Collateral

Michael Mann, 2004
Reparto: Tom Cruise (Vincent), Jamie Foxx (Max), Jada Pinkett Smith (Annie Farrell), Mark Ruffalo (Fanning), Peter Berg (Richard Weidner), Bruce McGill (Pedrosa), Irma P. Hall (Ida), Barry Shabaka Henley (Daniel), Javier Bardem (Félix), Emilio Rivera (Paco).
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Digiriendo a Tarantino

Si los diecisiete millones de habitantes de Los Angeles fueran una nación serían la quinta potencia económica del mundo. Eso le cuenta Vincent a un taxista de esta enorme ciudad americana mientras le conduce de parada en parada hasta los cinco testigos de un juicio a los que tiene que matar. Foxx, es un taxista honrado, incluso más honrado de lo normal, pero no puede evitar la matanza porque cuando quiere avisar a un desconocido, Vincent lo mata.

Michael Mann ha tenido la idea incendiaria de meter en un taxi de Los Angeles a un personaje escapado de una película de Tarantino con un taxista escapado de una película de Spielberg. Gana Spielberg, pero lo hace con trampa, y a algún espectador travieso, como el que escribe, probablemente se quede con ese Vincent nihilista.

Es culpa de la herencia de Tarantino, que ha dejado en sus compatriotas puritanos un grano de arena que no saben como envolver de nacar para que no les escueza tanto. El asesino, Vincent es el mismo Vincent que interpreta Travolta en Pulp Fiction. Un asesino despiadado pero eficaz que nos arrastra en su afán. Sus manías, sus flaquezas, sus reflexiones, sus detalles, lo convierten en un personaje tan capaz de ganarse nuestro corazón con su pistola como cualquier otro héroe con sus buenas acciones. El espectador se quedaría aplaudiéndole, que es lo que nos demostró Tarantino, pero entonces aparece un héroe tradicional, el taxista es un hombre apocado, pero sólo él puede salvar la vida de una persona que le importa porque la policía de Los Angeles está más despistada con el caso que la de Madrid con el del 11M. Esta segunda parte la impuso el productor como condición para recuperar el dinero invertido y no puede ser más previsible. Pero a pesar de todo, el principio es estimulante, el asesino sin escrúpulos es visto con los ojos del hombre honrado, al que incluso acompaña a ver a su madre. Cada uno se asombra del otro y la cámara se entretiene con ellos mucho rato porque aunque se pasaran toda la vida juntos, probablemente nunca llegarían a entenderse.
Roberto Piorno @@@@: Una noche de aire viciado y objetivos mezquinos, el crimen como consecuencia "política" y sociológica, la muerte como consecuencia colateral de tanta ruina, de tanta aberración, y un cineasta de vanguardia que otea el horizonte urbano con la incredulidad del descreído y que diseña un laberinto de luces y sombras, crimen y castigo, difícilmente olvidable, que tiene la insólita virtud de levantar ovaciones de públicos dispares y raramente reconciliables.
Enrique Colmena ***: Pero es cierto que la historia funciona bien, sobre todo porque la puesta en escena de Mann es robusta, vigorosa, con un duelo constante entre el hombre medio de la calle, una persona honrada con un sueño que tal vez no llegue nunca a cumplir, pero que le sirve de ilusión y acicate para seguir viviendo, y el asesino a suelo de turno, un tipo duro y cerrado, escéptico ante todo y para el que la vida humana vale lo que la cifra del cheque que recibirá por cobrarse esa pieza.
Francisco Marinero *: Lástima que el talento quede reservado para el final, cuando hay puro suspense sin filosofía barata.
Spaulding: Y ríanse también de Brian de Palma, aquel al que durante una época se le consideró el discípulo aventajado de don Alfred Hitchcock (más por su afán incontrolado de imitación que por ingeniosidad), ya que Collateral, reposada aunque misteriosa, desemboca en una agitada e inmejorable media hora final, que bien quisiera haber filmado el citado de Palma.
Cooper: La travesía de ambos por la jungla de asfalto de la alienada Los Ángeles, excepcionalmente mostrada por Mann mediante el uso magistral de las panorámicas aéreas, durante una sangrienta noche, cambiará sus destinos cruzados por el caprichoso azar. El taxista, sometido a un salvaje proceso de aprendizaje vital que operará en él una transformación. El asesino, imperturbable en sus objetivos de aniquilación. Dos seres de valores opuestos por un camino sin retorno.
Mr Cranky (-2): The two have nothing in common, so director Michael Mann keeps their relationship on a curious edge, somewhere between Hannibal Lecter and Clarice Starling or Jim Belushi and K9. Sometimes they bond, like when the two visit Max's sick mother (Irma P. Hall), and sometimes they nearly come to blows, which you'd expect in a wacky "cab driver meets trained assassin" buddy movie like this one.
Fred Kennedy ****: Meticulously constructed it may be, but Collateral is not without structural problems. After a jack-in-the-box first hour, when Max’s cab swings right every time you are convinced it must turn left, the last act does slide inexorably towards convention. In place of surprise we are offered mere plot devices, the kind of cosmic coincidences only screenwriters truly believe in. And even as we demand the only possible conclusion — a showdown — we understand that it can never really satisfy.
Fred Thom: Mann rend hommage à Melville dont il modernise l'œuvre. Ce dernier trajet en métro renvoie irrémédiablement au Samurai et Los Angeles se substitue à Paris. On l'avait pressenti avec Heat et To Live and Die in L.A. de William Friedkin : le renouveau film noir — ou neo-noir — passe inexorablement par Los Angeles, ce que Mann confirme ici une fois pour toutes, d'une façon magistrale.

Rotten Tomatoes: 85% $100m.

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