El Código Da Vinci



Debates

Después de abrazar el Cristianismo, Constantino convocó un concilio en Nicea para unir todas las posturas y señalar las herejías. Una de las discusiones más importantes fue la que planteó el arrianismo. La postura oficial era que Cristo era Dios, no había sido creado, como el resto de los mortales. Arrio, en cambio defendía que Cristo era una criatura. ¿Qué importancia puede tener que Cristo sea una cosa u otra? Mucha.



Si Cristo fue humano, su sacrificio tiene valor, pero no más que el de tantas otras personas que han sufrido. Si Cristo era Dios, como defiende la iglesia, la humillación y el tormento de la cruz no es un ejemplo más de sufrimiento, su sacrificio es el momento central de la historia. Ese acto justifica, también, la salvación. Toda esta cuestión estaba en juego en Nicea, y también lo está en “El Código Da Vinci”.


Ron Howard, 2006
Reparto: Tom Hanks (Robert Langdon), Audrey Tautou (Sophie Neveu), Ian McKellen (Sir Leigh Teabing), Alfred Molina (Obispo Aringarosa), Jürgen Prochnow (Vernet), Paul Bettany (Silas), Jean Reno (Capitán Fache), Etienne Chicot (Teniente Collet), Jean-Yves Berteloot (Remy Jean), Jean-Pierre Marielle (Jacques Saunière), Marie-Françoise Audollent (Hermana Sandrine), Seth Gabel (Michael).
Guión: Akiva Goldsman; basado en la novela de Dan Brown
* * *
La película trata de la batalla entre una secta secreta, El Priorato de Sión, que tiene una prueba de que Cristo era humano, y la rama más conservadora de la iglesia, el Opus Dei, que lucha a muerte por preservar la ortodoxia.

El relato de esta discusión le ha permitido a Dan Brown hacerse con el record de ventas de todos los tiempos con su novela. Sin embargo a Ron Howard puede que no le salgan tan bien las cuentas cuando vea la taquilla. Eso me lleva a la diferencia entre lo que busca un lector que pasa las páginas de un libro ávido por una respuesta y lo que busca un espectador intrigado por un misterio: cosas ligeramente diferentes.

La película es fiel al libro para su desgracia. Comienza planteando interrogantes y avanza a costa de más interrogantes y giros. Pero el papel de los protagonistas no es cinemático, es más bien intelectual. No es una película de personajes, sino de enigmas. Decía un crítico que ver "El Código Da Vinci" es tan emocionante como ver a tu abuelo resolviendo un sudoku. El cine no funciona si los personajes no se implican hasta el fondo; tienen que jugarselo todo. La novela, en cambio, funcionó como un puzzle, como una intriga que afectaba a la religión, a la cultura, al lector. El problema no es que no haya química entre Tatou y Hanks, el problema es que ninguno de los dos se juega mucho más que una derrota al parchís.

3 comentarios:

Matías Cobo dijo...

Seguro que a Howard le salen las cuentas en taquilla. En este caso, la frase de, "aunque se para hablar mal, lo importante es que hablen de uno", se cumplirá al dedillo. Que la mayor parte de comentarios (también el tuyo) aputen a lo aburrida que es, no creo que le merme audiencia a la peli, haciendo así buena esa tendencia tan de moda de ver o leer lo que todo el mundo ve y lee. En gran parte, el fenómeno del libro funcionó así. Si no lo habías leído, parecías un extraño.

A mí, particularmente, no me interesan estos enigmas tan de moda. Creo que, en lugar de estar tan pendientes sobre la divinidad real o no de Jesucrito, debiéramos preocuparnos más por la humanidad o deshumanización de nuestro mundo. Tenemos muchos asuntos terrenales de los que ocuparnos.

Cinéfilo dijo...

El caso es que a mi sí me interesan estas discusiones sobre el sexo de los ángeles. Debe ser que tengo demasiado tiempo libre.

nisuyaves dijo...

A mí no me pareció que los personajes no vivieran la película, nosé puede que estuviera tan pendiente de la historia (no me leí el libro, mucho mejor para que te guste el film), que a mí no me aburrió en absoluto y me mantuvo intrigado hasta el final. A mi gusto una buena película, si no la comparamos con el libro, que no olvidemos son cosas muy diferentes.
Salu2.

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