Río Bravo

Howard Hawks, 1959
Reparto: John Wayne (Sheriff John T. Chance) Dean Martin (Dude, Borrachón) Ricky Nelson (Colorado Ryan) Angie Dickinson (Feathers) Walter Brenan (Stumpy) Ward Bond (Pat Wheeler) John Russell (Nathan Burdette) Pedro González-González (Carlos Robante, dueño del Hotel El Álamo) Etelita Rodríguez (Consuela Robante) Claude Akins (Joe Burdette)
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Los héroes de Hawks tienen los pies de barro

Dice Aristóteles en su Ética a Nicómaco, que la virtud está en el término medio. La virtud del ingenio, por ejemplo se encuentra a medio camino entre la zafiedad y la bufonería. Aplicado a esta película habría que decir que la virtud de la valentía está a medio camino entre las brabuconadas del cherif asesinando a diestro y siniestro y sus blandenguerías dejándose mimar por la corista. Aunque lo intentó, Hawks no dio en ningún momento con un heroe fordiano.

El Cherif Chance tiene dos ayudantes poco respetados, un alguacil cojo y un borracho interpretado por Dean Martin para hacer frente a un rico hacendado cuyo hermano ha encarcelado por asesinato.

Esta imitación de "My Darling Clementine" ("Pasíón de los fuertes") podía haber sido épica si se hubiera centrado más en los dos seres incompletos que buscan su propia dignidad, o si la cruzada del cherif hubiera sido por un motivo más universal. Pero el cherif Chance parece implicar a todos los que lo quieren en una terca batalla donde para castigar un crimen se cometen muchos otros y el amigo que da su vida por él no aparece más que como un pobre infeliz (la falla más grande de la película). Por otro lado, el afán de dude de recuperar su dignidad parece sacado de una novela de Estefanía porque se centra más en humillar a los que se ríen de él (cosa a la que tienen derecho "tirar la cara importa, que el espejo no hay por qué" que decía Quevedo) que en verdaderamente superarse.

El cherif de Río Bravo se parece mucho al paleontólogo de "La fiera de mi niña" porque no hace nada para ganarse el protagonismo que tiene en la cinta, y sin embargo todo gira en torno a él y a cuanto le quiere todo el mundo y cuando están dispuestos a hacer por él.

Así pues, esta película tiene poco de western, y mucho de comedia, pero eso se lo debemos a los dos guionistas de que se rodeó.

Matrix: la culminación de cien años de cine

La poesía, la música, cualquier arte tiene un uso artístico, desde el cual el poema, la partitura es el fín en si mismo. Luego tienen utilizaciones que no son artísticas, aunque sean respetables: la pintura se puede usar para decorar, la música para ligar, el poema para lanzar moralejas políticas. Pero cualquiera sabe separar lo que es arte de lo que es espúreo.

En el siglo XX todas las artes habían llegado a un estado de pureza en el que habían sabido separarse del mundo, el soneto, la poesía pura, sinfonía, la pintura sin figuración. Formas perfectas, donde la obra no tiene un valor por el modo en que puede ser usada, sino por sí misma.

Lo que yo me atrevo a afirmar, sin ningun rubor, es que el cine había buscado su camino en esa misma dirección sin llegar a conseguirlo, hasta que por fin se rodó Matrix.

El cine siempre se ha utilizado como un burdo medio propagandístico para vender aspiradoras al espectador. El cine como explicación de la realidad no es cine, es discurso, la mayoría de las grandes obras que conocemos lo son más por el mensaje que transmiten que por si mismas. Lo cual no les resta ningún valor.

Pero yo quiero centrarme en lo que es cine. ¿Qué sería una película cuyo valor está por encima de su discurso? ¿Qué es esa substancia que puede expresar el cine y no se puede expresar de ninguna otra manera?

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El cine de los noventa no propende a la realidad. El cine de valores humanos tiene un valor testimonial, pero el espectador de finales del siglo XX aclamó sobre todo a las ficciones imposibles. Mi opinión es que hay una sabiduría en esa elección. ¿Por qué nos entusiasmó la amistad entre EllioT y ET? Sencillamente porque nos hizo sentir que podíamos emocionarnos con un extraterrestre, es decir, que nuestro sentimiento está por encima de lo que unos seres humanos nos transmiten.

¿Por qué nos cae bien el robot Número 5 de Cortocircuito? Vuelvo a la misma tesis. Viendo esta película descubrimos que nuestra simpatía no es algo que nos despierten otras personas sino también una máquina.

Si miro la cartelera de hoy tengo Kate and Leopold, es decir el amor con un hombre de otro siglo. ¿Por qué no de este?

