Paul Weitz y Chris Weitz, 2002.
Reparto: Hugh Grant (Will), Toni Collette (Fiona), Rachel Weisz (Rachel), Sharon Small (Christine), Nicholas Hoult (Marcus), Madison Cook, Jordan Cook, Nicholas Hutchison, Ryan Speechley, Joseph Speechley, Nat Gastiain Tena, Laura Kennington.
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Reparto: Hugh Grant (Will), Toni Collette (Fiona), Rachel Weisz (Rachel), Sharon Small (Christine), Nicholas Hoult (Marcus), Madison Cook, Jordan Cook, Nicholas Hutchison, Ryan Speechley, Joseph Speechley, Nat Gastiain Tena, Laura Kennington.
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¿Cada hombre es una isla?
Tengo que creerme que los creadores de esta película son los mismos que los de El diario de Bridget Jones, pero leyendo la ficha no veo ningun parecido. Para encontrar verdaderos parecidos hay que ver las dos. Hay en ambas un estereotipo de treintaañero moderno que puede servir a muchos para sentirse reflejado y que servirá en el futuro para entender como éramos en la primera década del milenio, o como nos veíamos.
¿Cómo son los treintaañeros solteros de nuestros días? Insolidarios. El protagonista, Will, dice, igual que John Bon Jovi, que todo hombre es una isla. Su mayor afán es disfrutar del paso de los días que divide en unidades no muy largas para no aburrirse. Cortarse el pelo son dos unidades, leer el periódico una. Otra de sus preocupaciones es ligar. Pero para conseguirlo tiene que engañar a las mujeres, hasta que descubre un filón en las mamás divorciadas. Este vacío recuerda mucho a la obsesión de Bridget por los gramos de peso, las minifaldas y el alcohol.
El verdadero problema de Bridget es que ha llegado a una edad en la que todos le dicen que tiene que casarse, y ella asume que es así. Su verdadero problema es casarse con el hombre adecuado, por eso no es de extrañar que cite a Austen, cuya preocupación era la misma, y reproduzca el esquema de Orgullo y prejuicio. El problema de Will es que no quiere vincularse con el mundo. Él no busca pareja, huye de ello.
Casualmente Will conoce a un niño al que puede ayudar. Marcus es un chico raro en el cole porque no está a la moda y vive pegado a las faldas de su mamá un poco neurótica. Marcus es importante porque es la única persona que le va a demostrar al soltero que cada individuo no es una isla.
Marcus sirve para demostrar a Will que está equivocado cuando dice al empezar la película una cosa que todos sabemos que es cierta, pero que queremos que nos demuestren que no es así: el hombre de nuestros días puede vivir completamente solo, ser feliz y llenar su vida sin hacer nada por nadie y sin pedir nada a nadie.
Los problemas se resuelven en una escena en la que todo se puede venir abajo o todo se puede resolver dependiendo de que alguien haga algo a tiempo, lo cual es un recurso muy conocido por todo el cine anglosajón y siempre da mucho ritmo. Y sin embargo, es un recurso que los demás cines no quieren probar, quizá porque lo ven manido, quizá porque les parece fácil, y claro, en España todos son autores. Nadie se molesta en hacer cosas divertidas.