La importancia de llamarse Ernesto

Oliver Parker, 2002
Reparto: Rupert Everett (Algy), Colin Firth (Jack), Frances O'Connor (Gwendolen), Reese Witherspoon (Cecily), Judi Dench (Lady Bracknell), Tom Wilkinson (Dr. Chasuble), Anna Massey (Miss Prism), Edward Fox (Lane), Patrick Godfrey (Merriman), Charles Kay (Gribsby).
Guión: Oliver Parker; basado en la pieza teatral de Oscar Wilde.
* * *
Dandis

En el famoso clásico Julieta se pregunta que es lo que le impide unirse con Romeo. ¿Qué cosa es eso de Montesco? No es ni brazo ni pierna; el nombre no es lo que importa en el amor. Sin embargo, las protagonistas de “La importancia de llamarse Ernesto” no están dispuestas a casarse con un hombre que no se llame Ernesto. A veces es difícil disfrutar mucho con obras como esta porque Wilde no habla con nosotros, habla con Shakespeare, y le toma el pelo. Wilde desmonta a conciencia los elementos del drama tradicional y les da la vuelta antes de volver a ensamblarlos. Los dos protagonistas mienten para conseguir a sus amantes y fingen llamarse Ernesto, por esa razón ellas los castigan con su indiferencia. “The importance of being earnest” se puede traducir por “La importancia de llamarse Ernesto” pero también por “La importancia de ser formal”.

El teatro de Wilde es una escuela para dandis. Los protagonistas se permiten todas las extravagancias salvo la de caer en el tópico. Lady Bracknell (Judy Dench) representa el orden y la respetabilidad, acaso, también el prejuicio. Ella es el único obstáculo para la unión feliz de todas las parejas. Ernest quiere casarse con su hija y ella lo somete a una entrevista. Le parece bien que fume porque todo hombre debe tener una ocupación, pero pone reparos al número de la calle en que vive, porque ese lado no está de moda. Dado que Ernest fue encontrado de niño en una maleta le encarece a hacerse con una familia si quiere la mano de su hija porque ella va a emparentarse también y no quiere hacerlo con una maleta. Lady Bracknell, como miembro fiel de la moral victoriana puede aceptar ciertas cosas, pero no otras. Wilde le presta todo su ingenio para inventar cuales sí y cuales no.

La adaptación al cine de Oliver Parker está hecha con entusiasmo, aparte de oficio. Parker ha digerido primero, y rodado después la simpatía de Wilde y ha conseguido que los diálogos se queden como un elemento del juego, no como el centro. No le sale uno de esos dibujos a los el director sólo añade color, cosa que sí suele ocurrirle a Branagh. A mi me ha reconciliado con las ocurrencias del irlandes, al que hace poco dedicaba alguna puya, cosa por la cual le quedo muy agradecido.

Enrique Colmena **: lo mejor de la película está en el texto original, en los agudos diálogos de los dos protagonistas, que pugnan por llamarse Ernest para buscar los favores de sus amadas, en un enredo victoriano que resulta agradable de ver y simpático de escuchar.
Javier Ocaña: Es probable que la película no aporte nada nuevo a la más famosa versión cinematográfica de la obra, la realizada en el año 1952 por Anthony Asquith e interpretada por el mítico Michael Redgrave, pero de nuevo hay que rendirse ante el estilo depurado, el gran conocimiento de la falsedad imperante, la transgresión de las austeras normas de la época, la ironía, la sensibilidad, el individualismo, la sutileza, la lucidez y la réplica brillante del escritor irlandés.
Francisco Marinero *: Wilde hizo una suerte de crítica autocrítica del esnobismo y, hedonista y esteticista, estuvo pendiente de marcar la moda, con el riesgo inevitable de pasar de moda. La versión de Parker acentúa el esteticismo (en algunas escenas, con discutible gusto) y cuida la decoración retrospectiva y busca localizaciones atractivas siguiendo la tradición del cine británico de prestigio académico pero su intento de evitar una mera representación del original no logra más que poner de relieve su artificiosidad.
La obra en versión original.
Spark Notes: The Importance of Being Earnest was an early experiment in Victorian melodrama. Part satire, part comedy of manners, and part intellectual farce, this play seems to have nothing at stake because the world it presents is so blatantly and ostentatiously artificial. Below the surface of the light, brittle comedy, however, is a serious subtext that takes aim at self-righteous moralism and hypocrisy, the very aspects of Victorian society that would, in part, bring about Wilde’s downfall.
Cliff Notes: Various characters in the play allude to passion, sex and moral looseness. Chasuble and Prism’s flirting and coded conversations about things sexual, Algernon stuffing his face to satisfy his hungers, the diaries (which are the acceptable venues for passion), and Miss Prism’s three-volume novel are all examples of an inner life covered up by suffocating rules. Even Algernon’s aesthetic life of posing as the dandy, dressing with studied care, neglecting his bills, being unemployed, and pursuing pleasure instead of duty is an example of Victorians valuing trivialities.

Rotten Tomatoes: 60% $8m.

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