El cine es documento cuando muestra cosas sencillas (tiene su valor) pero es cine cuando muestra lo que sólo el cine puede mostrar: la posibilidad de algo imposible, nuestras emociones puestas en una irrealidad. Un hombre puede enamorarse de una actriz más intensamente que de una mujer real. La emoción no está en objetos reales, ¿pero donde está?

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Matrix crea por fin una ficción que sólo podía existir en el cine y que es en esencia cine. Matrix es la irrealidad elevada al cubo porque todo lo que vemos en esa ficción que es la película esta ocurriendo en otra ficción que es el mundo virtual de Matrix. Hasta aquí es lícito hablar de que este planteamiento esta muy gastado: de hecho es el mismo que la caverna de Platón, donde los hombres ven sombras, o La vida es sueño de Calderón, y tantas películas.

Es fácil entender que igual que yo sueño con actrices hermosas o me creo los simulacros de las películas, los protagonistas de Matrix entran alli y sueñan con lo que ven. Pero hay una segunda lectura que nadie parece hacer. Si Neo despierta y deja de vivir en los simulacros ¿Dónde está Neo? ¿donde estaría yo si dejara mis simulacros?

Y no es una pregunta sin respuesta. Cuando Neo se libera de la opresión de la realidad se encuentra en el principio de todos los principios: es absolutamente libre. Ya no tiene que obedecer ninguna regla.

¿Que tiene esto que ver con el arte puro del que hablaba al principio? Todo: el cine, en Matrix aprende a liberarse de todas las convenciones. Al final, Neo no tiene que morirse.

Todas las películas hasta Matrix habían soñado con un granito de libertad. Todas habían desafiado esa horrible cadena que es la realidad, tener que se creible, cierto. (Lo mismo que la música tuvo que luchar contra la melodía, o la poesía contra el significado de las palabras). Cuando llega Matrix rompe todos los moldes que habían tratado de romper a cachitos todos los creadores.

El cine no existe para retratar, el cine no es realidad (ese es el documental) El cine es creación. Y cuando Neo desafía a Matrix en la escena final, el cine se libera de todas las cadenas que poco a poco habia querido romper.

Por eso Matrix es cine puro. Creación pura.

Por eso no creo que me guste Matrix II. Porque ya no se puede ir más lejos.

El embrujo de Shanghai

Fernando Trueba, 2002.
Reparto: Fernando Fernán Gómez (Capitán Blay), Eduard Fernández (Forcat), Aida Folch (Susana), Ariadna Gil (Anita), Antonio Resines (Kim), Jorge Sanz (Denis), Rosa María Sardá (Betibú), Fernando Tielve (Dani), Juan José Ballesta (Finito Chacón).
Guión: Fernando Trueba; basado en la novela de Juan Marsé.
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Era para Erice

Sólo pensar que podía haber sido de una película como esta en manos del genio de Erice que la cogió en un primer momento hace que aguante mucho menos esta plasta sin sabor. La película tiene todos los elementos para la poesía de nuestro genio: el mundo onírico infantil, el contraste entre los secretos de los adultos y los secretos de los niños. Erice, no me cabe duda, hubiera compuesto un poema inolvidable.

Pero no vale la pena pensar en ello. La cogió Trueba, rodó las escenas como bien pudo y se fue a casa. El resultado es aburridísimo y perfectamente prescindible dentro de nuestro cine. El centro de la historia es una niña que debía ser misteriosa pero resulta ser repelente. Sufre de tisis y su madre le paga a un niño, el protagonista, para que la pinte. A casa de la niña llega un fantasma del pasado, Forcat estaba exiliado en Francia junto al padre de la familia trae noticias. A los niños les cuenta una película increíble sacada del cine, a la madre le cuenta otra mentira menos obvia.

Sin conocer la lectura de Marsé tengo que conformame con la versión que Trueba me ofrece de los personajes. Heridos por la guerra civil, todos son perdedores, incapaces de vivir en el mundo todos se desmoronan uno a uno. Después de dos horas de aburrimiento, gracias a un ritmo narrativo letárgico, creo que hubiera preferido conocerlos a todos por el libro.

Los foros de El pasadizo

Si usted se pasea por los foros una tarde y quiere dejar un par de pintadas tan profundas como "hola me llamo Federico" o "La última de Spielberg es un rollo" pues le vale cualquier foro. Si quiere quedarse en las listas (mejor actor, diez mejores películas, etc.) hay Comunidades de MSN que están en ello. Pero si le gusta el cine y discutir a fondo, entonces lo tiene más complicado. Existe un foro en Google que puede llegar a aburmarle porque pasa de 40 mensajes al día, lo contrario vale para el de Ya.com

Escondido en una página no muy conocida está el que es sin duda mi favorito. Se llama El Pasadizo y tiene una clientela variada, en la que no falta de nada, ni siquiera el pesado o el amante del spoiler. Si quiere hablar y leer de cine. Le recomiendo el foro del Pasadizo.

