Traiciones
Michael Mann, 2006
Reparto: Colin Farrell (Detective Sonny Crockett), Jamie Foxx (Ricardo Tubbs), Gong Li (Isabella), Naomie Harris (Trudy Joplin), Ciarán Hinds (Fujima), Justin Theroux (Zito), Barry Shabaka Henley (Teniente Castillo), Luis Tosar (Montoya), John Ortiz (José Yero), Elizabeth Rodriguez (Gina).
Guión: Michael Mann; basado en la serie de televisión creada por Anthony Yerkovich.
* * *
Sonny y Ricardo (Farrell y Foxx) son dos detectives que tienen que hacerse pasar por traficantes. Igual que en las películas de timadores la trama consiste en engañar al otro. Para conseguirlo tienen que viajar a Haití. Pero Michael Mann no es David Mammet, no hace pasatiempos intelectuales para que lo admiremos desde lejos. Mann hace cine para meter a sus personajes hasta el cuello y para involucrar al espectador. La película echa a andar cuando lo que está en juego deja de ser la astucia.
John Nash, el protagonista de "Una mente maravillosa", se hizo famoso con su teoría de juegos, que es poco más o menos, como la partida que juegan los protagonistas. La vida es como un juego, uno tiene siempre la opción de cooperar, o de traicionar al contrario. Según la estrategia que uno sigue en cada mano se puede trazar un modelo. El buenazo coopera siempre, aunque le traicionen. El resentido coopera hasta que le traicionan una vez y luego nunca más. La conclusión de Nash, si no recuerdo mal, era que la estrategia más rentable era la del perverso. Como no coopera nunca no pierde ni una. Lo que Mann le dice a Nash es que el que gana no es el que se las lleva todas, el que gana es el que confía.
Silencio se rueda: El desarrollo de toda esta trama, la verdad, resulta lento y, por momentos, mal explicado. De hecho, la cinta comienza con la muerte de dos agentes infiltrados de un cuerpo policial distinto al de Sonny y Tubbs debido a un chivatazo procedente de una de las agencias de seguridad implicadas. Pues bien, en el desenlace, después de que los dos policías de Miami retomen el trabajo de sus compañeros caídos, no queda resuelto el preocupante asunto del chivatazo.
Dioses y monstruos: aunque veamos el lujo que mueve el narcotráfico y la delincuencia high class, no abandonamos en ningún momento los parámetros del cine negro.
Dioses y monstruos: aunque veamos el lujo que mueve el narcotráfico y la delincuencia high class, no abandonamos en ningún momento los parámetros del cine negro.
5 comentarios:
¡Uau! Pues sí que me he quedado a cuadros con la aplicación de la teoría de juegos... pero, ¿de verdad el que gana es el que confía, según Mann?
Un saludo!
Mmmm... Buena pregunta... Tengo que pensarlo.
En la vida puede que Nash tenga razón, pero uno va al cine para que le alegren el día diciendo lo que dice Mann.
¿Qué piensas tú?
Bueno, yo tengo mi propia teoría, y me baso más en otras pelis de Mann que en ésta, donde no veo tan diáfano este juego de confianzas o intenciones perversas. Creo que Mann siempre beneficia en sus películas al personaje que tiene fe, a quien pelea por algo en lo que cree. Es decir, el personaje que confía termina saliendo bien parado. Lowell Bergman, el periodista que intepreta Pacino en 'El dilema', confía en la historia de su fuente (Russell Crowe) y pelea hasta al final por él. Y pese a que su cadena de TV le deje con el culo al aire, él se saldrá con la suya y salvará su prestigio antes de marcharse de la cadena. En 'Heat', quien vence es Pacino, quien sólo tiene clara su vocación como policía. Y en Collateral gana Max, el taxista, quien decide arriesgarse una vez en su vida por una chica. Pero es cierto que, en el cine, siempre buscamos la identificación con este tipo de personajes, con quienes lo apuestan todo en el juego de la vida.
Igual mis interpretaciones son de lo más libérrimas, pero yo lo veo así.
Un saludo a ambos.
Hola! Pude ver la película y me sorprendió particularmente el retrato que Michael Mann hace de Miami. Es decir, ese lugar soñado de playas y sol puede convertirse en un purgatorio donde nadie está plenamente seguro. Y ahí mismo es donde cada uno tiene quepagar por sus acciones, o por las de los amigos. Me sorprende la marginalidad que Mann le aporta a la locación y cómo la hace jugar con imágenes de Ciudad del Este y Cuba a las que dota de más cantidad de colores y vida. Eso es dar sentido, dar vida al relato audiovisual.
me gusto tu pàgina, bastante completa en lo que se refiere a contingencia o actualidad de cine.
Francisco
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