contra el tiempo, pero el resultado no es muy cinemático.
En 328 Alejandro estaba en Maracanda (Hoy Samarcanda). En una de sus fiestas se emborrachó y rebajó a su padre, Filipo de Macedonia. Uno de sus más fieles veteranos, Clito, había servido a ambos, y había salvado a la vida a Alejandro en la batalla del Gránico, se levantó y habló en defensa del difunto padre de Alejandro. Lleno de cólera, Alejandro lo atravesó con una lanza. Se arrepintió de su crimen y lloró varios días. Pero lo cierto es que Alejandro fue un asesino.
Oliver Stone podría darnos como excusa para haber rodado un peplum tan monumentalmente indiferente la obligación que tenía de cumplir con los datos de una biografía. Alejandro tuvo su gran batalla, su clímax, al principio de su carrera, cuando se enfrentó a Dario, y no al final, como conviene al rimo cinematográfico; sus decisiones no fueron lo que se dice un dechado de virtud, asesinó, arrasó y cayó en el exceso; y para un espectador es muy difícil compartir el empeño que puso en llegar más allá de la India, a despecho de la vida de sus hombres.
Stone podría haberse ceñido a los hechos para rodar un peplum de batallas y de intrigas. Pero las batallas y las tramas, que son la única cosa que entretiene al espectador, le interesaron menos que sus propias imaginaciones sobre los motivos y el corazón de Olimpia, la madre de Alejandro, o Hefestión, su amante. La película es larga y pomposa, pero no a costa de los hechos sinó de unas discusiones engoladas sacadas de alguna obra de teatro casposa. Las batallas están rodadas con dinero, pero sobre todo con desgana. Y es trampa sacudir tanto la cámara para que imaginemos acción sin verla.
La historia está narrada por Ptolomeo, el general que se quedó con Egipto (creo que Cleopatra desdendía de él). Como narrador nos explica algunos aspectos de la vida de Alejandro, y pasa de corrido sobre otros que a muchos espectadores, como a mi, nos gustaría ver, en vez de escuchar.
J.P. Bango (5/10): Ajeno, en fin, a las consignas del cine de ascenso y caída (veáse la excelente Lawrence de Arabia), la historia de Alejandro Magno discurre por la senda de una Road Movie Historicista de forma desangelada, sin ninguna progresión dramática (sólo crecen las cicatrices en el rostro, brazos, torso del macedonio) y menos fortuna narrativa.
Enrique Colmena *: En definitiva, este Alejandro no sólo no es Magno, sino que no llega a ni a coñac de garrafa.
Cinefago: comenzamos con la primera roña del año, el Gran Alejandro pierde más aceite que la furgoneta de Loco-Mia, y es que el sobeteo que se están metiendo todo el día con Hefestión encharca las hazañas de Alejandro, y es que sin duda más que conquistar, salir del armario es el tema del principal del film.
En voz alta: La moral neoconservadora americana no ve con buenos ojos la relación entre Hefestión y Alejandro. Una pasión que llevó al líder macedonio, a la muerte de éste, a realizar sacrificios humanos en su honor. Es de suponer que tampoco es políticamente correcto que Olimpia, madre de Alejandro, fuera una apasionada devota de los cultos orgíastico-dionisíacos y una mujer de asombrosa sangre fría, capaz de eliminar, literalmente, cuantos rivales encontrara en su camino. Tampoco será plato de buen gusto la afición a la bebida del conquistador macedonio.
Francisco Marinero ***: Ya cuando es adulto e interpretado convincentemente por Colin Farrell, Alejandro sigue estando obsesionado con ser semejante a Hércules, Aquiles y Prometeo (aunque lo más discutible de la película sea su voluntad de liberar a los pueblos bárbaros de sus tiranos e instaurar la libertad, un pensamiento demasiado moderno y algo incompatible con su insaciable afán conquistador) y con ganarse el amor de su madre y superar la grandeza de su padre (Stone acertó al haber optado por un actor de más peso físico para el papel de Filipo: Farrell parece vulnerable frente a Kilmer, que, curiosamente, era el elegido para hacer de Alejandro hace años cuando se intentó llevar a cabo el proyecto por primera vez).
Roberto Piorno @@@@: Se van a hartar a leer y oír encendidas descalificaciones, razonados improperios, explícitas decepciones y mofas a diestro y siniestro por el tinte capilar de Colin Farrell, por la empanada mental de Oliver Stone y por un millar y medio más de despropósitos.