El crítico en su lugar

Los espectadores, el gran público, asumimos demasiado pronto que hay un profesional y un aficionado en esto de la crítica, y nosotros, los aficionados tenemos que inclinarnos. Yo pienso al revés.

Desconfío mucho del experto. A mi me interesa más una película que llega a mucha gente que una película que llega a cuatro expertos que saben mucho. El cine se hace para comunicar y si llega a mucho público es porque sabe hacerlo.

Para mi esto del cine es como la comida. Habra quien entienda mucho de alimentación, pero sobre lo que a mi me gusta me considero la única, incuestionable autoridad. A mi me interesa a veces más lo que leo en este foro que lo que leo a Roger Ebert o a Mendez-Leite, por ejemplo.

La separación entre los que tienen buen gusto y los que tienen mal gusto no me la creo. Mi gusto me parece sagrado y me importa un bledo si coincide o no con la mayoría o con las sacrosantas autoridades de los expertos. Pondré un par de ejemplos: no me gustó nada "El señor de los anillos". Me encantó "Elling", lo mejor del año. Tener razón o no me parece tan serio como tener razón en que me guste llevar el pelo corto: eso es absurdo.

Otra cosa es que un señor se prepare sobre cine. Hay críticos que se expresan con claridad y se les entiende muy bien. Los hay muy informados y me complementan la visión con datos de la película. Eso me gusta, me parece profesional y yo los leo con interés. Pero de ahí a que yo les deje imponer su gusto al mío hay un trecho, eso no les dejaré jamás.

Guerreros

Daniel Calparsoro, 2002.
Reparto: Eloy Azorín, Eduardo Noriega, Rubén Ochandiano, Carla Pérez, Jordi Vilches, Roger Casamajor, Iñaki Font, Sandra Wahlbeck, Olivier Sitruk.
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Con guerreros así ¿quien necesita a Milosevic?

España mandó tropas a Kosovo para proteger a los kosovares y a la minoría servia. Pero para ver esta película hay que olvidar esto porque los rambos de Calparsoro se pasan la película matando kosovares, sin importar mucho si son civiles, y la verdad es que mandar un contingente de la OTAN para hacer ese trabajo suena redundante porque hay pruebas de que Milosevic lo hacía mejor que nadie.

Algunos amigos me dicen que tengo que olvidar esos planteamientos históricos para disfrutar de la película, pero hacerlo es algo que me cuesta mucho. Si fuera una película de ciencia ficción como las de Lucas me daria igual que los soldados lucharan en la costelacion de Casiopea o en la de Orión, pero si unos jóvenes tienen que matar a muchas personas para salir vivos de una refriega es esencial para que yo me identifique con ellos, que entienda porque matan a civiles y kosovares, no es una cuestión arbitraria. Ese fallo es el que destroza la película sin remisión. El cine no es ajeno a la moral. Si los soldados matan a los malos y ayudan a los débiles yo puedo identificarme con ellos. Si matan a los débiles y a los paramilitares servios ni los tocan, entonces los buenos dejan de serlo.

El planteamiento inicial parecía tener sentido. Un soldado español ve a unos servios detener a un hombre por la calle y se salta las ordenanzas para lanzarse a salvarlo. Los oficiales y el regimiento lo insultan por no obedecer a los superiores. El heroe solitario representa el afán que todos tenemos de haber hecho algo más en esa guerra que ser simples espectadores.

La película no desarrolla este prometedor comienzo. Por el contrario se pierde completamente cuando el mismo batallón tiene que ir a un pueblo kosovar, que ha sido atacado por los paramilitares servios, para reestablecer el tendido eléctrico. Una procesión de servios, obligados a marcharse de Kosovo, apedrea sus blindados, ofreciendo la única escena de realismo que vamos a ver en la película. Los soldados tienen una escaramuza increíble con la UCK. Increíble porque iban a ayudar a los suyos. Y luego sufren contratiempos y combates para escapar de una u otra guerrilla. El fin de la lucha viene a ser salvar su pellejo. Los protagonistas son niños asustados, nunca héroes. La peripecia es salir vivos, no salvar a los agredidos kosovares. De hecho, cuando se encuentran con los paramilitares (los únicos malos) se entregan. Todas las bajas que provocan son de sus aliados. Y el final de heroísmo no tiene sentido porque no han ayudado a nadie ni se han gandado ningúna palmada del espectador con sus miedos.

Calparsoro se olvida de la ética y también del sentido de esa batalla en funcion de otro principio, quiere a toda costa mantener el ritmo. Y es cierto que la acción no aburre. El problema es que hace falta un ejercicio de ingenuidad para disfrutar de tales hazañas que yo no puedo hacer a mi edad.
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