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La cinta que debimos enviar a los Oscars

Con los grandes uno tiene la sensación de que sus peripecias no son más que una excusa, a veces una distracción para llevarnos a su terreno, para hablarnos de un modo, con un tono... Para hablarnos al oido, como hace Shyamalan, para confesarse ante nosotros, como le gusta a Mankiewicz, para soltar su vena desenfrenada, como Almodóvar, o para decirnos cosas con calma, con serenidad, que es tono que recorre toda la película de Daniel Sánchez Arévalo. La peripecias, increíbles a veces, inesperadas siempre, dejan a cada personaje a punto de perder los nervios, pero siempre acaba en una jugada más sorprendente aún que la anterior, y se recompone sobrio, sensato, sereno.


Daniel Sánchez Arévalo, 2006
Reparto: Quim Gutiérrez (Jorge), Marta Etura (Paula), Raúl Arévalo (Israel), Antonio de la Torre (Antonio), Héctor Colomé (Andrés), Eva Pallarés (Natalia), Manuel Morón (Fernando), Ana Wagener (Ana), Roberto Enríquez (Roberto).
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La película está construida con un ritmo habitual en el cine español, que reparte los hayazgos a lo largo de todo el metraje. El guión clásico de Hollywood sabe que basta con concentrar la pólvora en tres momentos clave, los dos giros del primer y segundo acto, y el final. Ese olvido puede que explique la taquilla, pero no le resta un ápice de valor a una película descomunal.

Jorge, el protagonista, cuida de su padre inválido, y con problemas de memoria, lleva la portería y trata de buscar trabajo con su título de empresariales que ha sacado en la UNED. Su hermano cumple condena y se enamora por primera vez en su vida de otra convicta. Ella necesita quedarse embarazada para cambiar de pabellón. El amigo de Jorge espía desde la terraza de su edificio a un masajista gay.

Mientras Hollywood fabrica héroes sin ningún signo cansancio, el cine español no se cansa de curar a su público. Lo cura de su intransigencia, de su incorrección. AzulOscuroCasiNegro se enfrenta a temas candentes, como la sexualidad dentro de la familia, la homosexualidad como parte de la sexualidad, el sexo sin amor, las herencias entre hermanos, quien cuida de los ancianos, el mercado laboral. Son todos temas que el cine evita, porque que no son fáciles, y porque son deprimentes. AzulOscuroCasiNegro los ilumina con una mirada asombrosa, y asombrada, la de un Sánchez Arévalo que no nos habla para darnos lecciones, ni para susurarnos, que lo lleva todo a su terreno, y acaba hablándo en ese tono subyugante, sobrio, sensato, sereno. La única lección, la tesis es su incurable romanticismo. Sin duda la cinta que merecía ir a los oscars.

3 comentarios:

Matías Cobo dijo...

Pues creo que tienes razón. Si pongo en el fiel de una balanza lo que me emocionó esta cinta de Sánchez Arévalo y lo que lo hizo la de Almodóvar, probablemnente éste caiga en favor de la de este joven realizador. La película, bajo su aparente sencillez, esconde un guión soberbio que abunda en bastantes temas con gran lucidez. Como poco, yo la habría incluido entre las candidatas que la Academia escogió para optar al Oscar.

Unknown dijo...

Es una gran película.
Me encanta el complejo que domina la relación del protagonista con su vecina. Y cómo convierte una idea dificil y disparatada (que un hermano le pida al otro lo que le pide), en algo divertido y bastante natural (te lo crees).
Hay algunos hallazgos magníficos:
Por ejemplo, esa voz que va anunciando nombres de becados y como él parece oirla... enfrente del escaparate mirando el traje. Eso es cine.Y eso estaba en el guión, seguro ;)

Cinéfilo dijo...

Cierto. Muchas cosas están en el guión, y parecen cosa del cámara, o del director, o del sonido...

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