Aunque todavía está lejos de conocerse cómo se resolverá este crash financiero que se ha llevado por delante la a la banca de inversión estadounidense -Lehman está quebrado, Merrill Lynch vendido, Morgan Stanley y Goldman reconvertidos a bancos comerciales-, ya se puede decir que en Estados Unidos han fracasado los reguladores financieros, los supervisores y los gestores de riesgo. Este fracaso mancha además la capacidad política de la Administración Bush para conseguir que se apruebe el plan de rescate patrocinado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. De esta cadena de frustraciones, todas ellas peligrosas para la estabilidad financiera internacional, tiene que salir forzosamente una banca mejor supervisada, más regulada y más preocupada por el riesgo. Podría decirse, en términos del clásico ¡Que bello es vivir!, que los banqueros estadounidenses se parecerán cada vez más al desagradable Mr. Potter y cada vez menos al rooseveltiano George Bailey.
El País. Negocios. Editorial. 28 de septiembre de 2008.
"It's a wonderful life"
Frank Capra, 1943
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