El planeta del tesoro

Ron Clements y John Musker, 2002
Guión: Ron Clements, John Musker y Rob Edwards; basado en la novela 'La isla del tesoro' de Robert Louis Stevenson
Producción: Roy Conli, John Musker y Ron Clements.
Música: James Newton Howard.
* * *
La adaptación

Como era de esperar, Disney ha hecho una buena interpretación de un libro clásico. Los guionistas han buceado en el entramado humano de la novela de Stevenson y han encontrado todo aquello que merece un acento, y todo lo que puede tener valor para un espectador de hoy. Lo vienen haciendo con los cuentos que eligen desde que empezaron con la Sirenita. Y lo hacen bien. De esta última etapa de películas perfectamente digeribles por un público adulto, la mejor siempre me ha parecido La Bella y la Bestia, porque los estereotipos funcionan a la perfección y porque su enfrentamiento enriquece a todos los personajes, salvo al patán machista de Gastón que no hay manera de salvarlo.

En La isla del tesoro, los creadores se fijaron en dos temas que desarrollan mucho más que la novela original, por un lado la amistad entre el muchacho Jim Hawkins, que busca un padre, y Long John Silver que gracias a Disney tiene que demostrar donde tiene su corazón. Y en segundo lugar se centra en el joven y su afán por ser alguien en la vida.

No son los temas de Stevenson, y por eso, en función de los temas, las aventuras cambian su curso, lo cual es de agradecer para los que hemos visto muchas veces la versión clásica de Victor Flemming o la de los setenta con Orson Welles haciendo de Silver.

Iguales a un buen Shakespeare, la casa Disney (a la que yo no hago competir con los dreamworks ni con ningún otro porque el cine de animación no me parece una carrera de relevos) se ha hecho inigualable en la creación de secundarios, que generalmente son animalillos y adultos tontorrones. Morph es un bicho que se transforma en otros objetos y que expresa con sus formas los sentimientos de los personajes, la viva imagen de abú, el monito de Aladdin. El doctor Doppler es un adulto inofensivo, como el Sultan de Aladdin, o como el padre de Belle.

Hay otra traducción en la película que a mi me convence mucho menos, o simplemente nada. Se trata de la ambientación. Como puede verse por las imágenes, los barcos del siglo dieciocho, los piratas y los tesoros son ahora naves espaciales. Pero es una traducción a medias, porque a los dibujantes no les convencía el mundo galáctico de Lucas y los videojuegos, y plantan velas, pasarelas, esquifes, y cuerdas. Y Jim tiene que limpiar la cubierta. De cascos espaciales ni hablar. Así que puestos a traducir los barcos por naves con tanta desgana, mejor dejar los barcos.

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