Slumdog Millionaire



Trascender

Danny Boyle, 2008
Interpretación: Dev Patel (Jamal Malik), Freida Pinto (Latika), Madhur Mittal (Salim), Anil Kapoor (Prem Kumar), Irrfan Khan (inspector de policía).
Guión: Simon Beaufoy; basado en la novela "Q & A" de Vikas Swarup.
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Una de las debilidades del cine de competiciones, atracos, loterías... está en el botín. Si toda la emoción de la película se reduce a saber si el protagonista gana o pierde, un soplo de un amigo equivale a verla entera. Si te la destripan no vale la pena ir a ver lo que ya sabes.

La policía interroga y tortura a Jamal Malik porque cree que está haciendo trampas en el concurso “¿Quiere ser millonario?” Él dice que no, así que tiene que explicar por qué un chico del té sin estudios sabía todas las respuestas (menos la última que tendrá que responder al día siguiente).

El repaso de cada pregunta del programa nos lleva a la infancia del joven en los durísimos suburbios de Bombay. Las peleas de sectas, la mendicidad organizada para la cual mutilar a un niño significa aumentar la recaudación, la desigualdad entre ricos y desharrapados llevada a la humillación y la vileza.

Cada pregunta del concurso sirve para contarnos una atrocidad. Un esquema narrativo familiar para el público burgués, donde se pone en juego su codicia, sirve de esqueleto para contar una historia de supervivencia. La tranquilidad casera de nuestros hábitos televisivos hilvana una trama salvajemente despiadada que, de otro modo, no dejaríamos entrar en nuestras vidas.

Pero lo maravilloso de “Slumdog Millionaire” no está en su composición. O mejor: no sólo está en su composición. Jamal tiene que responder una pregunta más del concurso después de ser interrogado por la policía. Le queda otro programa de televisión y no sabemos si ganará el premio de 20 millones de rupias (Casi €400.000). El verdadero logro de la película no es sorprendernos con el final, es conseguir que no nos importe demasiado si acierta o no.
Jordi Costa. El País: La estructura narrativa, esclava del mecánico tránsito entre esos tres niveles, no es la mejor ayuda para que el espectador reticente al especiado -y engañoso- carisma de la propuesta se sumerja en la historia.
Elisa Reche. Público: Acostumbrados al cine escapista y fantasioso de Bollywood, a los indios no les gusta que se les recuerde una realidad que hacen esfuerzos por ignorar. Menos aún con una película con siete galardones de la Academia Británica de Cine a sus espaldas y diez nominaciones a los Oscar.
Andrés Fevrier. Cinematófilos: Está todo escrito (It is written), como la respuesta que, al final, entrega la película al multiple choice que se planteaba de entrada. Está escrito, está guionado, es ficción. El baile final, mientras pasan los créditos, que algunos vieron como descolgado o incoherente, está completamente en sintonía con esto. Sólo hace más evidente la ilusión, que siempre estuvo ahí.

RT 94% $77m | IMDB | La Butaca

Finales sin garra y finales tramposos



El curioso caso de Benjamin Button

"The curious case of Benjamin Button"
David Fincher, 2008
Brad Pitt (Benjamin Button), Cate Blanchett (Daisy), Taraji P. Henson (Queenie), Julia Ormond (Caroline), Jason Flemyng (Thomas Button), Elias Koteas (Sr. Gateau), Tilda Swinton (Elizabeth Abbott), Jared Harris (capitán Mike), Elle Fanning (Daisy con 6 años), Mahershalhashbaz Ali (Tizzy), Joeanna Sayler (Caroline Button).
Guión: Eric Roth; basado en un argumento de Eric Roth y Robin Swicord; sobre un relato de F. Scott Fitzgerald.
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"Limelight"
Charles Chaplin, 1952
Charles Chaplin (Calvero), Claire Bloom (Terry, la bailarina), Nigel Bruce, (Postant, el empresario), Buster Keaton (compañero de Calvero), Sydney Chaplin (Neville)
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La serie de televisión “Cuéntame” y la película Forrest Gump buscarón sentar en la sala a un mismo público nostálgico con ganas de compartir recuerdos. Eric Roth, el guionista de Forrest Gump, ha vuelto a contar la historia de su país, ahora del revés, a partir de un relato de Scott Fitzgerald. Igual que a todos sus compatriotas le gustan los ingenuos; ya sean lelos como Forest o niños con cuerpo de Ancianos como Button.

Sus aventuras en un barco arrastrero, la residencia de ancianos, la niña, el burdel, la guerra y los cientos de secundarios despiertan una curiosidad fabulosa. El niño anciano despierta todas las expectativas, pero queda lejos de saciarlas.

Candilejas

Aunque no fue su última película, Chaplin rodó su testamento artístico en 1952. Autocomplaciente hasta el límite, nadie puede ser duro con el autohomenaje que el cómico se dedica a sí mismo. Un famoso payaso ya olvidado salva a una bailarina fracasada del suicidio y se dedica a ella en cuerpo y alma. La joven triunfa en el escenario gracias a él y quiere que se casen. Pero él la abandona para que sea feliz con otro hombre más joven. Vuelve a la calle y ella lo encuentra. Prepara una función y paga una clac para que no sienta la dureza del fracaso. Pero el payaso triunfa por encima de los aplausos comprados antes de morir de un infarto.

Nadie discute que se trata de un melodrama. Pero hay menos acuerdo sobre qué cosa es un melodrama. Yo lo definiría como un drama restaurador donde las deudas morales entre los personajes son desproporcionadas. La bailarina le debe su vida y su éxito. El payaso se merece todo el amor del mundo por lo que ha hecho por ella y por lo poco que le pide al público.

Nos basta con reírnos un poco para hacerle feliz. Pero yo sería más feliz si realmente me hiciera gracia. Apelar a su autocompasión es un golpe bajo al arte con mayúsculas. Es igual que esos vendedores que ofrecen su producto y cuando no queremos comprar nos recuerdan que tienen tres hijos y están en el paro.
José Francisco Aranda. Visor, 1953: Chaplin hace un film cuya finalidad es justificar ese mismo film. Cuenta la historia de un artista en decadencia —y lo ilustra con su propio caso—, haciendo una película en la que quiere demostrar que no está decadente. No se puede negar que esta manera de justificarse acusándose, de confesarse y de despedirse con un gesto de enorme humildad y soberbia, conlleva una complicada contradicción.
[...] Candilejas es una película peor que las anteriores, porque carece de "gesto", de grito, de indignación. La juventud tiene serias razones para dudar de si la vida es bella. Chaplin nos repite durante las dos horas de la proyección que sí lo es.

IMDB | MRQE
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