Johnny Guitar

Nicholas Ray, 1954
Reparto: Joan Crawford (Vienna), Sterling Hayden (Johny 'Guitar' Logan), Mercedes McCambridge (Emma Small), Scott Brady (Dancin' Kid), Ward Bond (John McIvers), Ben Cooper (Turkey Ralston), Enerst Borgnine (Bart Lonergan), John Carradine (Old Tom), Royal Dano (Corey), Frank Ferguson (Marshal Williams), Paul Fix (Eddie).
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Western fou

Johnny Guitar llega a un salón de juego enclavado en un paraje casi desierto. La dueña es la mujer que amaba. Vienna le ha hecho venir después de cinco años para ayudarle con el local. Aparece una partida de granjeros que quieren que ella se vaya y cierre. Temen que por su culpa venga el ferrocarril y traiga granjeros; acusan a la banda de Dancin’ Kid de cometer asaltos en la región pero él lo niega. Encabeza la partida Emma, una ranchera que odia a muerte a Vienna.

La fama de la película viene de su rareza y de la cantidad de lecturas que añade a las siempre lineales tramas del western. El fondo de la película es el enfrentamiento entre dos mujeres, Vienna y Emma. Y aunque siguiendo la tradición del western resuelven sus diferencias con pistolas es un duelo entre mujeres. Muchos han querido ver en la historia un trasunto de la caza de brujas de Macarthy, y es cierto que el protagonista y el director sufrieron la persecución. Se habla del nacimiento del western psicológico, también del western lírico, y hay quien no duda en hablar de tragedia griega por el carácter casi mítico de los conflictos. Los diálogos son a veces cáusticos, a veces grandilocuentes, a veces poéticos. Muchos elogian el uso que Ray hace del color, el rojo intenso de los decorados y los parajes nocturnos, el blanco del vestido de Vienna, que representa su inocencia en medio de los abusos.

En Johnny Guitar hay mucho de lo que dos años más tarde aparecerá en “Rebelde sin causa”. Una pareja atormentada por sus propios problemas, un final apoteósico lleno de hilos que se juntan y una víctima que resuelve la tensión ofreciendo su vida en un sacrificio, como en una tragedia clásica.

El famoso diálogo de Johnny Guitar


Johnny: How many men have you forgotten?

Vienna: As many women as you've remembered.

Johnny: Don't go away.

Vienna: I haven't moved.

Johnny: Tell me something nice.

Vienna: Sure. What do you want to hear?

Johnny: Lie to me. Tell me all these years you've waited...

Vienna: All these years I've waited.

Johnny: Tell me you'd have died if I hadn't come back.

Vienna: I would have died if you hadn't come back.

Johnny: Tell me you still love me like I love you.

Vienna: I still love you like you love me.

Johnny: Thanks. Thanks a lot.
Victor Rivas Morente: Una de las cintas del oeste más importantes de los años 50, período en el cual, sin perder los parámetros tradicionales que delimitan el histórico género, algunos westerns, especialmente tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, alcanzaron una proyección psicológica reseñable por su profundidad y complejidad, que ayudaban a madurar las clásicas propuestas y motivos, y a inundar la tipología y mitología westeriana con simbologías y lirismos acompañando la cavilación reflexiva sobre personajes solitarios de difícil integración, generalmente antihéroes, significados por la amargura, la melancolía y unas contradicciones emocionales que les situaban en difíciles conflictos personales e interpersonales, generalmente ubicados en microcosmos con caracteres de definición universal.
Se desvía de la mera exaltación hombruna tan característica del género para incorporar el enfrentamiento clave entre dos personajes femeninos fuertes, aguerridos y decididos, que incluso trastocan el color concedido en su vestimenta a “buenos y malos”, alejándose de la violencia/muerte/venganza entendida como fin, para emplearla como medio de deliberación sobre la misma y sus consecuencias.
Es muy plausible el sentido climático de tensión, mantenido con un pulso narrativo brioso y diálogos secos, cortantes, directos, amenazadores, imbuidos en muchas ocasiones de cinismo e ironía, que urgan en las debilidades y fortalezas de un completo muestrario de personajes, en sus deseos, en sus esperas, en sus odios, en sus encuentros, en sus celos, en sus pasiones.
Dennis Schwartz: Nicholas Ray's exotic psychological and neurotic Western, in which he covers his usual outsider theme but in a Western that doesn't feel like any other. It feels as if Freud wrote the script and everyone's sexual motivations were constantly being psychoanalyzed. It was almost as if the film was a parody of a Western humorously examining what a man and a woman are supposed to be like, while playing games with the Western conventions.
Derek Malcolm: This baroque and deliriously stylised Western, along with Fritz Lang's Rancho Notorious and Raoul Walsh's Pursued, proves it is possible to lift the genre into the realms of Freudian analysis, political polemic and even Greek tragedy.
John Petrakis: aficienados labelit a teen opera dressed up in western gear, while conspiracy theorists maintain that the entire movie is an extended allegory for the McCarthy witch hunt
Gary Morris: Crawford apparently detested McCambridge (jealous of her superior acting abilities, no doubt) to the point that she snuck into her rival's dressing room one night, stole all her clothes, and threw them onto the highway. A pity -- when by all accounts Crawford's "predatory lesbian" instincts during this time were at their zenith.

Rotten Tomatoes

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