Fritz Lang habla de "Los sobornados"

Peter Bogdanovich: Muchas películas hechas a partir de compromiso social pierden su sentido tras diez o veinte años. Las suyas, no.

Fritz Lang: Quizá sea porque mis películas tratan de problemas eternos. Por ejemplo, The Big Heat es una acusación contra el crimen. Pero implica a gente, a diferencia de otras buenas películas contra el crimen que sólo tratan de gángsetrs. En The Big Heat (que, por cierto, fue escrita –a partir del libro de McGivern– por un extraordinario reportero criminal, Sidney Boehm), Glenn Ford es un miembro del departamento de Policía, y su mujer resulta muerta. La historia se convierte en una cuestión personal entre él y el crimen. Él se convierte en el público.

Y eso nos lleva de nuevo a la técnica del cine: se muestra al protagonista de forma que el público pueda ponerse en el pellejo de este hombre. Ante todo, uso mi cámara de manera que muestre las cosas, cuando sea posible, desde el punto de vista del protagonista; así mi público se identifica con el personaje en la pantalla y piensa con él. Segundo (y esto tiene algo que ver con escribir y dirigir), el personaje de Ford se acerca a Joe Nadie. Es bueno en su trabajo, a veces se pone furioso cuando las cosas salen mal o alguien le dice que es un idiota, cuando no lo es; pero no se atreve a decir nada a causa de la situación que hay en el departamento de Policía. Quiere a su esposa. Esta vuela hecha migas, y así comienza su lucha privada, su venganza privada. Inconscientemente, recorre todas mis películas, supongo: «odio, asesinato y venganza», la lucha contra el destino. Y «la venganza es un fruto amargo y malo».

Peter Bogdanovich: Como en M, no muestra realmente en la pelicula las cosas más violentas.

Fritz Lang: Suponga, en M, que pudiera mostrar ese horrible crimen sexual. Ante todo, es una cuestión de gusto, y de tacto. No se puede mostrar tal cosa. No soy uno de los que dicen que las películas deberían entretener; deberían no sólo entretener. (Creo que si se mete un problema en una película -el llamado «mensaje»- es también mucho mejor para la taquilla, porque hay algo de lo que se puede hablar -a favor o en contra- con otros. Y las discusiones llevan a la gente al cine. Creo que «Si quiere un mensaje, vaya a Western Union» es la frase más estúpida. Es simplemente estúpida.) De cualquier manera, gusto y tacto. Si pudiera mostrar lo que es más horrible para mí, puede que no fuera horrible para otro. Todos los espectadores -hasta el que no se atreve a permitirse entender qué le ocurrió realmente a aquella pobre niña- tienen una sensación horrible que les escalofría. Pero cada uno tiene una sensa ción diferente, porque cada uno imagina lo más horrible que podía ocurrirle. Y eso es algo que no hubiera logrado mostrando sólo una posibilidad: digamos que abre en canal a la niña, que la destripa. En cambio, de esta forma, fuerzo al público a convertirse en un colaborador mío; al sugerir algo, consigo una mayor impresión, un mayor compromiso que mostrándolo. Para descender a una cosa muy simple: una chica a medio vestir es mucho más excitante que una chica desnuda. y todavía hay algo más. En The Big Heat, Glenn Ford se sienta a jugar con su hija, su mujer sale a meter el coche en el garaje. Explosión. Al no mostrarla, primero se tiene la impresión. ¿Qué fue eso? Ford sale corriendo. Ni siquiera puede abrir el coche, ve solamente la catástrofe. Inmediatamente (porque lo ven a través de sus ojos), los espectadores sienten lo mismo que él.

En otras palabras, muestro el resultado de la violencia, y lo del café estaba en el libro [Lee Marvin desfigura a Gloria Grahame echándole café hirviendo en la cara]. Todo ello no hubiera sido posible a menos que el café estuviera a 100º. Así que mientras la banda está jugando al póquer en una habitación -en uno de esos condenados toques míos- mostré que el café en la cocina estaba hirviendo. (Además -no sé por qué habría de autocriticarme-, se podía haber hecho cirugía estética.) En cierto sentido, ese es el peligro de las cosas; si uno las hace muy convin¡;entes, la gente se las cree. Me pregunto cuántas mujeres han echado café caliente sobre las caras de sus esposos y se sintieron muy decepcionadas con el resultado, y dijeron: «Lang es un director asqueroso».

Escribí una vez un artículo en defensa de la violencia. Hablando en términos generales, a causa de las guerras de este siglo, algunas cosas se han estropeado. ¿ Cree que hay mucha gente en el público actual que cree en un castigo después de la muerte? No. Así que, ¿de qué tienen miedo? Sólo de una cosa: el dolor. Por ejemplo, la tortura un campo de concentración nazi; no tanto la muerte en el campo de batalla como ser herido, quedar mutilado. En este momento la violencia se convierte en un elemento dramático absolutamente legítimo, con el fin de hacer del público un colaborador, para hacerle sentir.

Peter Bogdanovich: "Fritz Lang en América". Editorial Fundamentos, 1972.

2 comentarios:

Otis B. Driftwood dijo...

La descripción que da Lang de cómo se debería mostrar la violencia en el cine da, justamente, las razones por las que no me gusta "Sin City".

¿Está reeditado el libro?

Saludos.

Cinéfilo dijo...

No sé si lo habrán reeditado. Sólo conozco la edición antigua que saqué de las bibliotecas populares.

top