Suceció en Manhattan

Wayne Wang, 2003
Reparto: Jennifer Lopez (Marisa Ventura), Ralph Fiennes (Christopher Marshall), Natasha Richardson (Caroline Lane), Stanley Tucci (Jerry Siegel), Bob Hoskins (Lionel Bloch), Tyler García Posey (Ty Ventura), Marissa Matrone (Stephanie Kehoe), Chris Eigeman (John Bextrum), Frances Conroy (Paula Burns), Priscilla Lopez (Verónica Ventura).
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Cenicienta en Manhattan

Sucedió en Manhattan es una actualización bastante coherente de La Cenicienta. La protagonista también hace todas las tareas y demuestra que vale en su trabajo, es Jennifer López, y trabaja de camarera de un hotel de lujo. De príncipe hace un candidato a senador republicano. Hay una hermanastra perfecta que sería la Millonaria Caroline Lane que se aloja en la suite Park. Marisa, la camarera, se prueba uno de sus vestidos y el político rico la confunde con una dama, que es como ir al baile convertida en princesa. El político la invita a cenar, pero acude la auténtica inquilina de la suite, que es como probarse el zapatito de cristal y ver que no cabe el pie.

Al cuento de La Cenicienta, le añaden el tema de la trasgresión. Cenicienta, o Marisa, ha sido mala porque ha mentido en vez de decir desde un principio que era una camarera. Tiene que expiar su culpa por el pecadillo y la echan del trabajo. A partir de ese momento es necesaria una buena provisión de pañuelos.

Yo consigo creerme casi toda la historia salvo en un punto. Que un candidato a senador se enamore de una camarera hispana me parece razonable, pero que lo haga un republicano... ¿estamos locos o qué?

Lo que viene a plantear la película es que uno es lo que parece, y que una camarera, con un traje de tres mil dólares es una princesa. Eso da que pensar, aunque no tanto como el discurso del niño, el hijo de Jennifer Lopez, que es la historia mejor trenzada dentro del cuento. El chaval se atasca en la ceremonia del cole porque no le sale un discurso, y ese problema conecta con el del político que tiene un truco para los nervios. Y al final el muchacho se lanza y habla a favor del perdón y de los pecadillos que hay que perdonar a los políticos (no sé si aludiendo a la manchita del vestido de la Lewinski o al brutal saqueo de un país sin legitimidad y sin vergüenza), que está relacionado con el pecado de su mamá. Es la vuelta de tuerca para obligarnos a agarrar el pañuelo y está bien, porque está preparada.

Los discursos tienen mucho de cine. A Capra le salían de vicio, John Doe no sería nada sin los discursos de Gary Cooper que le redacta la Stanwick. Cuando se trenzan bien suelen agarrar al espectador. Pero por lo general no sirven para nada a la hora de entender el fondo de la historia.

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