Los cronocrímenes



La composición


Nacho Vigalondo, 2007
Reparto: Karra Elejalde (Héctor), Bárbara Goenaga (chica), Nacho Vigalondo (chico), Candela Fernández (Clara).
* * *
Las películas de viajes en el tiempo, las de robos, y las de detectives y los poemas con rima tienen en común que uno no sabe si se lo ha pasado bien hasta que llega al final. Por eso conviene escribirlas a atrás adelante, porque si el final no es bueno, es mejor no empezar.

Películas como “El incidente” de Shyamalan funcionan mal porque producen una gran expectación para un final que no la colma. El libro de “El código Davinci”, la película del mismo título, las dos Búsquedas y la cuarta parte de “En busca del arca perdida”, producen la misma decepción en un espectador al que se le ha hecho esperar un apocalipsis.

Los cronocrímenes trata de una máquina que permite al protagonista viajar en el tiempo a unas horas antes. Su principio, lejos de crear muchas expectativas obliga al espectador a esperar pacientemente en la insipidez de una pareja feliz recien mudada a su nueva casa, que algo ocurra. También obliga a anotar en la cabeza todos los detalles, porque cada incidente anormal (por desgracia demasiado poco anormales, demasiado anodinos) tendrá un sentido en la segunda lectura de los hechos que coincide con un viaje al pasado.

La segunda revisión tiene una vuelta de tuerca en una tercera. La estructura ternaria es la reina de las estructuras en el mundo de la ficcion. Igual que en un poema, agradecemos oír la misma desinencia dos versos más adelante. Esos sonidos explican que el autor pusiera aquella palabra tan innecesaria. Entendemos que llame a la chica Sandra porque luego rimará con Escafandra. Y saltamos de alegría cuando vemos que ese segunda rima no era más que una preparación para la tercera, para la definitiva que cierra el poema.

Lo mismo que el poeta fuerza versos, Vigalondo fuerza nuestra credulidad en la primera historia (¿por qué va al bosque?), nos deja algo perplejos en la segunda (¿por qué no se quita la venda?) y premia a todos los espectadores si se quedan hasta el final.
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