Closer

Mike Nichols, 2005
Julia Roberts (Anna), Jude Law (Dan), Natalie Portman (Alice), Clive Owen (Larry).
Guión: Patrick Marber; basado en su obra teatral "Closer".
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Las reglas del amor

Gracias al desarrollo industrial, la revolución tecnológica y la globalización, vivimos en sociedades cada día más seguras, con subsidios de desempleo, sanidad gratuita, orden y justicia. Pero en el mundo del amor no existen garantías, no podemos demandar a quien nos rompe el corazón, ni tomar vacunas para no sufrir, ni tampoco hacer huelga para disfrutar de una pasión segura. En el amor entramos como en el far west, desarmados y sin otra ayuda que nosotros mismos. Si hay una película que haya sabido explicar esa fragilidad, ese mundo donde los débiles pueden ser fuertes y los fuertes caer en lo más bajo, esa película es "Closer".

Los cuatro protagonistas inolvidables de Closer se conocen durante la primera hora y se son infieles o se dejan durante la segunda. Decía Joaquín Sabina, en una entrevista de televisión, que si a él le pusieran cuernos preferiría que le mintieran. Los cuatro protagonistas de "Closer" no mienten, su norma es la sinceridad más dolorosa. ¿Hicísteis el amor en nuestra cama? ¿qué hizo contigo? ¿disfrutaste? Los amantes responden siempre, se cuentan todo. El espectador se retuerce en el asiento como si estuviera viendo uno de aquellos documentales de Antena3 donde operaban a un señor delante de la cámara, y luego aparecía saludando a su familia y mandando abrazos a todo el mundo.

El ser más indefenso es Alice. A mi me recuerda a Nastasia Kinski en “Paris Texas”, cuando desciende a los infiernos. Alice parece condenada a amar sin condiciones. Pero aunque se parece también a Ofelia (la novia de Hamlet), en su capacidad de sufrir y seguir amando, no debemos olvidar que la partida se juega en el tablero del amor. Suya es la frase más críptica de la película: “mentir es la cosa más divertida que puede hacer una chica sin quitarse la ropa. Y es más divertido aun si se la quita.”

Larry tiene el mejor empleo, es médico dermatólogo, pero eso no cuenta. Se autodefine como un cavernícola cuando se siente herido y estalla. Larry es el menos elegante de todos. Encuentra a una de las protagonistas en un chat erótico, y a la otra buscando sexo en un burdel. Pero eso tampoco cuenta.

Anna es compleja. Su mejor definición la hace quien más la quiere: ella es depresiva, por eso no busca la felicidad, busca la depresión, y necesita alguien que confirme que es desgraciada. Para ser amado por Anna no sirve ser el mejor. Las dos mujeres de la historia son paradójicas, los hombres, rivales.

Dan dice de sí mismo que él es un egoísta. No es decir mucho, los cuatro lo son. Gracias a la sobredosis de sinceridad que nos inyectan en vena, sabemos que es el más dulce en la cama. Sus decisiones son las que más influyen en los demás. Hace que se planteen una cuestión esencial, los celos sexuales. Pero ¿y él?

El final es sorpresivo, inesperado. También es maravilloso, porque el autor no es un prestidigitador que esconde conejos en la chistera. Se trata de un proceso en el que todos habíamos ido presintiendo que faltaba algo importante, una prueba. Todos han pasado por ella menos uno. Cuando la pieza clave cambia su corazón toda la sala se da cuenta de que es así; todos cambiamos con ella. Es la magia del cine, cientos de personas capaces de sentir la misma cosa y sin saber explicarla.

