Pedro Almodóvar, 2004
Reparto: Gael García Bernal (Ignacio Rodríguez / Ángel Andrade / Zahara / Juan), Fele Martínez (Enrique Goded), Javier Cámara (Paca), Daniel Giménez Cacho (Padre Manolo), Lluis Homar (Sr. Berenguer), Francisco Maestre, Juan Fernández, Ignacio Pérez, Raúl G. Forneiro, Alberto Ferreiro, Petra Martínez, Sandra, Roberto Hoyas.
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Al menos parece que ya no hace falta curarnos la homofobiaReparto: Gael García Bernal (Ignacio Rodríguez / Ángel Andrade / Zahara / Juan), Fele Martínez (Enrique Goded), Javier Cámara (Paca), Daniel Giménez Cacho (Padre Manolo), Lluis Homar (Sr. Berenguer), Francisco Maestre, Juan Fernández, Ignacio Pérez, Raúl G. Forneiro, Alberto Ferreiro, Petra Martínez, Sandra, Roberto Hoyas.
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En la última película de Almodóvar no aparecen heterosexuales, y los homosexuales no se dedican a escandalizar a nadie ni a culpar a los héteros, de lo cual cabe deducir que Almodóvar considera que el público ya está curado de homofobia, o bien que no tiene remedio.
El tema de la película podría ser la pederastia, de no ser porque Almodóvar, como de costumbre, se olvida de sus intenciones a mitad de camino y deja al pederasta pululando por toda la cinta sin castigo ni venganza. Al manchego le gusta más la improvisación y la pasión ciega, por eso hay que perdonarle, cada vez que hace una película, que se deje un sinfín de cabos sueltos. A Almodóvar le pasa como a Poe cuando compuso “el cuervo” que sabe la emoción que quiere producir pero le da igual los medios que haya que usar para conseguirlo. Generalmente no me gustan sus películas, porque ni siquiera consigue transmitirme esa emoción.
Tampoco apruebo que en esta ocasión se entregue a la moda de la prestidigitación. Ha elegido el juego de las matriotchkas con una historia que es contada dentro de su historia y que incluye a un personaje que también cuenta una historia. Esconde una trampa con una identidad, y cree que es importante el giro final, pero no lo es; de hecho lo que consigue es renunciar a una de las pocas virtudes que aún le reconocía, la de ser inclasificable.
Angie Errigo ****: It goes without saying that this is an audacious business. It’s gay with a vengeance and a bold mix of art, trash and accomplished homage. The structure is what fascinates, unsurprisingly, since Almodóvar worked on it for over ten years. Not only do we get films within a film, but stories that open up into other stories, real and imagined.