Fernando Colomo, 2002.
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Un buen camino para explorar***
Cada vez se va haciendo más frecuente que cuando me entusiasmo con una película nadie me secunda. Al Sur de Granada ha pasado sin pena ni gloria por nuestras pantallas y pocos han dicho algo en su favor. Y sin embargo me parece un acierto extraordinario. Gombrich explica este fenómeno porque a menudo lo que nos entusiasma de una obra es una razón externa al arte. Por ejemplo puede gustarnos un cuadro de un conejo que no tiene valor artísitico, simplemente porque nos gustan los conejos. Algo de ello puede haber en Al sur de Granada, si bien en el cine es complicado saber que pertenece al arte y que es externo.
La película me parece destacable, en primer lugar, porque aborda el tema del extranjero desde un punto de vista poco habitual en el cine español, es decir, desde el suyo. Brenan no es el guiri con perras. A Colomo le interesa lo que siente el extranjero al conocer un pueblo castizo y retrasado del sur. El modo en que huye de los tópicos andaluces y se fija en las observaciones de Brenan, como por ejemplo la brujería es otro ejemplo a seguir.
En segundo lugar, Colomo narra una historia de amor desigual, entre un inglés de la aristocracia intelectual londinense, y una muchacha pobre de un pueblo alpujarreño. Inspirado como está en la realidad, el espectador sabe de antemano que no va a ver una historia de ascenso social de una campesina. Ese es un cuento de hadas que ni siquiera la muchacha se plantea. El señor seguirá siéndolo, y la criada no se propone en ningún momento casarse con él, quiere tener una hija con él, nada más. Brenan, según cuenta la película se comporta honradamente, porque cumple su palabra. Y es difícil explicar de donde surge un hondo romanticismo en esa hija entregada.
Brenan escribió el libro que inspira la película demostrando su curiosidad insaciable por infinidad de temas y regala un cuadro de la España profunda de los años veinte. Colomo se ha centrado en la historia de amor, y de la España rural ha recogido dos episodios señalados, la lucha de los caciques, y la historia del cura enamorado. Paco es el amigo del inglés y con su gracia representa el mundo opuesto a la oscura visión teñida de supersticiones de las criadas, la religión y las castas sociales.
Colomo ha roto con la tradición del extranjero en nuestro cine, y yo animaría a seguir ese camino espléndido, pero creo que me he quedado solo aplaudiendo.