Alex de la Iglesia, 2004
Reparto: Guillermo Toledo (Rafael), Mónica Cervera (Lourdes), Luis Varela (Don Antonio), Enrique Villén (Inspector Campoy), Fernando Tejero (Alonso), Javier Gutiérrez (Jaime), Kira Miró (Roxanne), Rosario Pardo (Sra. despistada), Gracia Olayo (Concha).
Guión: Jorge Guerricaechevarría y Álex de la Iglesia.
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¿Quién dicta los cánones de belleza?Reparto: Guillermo Toledo (Rafael), Mónica Cervera (Lourdes), Luis Varela (Don Antonio), Enrique Villén (Inspector Campoy), Fernando Tejero (Alonso), Javier Gutiérrez (Jaime), Kira Miró (Roxanne), Rosario Pardo (Sra. despistada), Gracia Olayo (Concha).
Guión: Jorge Guerricaechevarría y Álex de la Iglesia.
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Muchos creadores empiezan ganándose al público envolviendo su mala leche en el papel couché del humor y la imaginación, pero les ocurre que una vez nos tienen ganados se olvidan de nosotros y dejan su mala leche un poco desnuda y aburrida, para regocijo, sólo, de devotos e incondicionales. Le ocurrió a Almodóvar y ahora le está ocurriendo a Alex de la Iglesia.
Rafael es un vendedor sin parangón que ha dedicado toda su vida a los grandes almacenes Yoya o algo así. La sección de moda de señora es su reino, allí se viste, liga con las vendedoras... Su sueño es vivir como un señor, ajeno a la mediocridad de la gente de la calle, y hasta que no cumpla ese sueño no se conforma con nada, ni siquiera pinta su piso. Este comienzo de la película es muy fresco y animado. Guillermo Toledo se dirige a la cámara como su confesora para hablarnos de sí mismo y de sus sueños.
Para llegar a ser jefe de planta, Rafael tiene que vencer un obstáculo. Don Antonio, de la sección de moda de caballeros compite con él por el puesto y tienen un mes para medir quien hace más caja. Rafael se juega el puesto en una venta de un abrigo de visón, que es una escena antológica donde Alex de la Iglesia sabe que se juega la película. Rafael pierde y don Antonio se venga después de ser ascendido; discuten y don Antonio muere accidentalmente. Lourdes, la única vendedora que Rafael no ha intentado ligarse por su físico poco acorde con los cánones de belleza actuales, conoce el secreto de Rafael y lo obliga a ser su amante.
Con un comienzo tan atrevido Alex de la Iglesia tenía fácil llevar su película a buen puerto, pero lo cierto es que una vez hecho el planteamiento la idea no dio más de sí y es un poco lamentable ver como el director estira un personaje que ya había matado porque no sabe por donde tirar.
De la Iglesia habla del soltero de hoy, de la poca disposición que tiene al compromiso, que está representado por la muchacha fea e impositiva. Rafael, que aborrece la mediocridad y sólo puede vivir entre primeras marcas y mujeres neumáticas, se ve obligado, para tapar su delito, a casarse con una mujer que representa la peor de sus pesadillas: fea, vulgar y con una familia de freaky. (Perdonen el anglicismo pero busco sin descanso una expresión castiza). Cabe reírse de ver al engreído escarmentado, pero cabe también simpatizar con él. Es una de las muchas razones que hacen que la película no me hiciera tanta gracia. Tampoco me parece un acierto el modo que evolucionan los secundarios. Cabía sacar mucho partido de esos compañeros tan dichararcheros, pero en vez de eso todos se van volviendo puñeteros.
Hay muchos excesos en la forma de narrar las peripecias. Todo lo que ocurre podía haber sido planteado con la sutileza de una screwball comedy, pero De la Iglesia prefiere el exceso, y hasta cierto punto el esperpento, para que no nos olvidemos de que está haciendo comedia, no vaya a ser que le tomemos en serio. Por eso maltrata mucho los almacenes, situados en el edificio de la FNAC de Callao, y las muecas de los actores son algo desencajadas. Yo respeto su estilo, pero seguiré prefiriendo, siempre, la sutileza.