Stipey: Para quienes alguna que otra vez hemos sufrido alguna ruptura amorosa “Closer” representa todo lo que nos ha pasado, amores inestables que se marchan como la espuma en el mar, situaciones extrañas que se acaban convirtiendo en algo real, más real de lo que uno cree, y es que tal vez la película sea un pequeño “bocado de realidad” puesto en pantalla.
Enrique Colmena ***: Buena parte del éxito crítico (y, en su proporción, de público) que esta interesante película está teniendo hay que adjudicárselo, desde luego, al texto de Marber, una inquietante incursión a oscuros meandros tales como el deseo animal, la lujuria, los celos, la sensación de propiedad sobre otras personas, turbios pasajes del ser humano que Mike Nichols retrata con crudeza, con un estilo moderno que parecería más lógico en un cineasta joven que uno que sobrepasa ya de largo los setenta años.
Mirito Torreiro: ¿Qué tiene Closer que, a pesar de hablar de una de esas cosas que la literatura, el cine y el teatro han cultivado a lo largo y ancho de sus respectivas historias, la hace una propuesta tan atractiva? Varias. Una es argumental: el hacer que el flechazo, y sólo eso, sea el que comande toda la peripecia, y sin que en ninguna de las cuatro ocasiones en que ocurre se antoje inverosímil. Otra tiene que ver con la forma que Nichols elige para contar la historia. Cierto, tiene un excelente guión, lleno de diálogos inteligentes, pero sin duda alguna, suya es la opción de situar la cámara en una gran proximidad a los personajes, lo que le permite captar hasta el más leve matiz en la expresión de unos personajes que están todo el tiempo presos de sus más variados estados de ánimo.
Y otra más: el uso, de una suprema elegancia, de las elipsis, uno de los ejercicios de concreción narrativa más contundentes que este cronista ha visto en el cine comercial en mucho tiempo.
Francisco Marinero ***: Se trata de un drama pasional insólito en varios aspectos y por ello mismo de una rara credibilidad y de una lógica complejidad: hay pasión sexual, muy explícita en el vocabulario y muy pudorosa en las imágenes, pero hay aún más pasión emocional y la pasión no enturbia la inteligencia y la perspicacia de los cuatro únicos personajes.
Méndez-Leite @: Closer es la adaptación de una pieza teatral de Patrick Marber, escrita para el cine por su propio autor sin tomarse demasiadas molestias. El texto es tan brillante como artificial y, desde luego muy teórico. En realidad poco sabemos de los cuatro únicos personajes que vertebran la comedia, que son más bien estereotipos simbólicos que auténticas criaturas dramáticas, que se debaten en el proceloso mundo de la infidelidad y los celos. La estructura es muy elíptica y las escenas son largas, como es tan habitual en el teatro, de modo que entre una situación y la siguiente transcurre demasiado tiempo para que entendamos qué es lo que ha sucedido en esas cuatro relaciones cruzadas y para que podamos encariñarnos con esos personajes tan caprichosos. Los diálogos son brillantes y audaces, pero no verosímiles. Al no haber ni un sólo personaje secundario, ni contextualización alguna, la película alcanza unas cotas de frialdad notables. Marber quiere acercarse a Harold Pinter, pero no lo consigue, y Nichols es menos barroco que Joseph Losey, al que voluntaria o involuntariamente recuerda esta película.
Begoña del Teso: Hacía tiempo, tiempo incontable, que cuatro actores grandísimos no resistían con tantísimo poder la mirada de una cámara que se acerca a ellos con el ansia irreprimible de un auténtico voyeur. Hacía 70 veces 7 que nadie usaba la elipsis con la osadía suprema con la que la usa Nichols. Hacia al menos 5 años de este siglo que nadie daba un quiebro de guión tan perfecto, dedicado, como todo en esta película tan tan tan inteligente, sólo al espectador más audaz.
Mr Cranky (-3): "Closer" never seems like anything other than heads yapping back and forth about relationships and the meaning of love and whatnot like a convention of bad self-help authors. It's the antithesis of cinematic.
We do, however, get more cheap platitudes than a fire sale at a Hallmark store. Nichols and Marber seem to be asking: Why do we get into relationships if they're so fraught with disaster?
Roger Ebert ****: What is unique about "Closer," making it seem right for these insincere times, is that the characters do not understand each other, or themselves. They know how to go through the motions of pushing the right buttons, and how to pretend their buttons have been pushed, but do they truly experience anything at all except their own pleasure?

Rotten Tomatoes: 67% $32m.

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