Las colinas tienen ojos



Estrategias

La familia Carter cruza el desierto de Nuevo México para llegar a la costa californiana. El empleado de una gasolinera nauseabunda les indica un atajo para ahorrar unas horas, pero ese camino les lleva derechos a una emboscada. Esa zona del desierto la habítan los engendros humanos que provocaron las pruebas nucleares de mediados del siglo pasado.


Alexandre Aja, 2006
Reparto: Aaron Stanford (Doug Bukowski), Kathleen Quinlan (Ethel Carter), Vinessa Shaw (Lynn Carter Bukowski), Emilie de Ravin (Brenda Carter), Dan Byrd (Bobby Carter), Tom Bower (Encargado gasolinera), Billy Drago (Papá Júpiter), Robert Joy (Lizard), Ted Levine ('Big Bob' Carter), Desmond Askew (Big Brain).
Guión: Alexandre Aja y Grégory Levasseur; basado en la película de Wes Craven de 1977.
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Por muy arbitrarias que puedan parecer las muertes de una película sanguinaria, el autor siempre deja una pauta. Y el espectador sale de la sala con esa impronta en la cabeza. Si la familia no hubiera cogido aquel atajo para ir a la costa no hubiera ocurrido la tragedia. Si el padre no llega a entrar en la casa del encargado de la gasolinera buscando a sus perro, el encargado no les hubiera indicado la carretera de la muerte. Sospecho que los espectadores nos sometemos a la crueldad del cine de terror a cambio de lecciones de este tipo. Los personajes que mueren primero trazan la línea. La estrategia que ellos han seguido, gritar, implorar, huir, no nos sirve. Los que sobreviven sólo se salvarán si prueban otra.

El yerno de la familia Carter, Bukowski, es un pacifista que repudia las armas de fuego y que pide explicaciones por la masacre como un chico bueno. Es el personaje que más tiene que cambiar si quiere salir vivo del infierno. Los menores tienen que superar su miedo.

Es una batalla a vida o muerte entre personas normales física y moralmente, contra egendros que lo son en los dos sentidos. Al contrario de Tim Burton, este tipo de cine nos enseña a detestar lo diferente. Aja retarda mucho la respuesta de la civilización. Su invitación a entrar en la orgía de sangre se hace con todo lujo de dilaciones. Cuando los buenos deciden ensañarse, el público lleva horas pidiéndolo. Los orientales son menos mojigatos a la hora de entregarse a estos banquetes.

Wes Craven firmó la original. Su huella es visible en esta versión, en la solución heroica del miedo, en el muchacho que sabe cosas que nadie quiere oír. En el final...

John Trent: en cuanto se confirmo que Alexander Adja, el prometedor director de la notable “Alta tensión” iba a estar tras las cámaras las expectativas fueron creciendo, y sin duda la espera ha valido la pena.
[...] Ahora si, ya podemos decir que “Amanecer de los muertos” no fue un ejemplo aislado, y que por mucho que a veces nos cueste reconocerlo, un remake bien hecho puede ser superior a su fuente de influencias.

1 comentarios:

Matías Cobo dijo...

Aunque no sea un amante de este género, la película es entretenida y no puedo decir si mejora o aporta algo novedoso a la original de Craven, que no la he visto. Al menos cambia el trillado patrón del cine oriental con mujer de pelo negro largo contoneándose cual robot. Pero, dentro de este tipo de terror sangriento, me quedo con 'El amanecer de los muertos' de Romero.

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