Sin embargo, es chocante que una mente tan clara como la de Wilder no vea la diferencia entre su obra maestra “El apartamento” y su prescindible “Bésame tonto.”
"En bandeja de plata, por otro lado, no funcionó por razones que ignoro. Bésame, tonto fue todavía más catastrófica, por culpa de la crisis cardiaca de Peter Sellers y también por culpa de las ligas de la decencia. A esa película se le hicieron transfusiones de sangre, respiración artificial, pero nunca funcionó. Una mañana, al lavarme los dientes o al ducharme, descubriré cómo debi hacerla. No entiendo por qué la película no le gustó a la gente: es la película más burguesa que hay. Un hombre quiere hacer carrera y el que podría ayudarlo quiere acostarse con su mujer. Reemplaza a su mujer por otra, pero cuando más cerca está del éxito, lo rechaza y echa fuera al tipo, un tema que utilizo a menudo. Es la actitud de un burgués muy estrecho de miras. El público lo aceptó mejor en El apartamento, porque estaba mejor concebido, mejor escrito y mejor engrasado. En El apartamento se me reprochó ser demasiado audaz, pero es una historia original que yo habia escrito, basada en acontecimientos muy íntimos. Alguien quiere algo, pero cuando lo obtiene se da cuenta de que se ha degradado y lo rechaza. Cuando Lemmon es vicepresidente, no lo soporta y pisotea el típico triunfo americano. Lo mismo es aplicable al personaje femenino de esta película: el patrón le promete divorciarse y cuando lo ha hecho, ella ya no quiere casarse."
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