En algunos dibujos animados producidos por Disney aparecen mujeres desnudas, enhiestos miembros viriles y alusiones al sexo en inglés y en otras lenguas.
No todo es inocencia en el cine de dibujos animados. Al menos así lo confirmaron algunas pruebas sobre alusiones subliminales al sexo descubiertas en varios largometrajes producidos por Disney.
The Rescuers (Los rescatadores), dirigida por Wolfgang Reitherman, John Longsbery y Art Stevens en 1977 basándose en los cuentos de Margery Sharp, es la tierna peripecia de unos ratoncillos empeñados en ayudar a sus prójimos. No obstante, tan entrañable argumento, oculta en alguna de sus escenas la aparición de una mujer desnuda. En 1999 el estudio Disney se vio obligado a retirar casi 3 millones y medio de copias de un relanzamiento en vídeo de este título al descubrirse que dos fotogramas de los 100.000 que integran la película contenían imágenes subliminales de una mujer en cueros vivos (para los aficionados al coleccionismo procaz, la señora en cuestión aparece aproximadamente a los 38 minutos). Al parecer tan erótica aportación se debió a los desvelos de un bromista anónimo cuya identidad no llegó a descubrir (o a desvelar) la productora de la película.
Otra sorpresa erótico-festiva salió a la luz tras detenido estudio del póster de The Little Mermaid (La sirenita), dirigida en 1989 por John Musker y Ron Clements. Las divertidas peripecias submarinas de la protagonista cobraban un sentido muy singular a la vista del falo que aparece en el castillo que adorna su póster promocional. Los rumores apuntan que un artista de los dibujos reclutado para la producción, se sentía más o menos como Judá Ben-Hur remando en la galera romana, y decidió cobrar cumplida venganza adornando con un pene la torre o minarete del palacio del cartel anunciador. Los portavoces de la Disney siguen negando que tal figura sea realmente un miembro viril en erección, pero, que se sepa, las torres y minaretes no tienen venas ni mucho menos aún presentan el aspecto de haber consumido Viagra en cantidades industriales.
La bonita fantasía animada de The Lion King (El rey león), cuenta a su vez con una escena bucólica en la que la bestezuela del título mira hacia el cielo, contempla las estrellas, y, quizá como el propio espectador sagaz y de ojo atento, descubre la palabra Sexo disimulada entre las mismas. Además un padre conocedor del swahili, una lengua africana, salió del cine indignado por el significado que en la misma tienen los nombres de algunos de los personajes de la película, como Pumba, algo relacionado con el semen. El desdichado progenitor narró su experiencia con las siguientes palabras: «Llevé a mis hijos a ver El rey león, y les mostré mi ligero conocimiento de swahili traduciendo los nombres de algunos personajes, como Simba, que significa león, o Shenzi, que significa bárbaro. Mi hijo me preguntó qué significaba Pumba, y tuve que mirarlo en el diccionario. Decía: excreción que sale por debajo del prepucio».
Por otra parte, un tal James R. Simón, decidió darle un realismo científico a su documental White Wilderness, producido por la Disney, aplicando tácticas de guerrilla a su trato con la fauna protagonista del mismo. Para demostrar que los ratonzuelos lemmings que aparecían en la película eran muy capaces de suicidarse en masa llegado el caso, adquirió una remesa de tales animalillos a los indios del lugar, y se los llevó de excursión a un barranco canadiense desde el cual les empujó para que se despeñaran.
Demostraciones biológicas posteriores han demostrado de manera irrefutable que los lemmings no se suicidan.
La aportación pragmática y realista al rumor se dio en España (¡dónde si no!), cuando la policía confiscó varios cientos de copias de videos de dibujos animados comercializados en tiendas de todo a cien (o de todo a un euro). Algunos padres habían interpuesto denuncia tras comprobar que en las cintas aparecían insertadas distintas posiciones particularmente escabrosas del Kamasutra, versión gay y en trío. No se trataba, como afirmó el Gran Wyoming en su programa "Caiga quien Caiga", de una versión alternativa de Los Tres Cerditos, sino probablemente de una chapucera maniobra de reciclaje de cintas pornográficas por parte de la compañía distribuidora de las películas.
David Fincher rindió homenaje a todos estos rumores haciendo que el gamberro encarnado por Brad Pitt en The fight Club (El club de la lucha), introdujera penes erectos en una copia de Bambi, generando ataques de llanto en algunos niños, estupefacción en los adultos y un relámpago de lujuria en los rostros de algunas adolescentes.
Secretos & mentiras de Hollywood. Javier & Miguel Juan Payan.