Constantine

Francis Lawrence, 2005
Reparto: Keanu Reeves (John Constantine), Rachel Weisz (Angela Dodson/Isabel Dodson), Shia LaBeouf (Chas), Tilda Swinton (Gabriel), Djimon Hounsou (Medianoche), Max Baker (Beeman), Pruitt Taylor Vince (Padre Hennessy), Gavin Rossdale (Balthazar), Peter Stormare (Satán), Jesse Ramirez (Carroñero), Jose Zuniga (Weiss).
Guión: Kevin Brodbin y Frank Capello; basado en un argumento de Kevin Brodbin, sobre los personajes de las novelas gráficas "Hellblazer" de DC Comics/Vertigo.
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Neo convertido en exorcista

Un mexicano encuentra enterrada la punta de lanza que mató a Cristo y se ve arrastrado en una dirección que no conocemos. Un coche se estrella contra él y no le hace daño. Cruza Río Grande y llega a Los Angeles. He leído que el asunto es una metáfora de la inmigración, a mí en cambio me pareció una plasmación del tedio en toda regla.

Keanu Reeves parece poco renuente a quedarse encasillado en el papel de héroe de acción, redentor de la humanidad que ya hizo en Matrix. Se dedica a exorcizar demonios con todo lujo de escaramuzas y batallas para gusto de los amantes de las CGI. Pero lo que va a matarle es la nicotina, según revelan sus radiografías. El arcángel Gabriel está esperándole, y el se toma algo de tiempo para resolver un asunto. Constantine es un hombre que está a mitad entre el otro mundo y el nuestro. Él puede ver a los ángeles y a los demonios luchando por nuestras almas.

La regla es que la lucha debe ser limpia. Ninguna de las fuerzas debe romper el equilibrio. En realidad esa es una de las reglas; aunque a los productores no parecía agotárseles el presupuesto, a los guionistas se les acabaron las ideas ingeniosas después de lo de la nicotina. La película avanza a costa de inventar más y más reglas, y de darles tiempo a los secundarios para morirse de alguna manera insólita.

Los creadores no han conseguido burlarse de las supersticiones católicas, ni tampoco darles sentido para ajustar en ellas una intriga interesante. El final parece rodado por el productor a golpe de manual para salvar la historia. Quizá Hollywood debería olvidarse de los católicos, o dejárnoslo a los latinos. Ellos ya lo hacen de sobra bien con sus brujas y sus temores puritanos.

Francisco Marinero 0: Los superhéroes de cómic se distinguen por sus pintorescos poderes, resultado de alguna experiencia traumática y la de Constantine fue un suicidio sólo a medias frustrado: aunque lo reanimaron, permaneció unos minutos en el Infierno por su pecado y ahora tiene la facultad de volver a él fugazmente antes de regresar allí definitivamente porque, fumador sin remedio, el cáncer le invade sin remedio.

Dos pretextos para que los creadores de efectos especiales ofrezcan un espectáculo que ofendería a Dante y a El Bosco por elemental.

Cinéfago: la primera idea que se te cruza por la cabeza es ¿Qué hago aquí sentado, viendo esto? , la segunda puede ser ¿Qué hago aquí dormido?
Aaron Hillis ***: It isn't until the second act, when Constantine teams up with an incredulous cop (Rachel Weisz) that introductions to this world's "rules" are spoiled in pithy exposition. "God's a kid with an ant farm, lady," chokes the lung cancer-ridden demonslayer like a monotone Bogart, moments after slaying a squadron of winged imps by igniting a sacred shroud around his arm.
Olly Richards ***: Those familiar with the caustic, mouthy blond Liverpudlian of the Hellblazer comic-book series may be disappointed with this moodier, more laconic Californian version. But to those who couldn’t care less about graphic-novel faithfulness, he’s a terrifically miserable sod. His demon-slaying is merely to facilitate his entry into Heaven and avoid a trip downstairs as punishment for the mortal sin of suicide (from which he was unwillingly resuscitated), and if he should improve the lives of mankind along the way, well, that can’t be helped.
Mr Cranky -2: Angela is a street-smart skeptic initially wary of Constantine's tales of the supernatural, but in no time she's trusting her new creepy occult friend to hold her down in a bathtub full of water to see if she can get a glimpse of hell. Now that's just good police work. Her other contributions include saying things like, "No! I'm going with you!" and forgetting to wear the special necklace that can protect her from being haplessly snatched by demons.
You know the movie's brief discussion of Catholic doctrine is over when Constantine whips out a golden, cross-adorned Tommy gun infused with holy firepower. Granted, this is a more ass-kicking vision of Catholicism than its current real-world incarnation. If the church spent less time emphasizing the wheezy old men pushing collection plates to pay off their pedophilia settlements, and more time emphasizing the golden, demon-slaying Tommy gun, I'd wager that church membership would shoot through the roof.

Rotten Tomatoes: 47% $30m.

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