De hecho sus mejores golpes son casi invisibles. Le gusta colocar en el mismo plano a una persona que está enamoradísima (ella) y otro que vive una pesadilla (él); un almacén en llamas lleno de gente histérica y un empleado tranquilo que se fuma un cigarrillo. ¿Se acuerdan de “El día de la Bestia” cuando el sacerdote busca un disco y Santiago Segura, detrás, baila al son de la música satánica?
Al final De la Iglesia consigue lanzar su eslogan sobre lo ridículo que es el éxito en el mundo de la empresa, y hasta calza un párrafo entero sobre lo absurdos que son nuestros modelos de belleza que nos dictan los centros comerciales. Bueno, es su película y me parece bien que saque su pancarta, alguna idea traída por los pelos, o que deje un cameo al mimo de Preciados que finge un día de viento. Pero yo creo que en realidad ha creado una metáfora, no del todo desdeñable, sobre la asfixia en que se convierten algunas relaciones de pareja.
Teo | Fabrizio Benedetti
Fernando Méndez-Leite ****: Como en "Lío en los grandes almacenes", de Frank Tashlin, la acción de la nueva y muy divertida comedia de Álex de la Iglesia transcurre en un porcentaje elevado de su metraje en una de esas grandes superficies donde los ciudadanos dejamos tiesa la tarjeta de crédito. Pero el protagonista de este crimen disléxico no es un patoso como Jerry Lewis, sino lo contrario: un empleado modelo que aspira al puesto de jefe de planta, seguro de sí mismo, machista y donjuán.
Jesús Palacios: En sus mejores momentos, películas como Acción Mutante, El día de la Bestia y, sobre todo, Muertos de risa (su obra maestra) o La comunidad, se erigen como sabias y feroces herederas del teatro y el verbo de Muñoz Seca, Jardiel Poncela, Tono, Mihura, los primeros Álvaro de la Iglesia y Alfonso Paso (después perdidos para la causa, asfixiados por su propio éxito), el humor gráfico de “La Codorniz”, más que de “El Jueves”, y, naturalmente, los tebeos clásicos del humor hispano, hoy lamentablemente olvidados: el “Din Dan”, el “DDT”, “TBO”, el “Tío Vivo”, el ya más moderno “Mortadelo”, etc. De Jan, Ibáñez, Vázquez, Schmidt, Benejam, Raf, Escobar, Serafín y tantos otros, han aprendido Álex de la Iglesia y su sempiterno döppelganger guionista, Jorge Guerricaechevarría, el arte de hacer reír de forma inteligente, cínica y, sin embargo, surreal, tierna y barroca.
Enrique Colmena *: hacer una comedia negra, negrísima, pero lo que le sale es su evidente aversión por la perfección o por la normalidad
Fernando Méndez-Leite ****: Como en "Lío en los grandes almacenes", de Frank Tashlin, la acción de la nueva y muy divertida comedia de Álex de la Iglesia transcurre en un porcentaje elevado de su metraje en una de esas grandes superficies donde los ciudadanos dejamos tiesa la tarjeta de crédito. Pero el protagonista de este crimen disléxico no es un patoso como Jerry Lewis, sino lo contrario: un empleado modelo que aspira al puesto de jefe de planta, seguro de sí mismo, machista y donjuán.
Jesús Palacios: En sus mejores momentos, películas como Acción Mutante, El día de la Bestia y, sobre todo, Muertos de risa (su obra maestra) o La comunidad, se erigen como sabias y feroces herederas del teatro y el verbo de Muñoz Seca, Jardiel Poncela, Tono, Mihura, los primeros Álvaro de la Iglesia y Alfonso Paso (después perdidos para la causa, asfixiados por su propio éxito), el humor gráfico de “La Codorniz”, más que de “El Jueves”, y, naturalmente, los tebeos clásicos del humor hispano, hoy lamentablemente olvidados: el “Din Dan”, el “DDT”, “TBO”, el “Tío Vivo”, el ya más moderno “Mortadelo”, etc. De Jan, Ibáñez, Vázquez, Schmidt, Benejam, Raf, Escobar, Serafín y tantos otros, han aprendido Álex de la Iglesia y su sempiterno döppelganger guionista, Jorge Guerricaechevarría, el arte de hacer reír de forma inteligente, cínica y, sin embargo, surreal, tierna y barroca.
Enrique Colmena *: hacer una comedia negra, negrísima, pero lo que le sale es su evidente aversión por la perfección o por la normalidad
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