Moulin Rouge

Baz Luhrmann, 2001.
Interpretación: Nicole Kidman (Satine), Ewan McGregor (Christian), John Leguizamo (Toulouse Lautrec), Jim Broadbent (Harold Zidler), Richard Roxburgh (Duque de Monroth), Matthew Whittet (Satie), Kerry Walker (Marie), David Wenham (Audrey).
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Bastan las canciones

Moulin Rouge narra una trama deliveradamente débil. Se ambienta en un París deliveradamente irreal y está interpretada por unos personajes que deliveradamente sobreactuan, y que cantan canciones de nuestros días que no pegan con el 1900 de la ambientación. Entonces ¿por qué es emocionante? No sé si la película engancha tanto por la música, o el juego de irrealidad que nos propone se convierte en una buena excusa desarmarnos.

Moulin Rouge es la historia de una Vedette (Nicole Kidman) que acaba enamorándose de un escritor sin dinero. Un millonario inglés ofrece patrocinar la obra que planean, pero a cambio quiere los favores sexuales de la artista. La comedia que ensayan narra los azares de una cortesana que se enamora de un zitarista y tiene que elegir entre el artista pobre y un sultán rico. De modo que la vida de los personajes y la obra que ensayan se entremezclan. La tuberculosis de la protagonista recuerda terriblemente el mundo de "La Dama de las Camelias."

Muchas escenas son frenéticas. La cita del millonario con la corista en su camerino con forma de elefante y la confusión que esta tiene con el escritor del libreto es digna de un vaudevil, la escena es memorable. Luhrmann demuestra que una escena rodada con el suficiente frenesí puede superar la crítica de cualquier espectador frente a lo irreal de la situación.

Es más normal en los músicales ofrecer nuevas canciones para que tarareen las siguientes generaciones que acudir a las conocidas. Este musical nos devuelve a la emoción de muchas canciones de nuestra vida. Es un placer de escuchar lo conocido transformado por la mano de un creador que pega y suma estribillos. Sólo con ese juego podía haber encandilado a un público amplio. Súmese una reconstrucción virtual de Paris, un ritmo desaforado y unos temas tradicionales, como es la elección entre el amor y la seguridad del dinero y se entenderá su éxito. Lo que cuesta más explicar, a menos para mi, es el sentimiento de frialdad que deja debajo de esa fachada deslumbrante.
Mateo Sancho Cardiel [LA BUTACA] las imágenes que nos ofrece Baz Luhrmann en "Moulin Rouge" son, visualmente, absolutamente innovadoras y deslumbrantes. "Moulin Rouge" hace una soberbia y ambiciosa adaptación de numerosos éxitos de todos los tiempos que hacen las veces de diálogos, y que se intercalan, se mezclan, se cambian, para obtener un resultado brillante en las voces de Nicole Kidman y Ewan McGregror, actores de registros vocales sorprendentemente competentes. Madonna, Marilyn Monroe, Sting, The Beatles o Whitney Huston son algunos de los artistas trasladados al paraíso del Can-Can y adornados por números musicales que van desde lo manido e irregular a lo poderoso y sublime.
Pablo del Moral [LA BUTACA] Es una película exhuberante, frenética y desvergonzadamente entretenida. Para la musicalización de "Moulin Rouge", Luhrmann hace desvergonzado uso de canciones populares muy conocidas, cuyas letras se ajustan a las escenas. Aun así ésta no es una película fácil de tragar, y estoy consciente de que será vehementemente odiada por muchos. Para mí resultó una experiencia única y muy disfrutable.
Leandro Marqués [LA BUTACA] Allí, en medio de todo ese esplendoroso festival del glamour, el director se regocija introduciendo canciones pop absolutamente fuera de época, que utiliza para hilvanar algunos diálogos desopilantes. El verdadero poder del film se centra en su impactante despliegue visual. Desde su puesta en escena, sus coreografías, la ambientación y el vestuario hasta los efectos especiales,
Moviola Es un poco difícil ser objetivo y mesurado cuando una cinta está tan bien hecha, pero es que el resultado final que Luhrmann muestra en pantalla es simplemente espectacular. Pero vayamos por partes. Aquí hace exactamente lo puesto a su anterior filme, es decir, ubica la historia en un tiempo pasado con diálogos y referencias actuales, manteniendo el mismo estilo musical e, inclusive, mejorándolo.
Roger Ebert (3/4) Satine, the heroine, is seen not so much in dramatic situations as in poses--in postcards for the yearning mind. The movie is about how we imagine its world. It is perfectly appropriate that it was filmed on sound stages in Australia; Paris has always existed best in the minds of its admirers. While it might be most convenient to see it from the beginning, it hardly makes any difference; walk in at any moment and you'll quickly know who is good and bad, who is in love and why--and then all the rest is song, dance, spectacular production numbers, protestations of love, exhalations of regret, vows of revenge and grand destructive gestures. It's like being trapped on an elevator with the circus.
The Movie Mecca (10/10) Chew on this: This movie is about the story of a writer telling the story of his writing a stage play based on the story of his writing of said stage play (which, by itself, is a piece to the puzzle that can loop on and on recursively).
Fatt and Lazy (3,5/5) He found an original and highly entertaining way to breathe life into a dying genre.
Mr Cranky (-2) Remember the word "anachronism" because you're likely to hear it a lot. It appears to be the next big thing in cinematic style: Take a cool historical era or event, and then score it to some overplayed modern rock tune. It starts rattling off love-related song titles in an effort to convince her not to sleep around and to commit to a life with him instead. Standing in their way is the mean Duke (Richard Roxburgh), who doesn't know very many clever pop tunes and thus seems entirely unhip.
Desconecta (4/5) Lo peor: El riesgo de adaptar versiones de grandes temas pop de los años 80 y 90 en un musical ambientado en el siglo pasado, en el que los actores, además de los números musicales, interpretan canciones y diálogos indistintamente.
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