Asalto al poder

"White House Down" Roland Emmerich, 2013

Emmerich andaba comedido desde que liberó al planeta de una invasión extraterrestre en Independence Day. Siguió poniendo el planeta patas arriba en cada una de sus películas, como Godzilla, El dia de mañana, o destruyéndolo como en 2012. Pero no se atrevía a salvarlo con una bandera americana y un himno sonando de fondo desde entonces. White House Down es el regreso de Emmerich, un autor alemán, por sus fueros más conocidos del patriotismo americano.

"Asalto al poder" es una película de heroes. Pero ¿Que es un héroe? Un héroe es un señor que en un atasco monumental toma el arcén y llega a su casa el primero mientras los demás hacen noche en la carretera. Un héroe es el tipo que con una frase se mete a todo el mundo en el bolsillo mientras tú te pasas redactando miles de informes con miedo a te echen del trabajo.

Channing Tatum aspira a ser escolta del presidente, pero sacaba notas muy bajas en el cole y no le dan el cargo. Durante un asalto a la Casa Blanca, él es la única esperanza del mundo libre frente a una banda organizada de ladrones y a una conspiración. Su hija es una niña de once años que no lo abraza porque él se perdió su actuación en el instituto, como todos los niños resentidos americanos. Sin embargo es capaz de publicar un vídeo en youtube y en un blog que ahora no mola llamar blog el atentado en tiempo real. Los conocimientos de esta niña, por muy extraordinarios que parezcan, son probablemente los mismos que tiene cualquier menor de edad de la sala. Los grandes dignatarios de la Casa Blanca, y el jefe del servicio secreto, sin embargo, necesitan un busca para comunicarse. Ella es otra heroína de la historia, ser capaz de difundir un vídeo en un minuto es como adelantar por el arcén o como conquistar con una frase cuando otros necesitan miles de informes.

La película me plantea si la protagonista es la hija o si es el padre. "Asalto al poder" es una visita a un parque temático. Empieza con cicerones que te explican detalles de la Casa Blanca, como el bunquer escondido, o algunas reliquias expuestas para los visitantes. Convertida en visita interactiva, la emoción empieza a subir cuando el presidente de los EEUU acepta hablar para el videoblog de la niña y se dispara cuando los dos visitantes que han pagado su entrada se convierten en la única esperanza de salvar el mundo de una conspiración. El edificio no tiene salvación, pero basta llamar a una cuadrilla de albañiles, una mano de pintura, y aquí no ha pasado nada.

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