Mr Cranky (-5): For starters, Old Ptolemy seems to be ad-libbing. Further, he tells us things that a more skilled filmmaker would be showing us. Third, as the movie progresses he shows up frequently, holding the pieces together like cinematic duct tape. […] Nothing forges male bonds like sweaty warfare in armored skirts and "Alexander" has more gay sexual tension than a Promise Keepers' meeting.
Roger Ebert **: Stone is fascinated by two aspects of Alexander: his pan-nationalism and his pan-sexualism. He shows him trying to unite many peoples under one throne while remaining equally inclusive with his choices of lovers.
Rotten Tomatoes: 14% $34m.
Enrique Colmena *: En definitiva, este Alejandro no sólo no es Magno, sino que no llega a ni a coñac de garrafa.
Cinefago: comenzamos con la primera roña del año, el Gran Alejandro pierde más aceite que la furgoneta de Loco-Mia, y es que el sobeteo que se están metiendo todo el día con Hefestión encharca las hazañas de Alejandro, y es que sin duda más que conquistar, salir del armario es el tema del principal del film.
En voz alta: La moral neoconservadora americana no ve con buenos ojos la relación entre Hefestión y Alejandro. Una pasión que llevó al líder macedonio, a la muerte de éste, a realizar sacrificios humanos en su honor. Es de suponer que tampoco es políticamente correcto que Olimpia, madre de Alejandro, fuera una apasionada devota de los cultos orgíastico-dionisíacos y una mujer de asombrosa sangre fría, capaz de eliminar, literalmente, cuantos rivales encontrara en su camino. Tampoco será plato de buen gusto la afición a la bebida del conquistador macedonio.
Francisco Marinero ***: Ya cuando es adulto e interpretado convincentemente por Colin Farrell, Alejandro sigue estando obsesionado con ser semejante a Hércules, Aquiles y Prometeo (aunque lo más discutible de la película sea su voluntad de liberar a los pueblos bárbaros de sus tiranos e instaurar la libertad, un pensamiento demasiado moderno y algo incompatible con su insaciable afán conquistador) y con ganarse el amor de su madre y superar la grandeza de su padre (Stone acertó al haber optado por un actor de más peso físico para el papel de Filipo: Farrell parece vulnerable frente a Kilmer, que, curiosamente, era el elegido para hacer de Alejandro hace años cuando se intentó llevar a cabo el proyecto por primera vez).
Roberto Piorno @@@@: Se van a hartar a leer y oír encendidas descalificaciones, razonados improperios, explícitas decepciones y mofas a diestro y siniestro por el tinte capilar de Colin Farrell, por la empanada mental de Oliver Stone y por un millar y medio más de despropósitos.
Mr Cranky (-5): For starters, Old Ptolemy seems to be ad-libbing. Further, he tells us things that a more skilled filmmaker would be showing us. Third, as the movie progresses he shows up frequently, holding the pieces together like cinematic duct tape. […] Nothing forges male bonds like sweaty warfare in armored skirts and "Alexander" has more gay sexual tension than a Promise Keepers' meeting.
Roger Ebert **: Stone is fascinated by two aspects of Alexander: his pan-nationalism and his pan-sexualism. He shows him trying to unite many peoples under one throne while remaining equally inclusive with his choices of lovers.
Rotten Tomatoes: 14% $34m.
3 comentarios:
Tengo un problema con Oliver Stone. Pero esta película, en cualquier caso no ha gustado a nadie (o casi). Si me gustan los actores. Me encanta que busquen a est@s actores/actrices de peso (y años) como Val Kilmer. Le da puntos a la película. Me obligué a verla entera, pero como el que no quiere dejar un libro a medias aunque no sea lo que esperaba. Sólo lo terminas y pasas al siguiente. Qué le vamos a hacer!
de todo, lo mejor son los actores y los decorados. Una puesta en escena bastante cuidada. Aunque sigo sin ver a Colin Farrell como Alejandro, no lo hubiera elegido para ese papel.
Me llama la atención el comentario de Sandy que dice que no ve a Colin Farrel como Alejandro, me pregunto a quien escogería ella, no es crítica solo curiosidad
www.actiweb.es/antoniocapetillo
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