El viaje de Chihiro

Hayao Miyazaki, 2001.
"Spirited away"
***
La libertad y el ingenio

Al revés que Disney, Miyazaki no compone un relato con unas reglas estrictas que el mismo ha planteado en las primeras escenas, lo cual le da libertad para crear y moverse dentro de un mundo de fantasía sin ningún corsé. Pero al elegir semejante marco, Miyazaki renuncia igualmente a las mejores posibilidades de Disney: no puede sorprendernos porque el espectador desarmado no sabe que tiene que esperar en la siguiente escena. Tampoco consigue enganchar al espectador (no sé si el japonés por su cultura estará más dispuesto a entrar en el juego) porque este no sabe con quien identificarse, ni que móvil de la protagonista es importante.

La niña tiene dos afanes, uno es salvar a sus padres que han sido convertidos en cerdos por un hechizo. El segundo es liberar a su amigo Hoku que ha cometido otra transgresión y puede pagarla con su vida.

¿Qué interés tiene pues la película? Una vez advertidos de que no es entretenida en el sentido tradicional, tampoco deja de ofrecer otras prendas. En primer lugar funciona igual que un sueño porque todo lo que uno ve tiene gran fuerza emocional pero está completamente fuera de contexto. La niña tiene la obsesión de trabajar, y de conseguir un contrato, el bebé quiere jugar a toda costa y chantajea, el amigo que la ayuda frente a todos los sufrimientos, la babosa que huele apestosa, los premios, todas emociones intensas pero que no contagian nada al espectador porque están saturadas de irrealidad, y porque en el juego de engaños y transformaciones nadie sabe lo que es importante y lo que es hechizo.

Otro aspecto que ha hecho que se tome en serio la película es el cuidado casi maniático con que se ha cuidado cada escenario y cada detalle de la nimación. Si no le entretiene la trama (cosa probable) le aconsejo que pasee la mirada por cada objeto perdido de la pantalla (peldaños, cajones, quitamiedos, manchas en la carretera, texturas...) no tiene desperdicio.
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