Gerardo Herrero, 2002.
Reparto: Federico Luppi, Elena Ballesteros, Paulina Gálvez, Gastón Pauls, Gianfranco Brero.
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Creo que una de las escenas no era lamentableReparto: Federico Luppi, Elena Ballesteros, Paulina Gálvez, Gastón Pauls, Gianfranco Brero.
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Las razones que a mi me permiten juzgar película suele venir formulado por la propia película. Si un director y unos actores te preparan para unas escenas climáticas de catarsis y emoción, hay un criterio aplicable a la buena ejecución de la obra: ¿consigue o no consigue arrastrarte? Me limito a aplicar este criterio cuando digo que estas dos horas de selva y termitas son basura.
Busco más ejemplos (el relato es un manual) de cosas que no funcionan. Parece fácil crear un malo, el cine está lleno de ellos. En esta película aparecen dos, el oficial del ejercito y el otro cónsul. ¿Por qué son malos? No tienen más que algún tic, y aparte de eso, los protagonistas no dejan de zaherirlos en sus conversaciones. Es decir, son malos porque los protagonistas de repente lanzan su dedo acusador con un insulto y yo como espectador tengo que sumarme a su odio.
La protagonista, la hija del cónsul, odia, con igual sinsentido a la amante de este. Su voz en off nos explica que se equivocó. Si bien no hay una sóla escena que justifique su odio. Tampoco las hay que justifiquen su error.
Para culminar el despropósito, la historia de acción que justifica la trama, se descubre como insignificante. Lo que al principio era una locura se vuelve un chiste. Y usted ha pagado y ha aguantado dos horas para que se lo cuenten.
Decía que una de las escenas no era lamentable. Me refería al principio de la película, un hidroavión con la hija del cónsul llega a la selva. El padre la recibe y en un paso de fronteras donde llueve a cántaros, él soborna a un funcionario.