Gore Verbinski, 2005
Reparto: Nicolas Cage (David Spritz), Michael Caine (Robert Spritz), Hope Davis (Noreen), Michael Rispoli (Russ), Gil Bellows (Don), Gemmenne de la Peña (Shelly), Nicholas Hoult (Mike), Judith McConnell (Lauren), Dina Facklis (Andrea), DeAnna N.J. Brooks (Clerk).
Nicolas Cage interpreta a David Spritz, un presentador del tiempo de la televisión con sus momentos buenos y, sobre todo, sus momentos malos. La "Hello America" podría contratarlo y multiplicar su sueldo. De su trabajo odia que la gente lo aborda por la calle y a veces le tira basura.
El padre de David ganó el premio Pulizer, y es difícil estar a la altura de un padre así. Su mujer se divorció de él. La hija tiene sobrepeso, el hijo no sabe que puede ser víctima de acoso.
Después de rodar su “Piratas del Caribe”, parece que Verbinski ha decidido probar con el realismo, si bien yo no lo tengo claro. Verbinski cree que el realismo consiste en tocar temas un poco delicados, como el de la pezuña de camello, o bien en no dejar que el protagonista gane todas las batallas, dándole una de cal y otra de arena. No me quejo de ninguno de los dos procedimientos. Lo que me rebela un poco es la falta de honradez con que cuenta su historia. Lo que realmente le falta al protagonista no es un millón de dólares al año, sino rehacer su matrimonio, y la película deja el tema en un segundo plano. Peor aún, nos cuenta que fracasó por una salsa tártara. Lo cual es tan escapista como hablar de piratas.
La profesión de este personaje es una especie de símbolo de su vida emotiva. Las cosas ocurren porque hay vientos impredecibles y nadie sabe cuando va a llover.
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