Los niños de Huang Shi



Convencer, contar, hacerlo bien...

Un periodista inglés llega a China para conocer en persona la invasión que ha iniciado Japón. Los japos decomisan sus fotos y firman su ejecución. Herido y prófugo acaba en un orfanato de una provincia olvidada. Los niños no lo aceptan pero una enfermera inglesa los obliga a acogerlo. Cuando las fuerzas japonesas se acercan el periodista decide conducir a los niños en una travesía de mil kilómetros sobre las montañas hasta un lugar que él conoce por un libro de la ruta de la seda de Marco Polo.

"The children of Huang Shi"
Roger Spottiswoode, 2008
Reparto: Jonathan Rhys Meyers (George Hogg), Radha Mitchell (Lee Pearson), Chow Yun Fat (Jack Chen), Michelle Yeoh (Madame Wang), David Wenham (Barnes), Guang Li (Shi Kai).
Guión: Jane Hawksley, James MacManus
* *

Bien contada, “Los niños de Huang Shi” podría ser una buena historia. Un extranjero que no habla chino es rechazado por una turba de niños traviesos que no lo aceptan hasta que se los gana. Un periodista en busca de la guerra descubre que su verdadera vocación es ser el tutor de una chiquillería a la que embarca en una aventura trepidante. Lo malo es que ninguno de los dos titulares vale para la película. No supieron contarla. Por eso resulta tan indiferente.

Los buenos guiones tienen buenos giros no para conseguir nota en un examen de guión. Tienen giros porque hacen falta. Primer descalabro: unos niños no aceptan a un extranjero pero se aguantan. Es que la vida tampoco funciona así. Todos vivimos un momento en que descubrimos que hemos roto el hielo o nos hemos ganado al otro. Eso tiene que verse en la película, eso es la película. Segundo descalabro: un inglés convence a treinta niños (que no se ha ganado) para lanzarse a un viaje en el que pueden morir y llegar a un lugar que no saben si estarán peor aún. Eso no funciona en el cine. Pero es que la vida tampoco es así. Las grandes gestas hay que venderlas, a las multitudes hay que convencerlas. ¿Qué lleva a todos a embarcarse en semejante empresa? ¿Qué les convenció? Si el que la cuenta no lo tiene claro da igual lo que se gaste en ambientación. Está tirando el dinero.

Vale, sabían que iba a soltarlo y lo digo porque si no, reviento: El segundo acto no se ha construido. Si no hay pp1 y no sabemos por qué se comprometen o para qué, entonces nos da igual todo.

Lo que sí está construido, sin embargo, es la orquesta ideológica. Aprendemos a las mil maravillas que los japos son crueles y gañanes. El siglo XX es según el cine un siglo de países arrogantes y peligrosos cuyo listado coincide con los enemigos que Estados Unidos se hizo en cada una de sus guerras. Supongo que es una coincidencia. Sobre todo porque la película la pagan alemanes, chinos y australianos. No sé como era el dicho de quien escribe la historia y tal, pero seguro que alguno de mis lectores lo sabe mejor que yo.
Ricardo Aldarondo. Fotogramas ***: Una virtud de una película tan clásica y convencional como Los Niños de Huang Shi es el equilibrio entre la grandeza visual de presupuesto generoso y el intimismo y el detalle en la descripción y la relación de los personajes. Nada que ver con el cine de David Lean, por supuesto, pero sí al menos con una cierta épica disfrutable por quienes prefieren que no los saquen de lo previsible.
Roberto Piorno. Guía del Ocio ***: No hay grises en la película de Spottiswoode, sólo blancos y negros. Los buenos son impolutos, los malos ejercen su maldad con nocturnidad y alevosía. Esa pronunciada tendencia al esquematismo resta muchos enteros a una ficción por lo demás solventemente facturada y espectacular, con aire de superproducción anacrónica, que se explora con curiosidad y se digiere por la vía rápida gracias a su didáctica disposición.
Francisco Marinero. Metropoli **: Está claro que Hogg, humanista y pacifista ya por familia, fue un hombre abnegado, admirable, un auténtico héroe, pero, aunque lo intenta, la película no le hace justicia porque resulta sencillamente increíble su experiencia.
Javier Ocaña. El País: La desgracia es que la sensación de fascinación dura apenas media hora. En cuanto el protagonista abandona la máquina de escribir y se engancha a una especie de personalísima ONG integrada por un solo miembro (él mismo), la película se hunde. Primero, porque en ningún momento hay un proceso de reconversión de su ideario.
David Cárdenas. Tu Blog de Cine: Esta historia, que con sólo ser leída emociona, ha sido trasladada para mí por Roger Spottiswoode con una falta de emoción, ya no sólo visual sino narrativa, desoladora.
RT | IMDB | La Butaca

1 comentarios:

Mjp dijo...

Holaa. Sabes ojala leas todo mi pequeño articulo es que yo no te apoyo mucho sobre tu critica de la pelicula Los niños de Huang Shi. Encuentro que tu critica esta basada en lo negativo y a un critico se le valora por hablar sobre ambos lados.Osea tu debes vasarte en lo bueno de la pelicula,porque te digo esto... te lo digo porque asi como estas escribiendo ahora no le das ganas a nadie de ver la pelicula entoncesc que gracia tiene esa critica.

Osea si un critico de comidas dice esta comida es repugnante nunca comeria aqui porque sabe todo a calcetin sucio ¿tu crees que le van a comprar al restaurant? ¿que tal si el critico dio una critica erronea?¿se ira a la quiebra ese lugar por culpa de que el critico sea un pesimo critico?¿tu crees que es muy justo eso?

Lo bueno de esta critica es de que si la leiste aprenderas y podras mejorarte asi que para la proxima vez espero que te vuelvas mucho mejor

Saludos te desea lo mejor
Daniela

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