¿Ha dicho Almodóvar o Amenábar?

El tema lo ha sacado “la cinefilia”, una bitácora que, de paso, aprovecho para recomendarles. Dicen que los dos riman, y que coinciden en una virtud, los dos han sabido tocarle los cojones al clero.

Y no digo que no, pero no es lo mismo. También coinciden en sus gustos, a ninguno de los dos le gustan las chicas, pero no se puede comparar a Fernando Esteso con Billy Wilder por el hecho de que los dos hicieran comedia. No es lo mismo. Amenábar es como el torero, sabe dar la estocada con arte, Almodóvar es el toro, se va derecho a lo rojo, o a lo que se mueve. Sus curas pederastas no sirven para desacreditar al clero, ni la moral católica, su saña tiene más de cuenta pendiente que de discurso, o de convincente. El golpe que da a la iglesia en “La buena educación” es tan bajo que problablemente provoque más simpatía que rechazo por un colectivo tan vejado.

Amenábar decidió salir del armario a la vez que rodar “Mar adentro”, que son cosas parecidas. Ramón Sanpedro era otro condenado a vivir encerrado en el armario, o ataud, de la vida impuesta, mal entendida por la moral católica. Para criticar las mordazas y el absurdo de una moral soportada durante dos milenios, Amenábar tuvo la sutileza de elegir un caso parecido al de los homosexuales, pero no el mismo. Yo creo que eligió a Sanpedro porque representaba la voz de un individuo que quiere hacer con su vida lo que le viene en gana, igual que el propio Amenábar, y que no puede porque un colectivo de imbéciles ha monopolizado ese derecho y ha elegido por él lo que es mejor para él. Homosexualidad y eutanasia eran una astilla en la moral católica que sólo Amenábar podía usar y prestidigitar con un fin claro.

Para hacer divertidas sus tramas, Almodóvar acude siempre a la burda artillería de los sarasas, el exabrupto, la barbaridad, o el escándalo, también al sentimentalismo barato, o al barroquismo de pacotilla. Para adornar sus mensajes necesita travestis y victimas, porque no es un artista, es el dueño del megáfono que llamamos “lo políticamente correcto” al que le da todo el volumen que tiene la rueda.

En cambio Amenábar tiene el sello de un genio. Le falta curarse algun arrebato místico, como la chorrada de hacer volar a Ramón Sanpedro, pero es el dueño de un estilo sin estridencias, y una sensibilidad desarmante.

Los americanos todavía no se han enterado. Yo me quedo asombrado cuando les veo aplaudir a Almodóvar de esa manera. Allá ellos, pero si quieren un genio de estas latitudes que rime con el otro y que tenga verdadera substancia, tendrán que empezar a dejar de ignorar a Amenábar.

0 comentarios:

top