¿Lo hicieron o no?



En el libro que sirve más o menos de manifiesto para la posteoría, y que cabe considerar razonablemente como su mejor texto, Richard Maltby examina la famosa escena que abre el último cuarto de la película Casablanca: Ilsa Lund (Ingrid Bergman) va a la habitación de Rick Blaine (Humphrey Bogart) para tratar de obtener los salvoconductos que les permitirán a ella y a su marido, el líder de la Resistencia Victor Laszlo, huir de Casablanca a Portugal y luego a Norteamérica. Cuando Rick se niega a dárselas, ella saca una pistola y amenaza con dispararle. Rick le responde: «Vamos, dispara, me harás un favor». Ella se derrumba y comienza a contarle entre lágrimas la historia de por qué le abandonó en París. Para cuando ella le dice «Si supieras cuánto te amaba entonces, cuánto te sigo amando aún», la pareja está abrazada en un primer plano. La película pasa entonces a un plano de tres segundos y medio de la torre del aeropuerto por la noche, con su reflector dando vueltas, y luego vuelve a pasar a un plano del exterior de la ventana de la habitación de Rick, donde le vemos a él de pie, mirando hacia fuera y fumando un cigarrillo. Rick se gira hacia el interior de la habitación y dice: «¿Y entonces?». Ella retorna su relato... 
La primera cuestión que se plantea aquí, naturalmente, es: ¿qué ha pasado en medio, durante el plano de tres segundos y medio del aeropuerto? ¿LO HAN HECHO o no? Maltby tiene razón al subrayar que, en este punto, la película no es simplemente ambigua, sino que genera más bien dos significados muy claros, aunque mutuamente excluyentes: lo hicieron, y no lo hicieron; en otras palabras, la película da una señal nada ambigua de que lo hicieron, y al mismo tiempo da una señal nada ambigua de que no pueden haberlo hecho. Por un lado, toda una serie de elementos codificados indican que sí lo han hecho, es decir, que el plano de tres segundos y medio representa un período más largo de tiempo (la fusión de la pareja en un abrazo apasionado apunta habitualmente hacia la realización del acto después del fade-out; el cigarrillo de después es también la señal estándar de la relajación posterior al acto; incluso la vulgar connotación falica de la torre); por otro lado, otra serie de elementos paralelos indican que NO lo han hecho, es decir, que el plano de tres segundos y medio del aeropuerto corresponde al tiempo diegético real (la cama del fondo no está revuelta, parece que continúa la misma conversación, etcétera). Incluso cuando, en la conversación final entre Rick y Laszlo en el aeropuerto, se refieren directamente a los eventos de esa noche, sus palabras pueden interpretarse en ambos sentidos: 
RICK: ¿Dijiste que sabías lo mío con Ilsa?
VICTOR: Sí.
RICK: No sabías que estuvo en mi habitación anoche cuando tu estabas... Ella vino a buscar los salvoconductos. ¿No es verdad, Ilsa?
ILSA: Sí.
RICK: Lo intentó todo para conseguidos y nada funcionó. Hizo todo cuanto pudo para convencerme de que todavía estaba enamorada de mí. Eso fue hace mucho tiempo; por ti hizo como si no fuera así y yo dejé que lo fingiera.
VICTOR: Comprendo.
La solución de Maltby es insistir en que esta escena es una muestra perfecta de cómo Casablanca «está deliberadamente construida para ofrecer fuentes de satisfacción distintas y alternativas a dos personas sentadas una junto a otra en el cine», es decir, «que podía funcionar igual para audiencias "inocentes" y "sofisticadas"». Al nivel de la línea narrativa superficial, el espectador puede interpretarla según los códigos morales más estrictos, pero la película ofrece al mismo tiempo las suficientes pistas «sofisticadas» para construir una línea narrativa alternativa, y sexualmente mucho más atrevida. Esta estrategia es más compleja de lo que podría parecer: es precisamente PORQUE sabes que estás en cierto modo «cubierto» o «absuelto de impulsos de culpa» por la línea oficial del relato que te permites fantasías sucias (sabes que estas fantasías no van «en serio», que no cuentan a ojos del gran Otro.. .). Así pues, solo tenemos una corrección que hacerle a Maltby, y es que no necesitamos a dos espectadores sentados uno junto al otro: nos basta y nos sobra con un solo espectador, en sí mismo escindido.

Slavoj Žižek: “Lacrimae Rerum

1 comentarios:

Karina dijo...

simplemente: brillante!!!
Felicitaciones...

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