Kill Bill vol.1

Quentin Tarantino, 2003
Reparto: Uma Thurman (La Novia / Mamba Negra), David Carradine (Bill), Lucy Liu (O-Ren Ishii / Mocasín de Agua), Daryl Hannah (Elle Driver / Serpiente de la Montaña de California), Vivica A. Fox (Vernita Green / Cabeza de Cobre), Michael Madsen (Budd / Serpiente de Cascabel), Michael Parks (Sheriff), Sonny Chiba (Hattori Hanzo), Chiaki Kuriyama (Go Go Yubari), Julie Dreyfus (Sofie Fatale), Gordon Liu (Johnny Mo), Jun Kunimura (Jefe Tanaka).
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Códigos

En cine ya está todo rodado, y los que quieren crear no saben como escapar de lo que Bloom llamaba la angustia de la influencia, la angustia de haber llegado demasiado tarde. Tarantino ha descubierto un camino que parece inagotable, su tema no es el mundo, sino la lente con que se mira el mundo, el cine. Kill Bill no trata de una venganza sangrienta, sino de cómo se cuenta una venganza sangrienta, por eso está llena de referencias. Tarantino se empapó de cine en su juventud y además de cine se segunda fila. Las referencias no son a los clásicos. ¿Rebaja eso el resultado? Al contrario, de hecho es casi necesario, porque el cine de segunda categoría responde a fórmulas, y el trabajo del director consiste en desmontar la fórmula, en estirarla hasta que nos hace conscientes de ella. De este modo, lo que Tarantino comparte con nosotros no es el placer de la venganza de las viejas películas de artes marciales, lo que él nos ofrece es el placer de comprender sus resortes y sus elementos, y, sobre todo, sus códigos.

Primer ejemplo, dos mujeres pelean a muerte; la hija pequeña de una de ellas llega a casa; las dos ocultan sus armas y justifican las heridas y los destrozos para que la pequeña no se alarme. La primera lectura es que Tarantino se está riéndo de nosotros. Pero también está mostrando las trampas, los resortes del cine. Por eso la cámara se queda allí tanto tiempo. ¿Qué es esto? Dos mujeres consideran lícito acuchillarse pero no consideran lícito mostrar violencia a una menor de edad. El cine, nos dice Tarantino tiene códigos, reglas y el creador pone las que le da la gana. Si él creador quiere puede decirnos que molestar a un insectos es inmoral pero matar a un hombre no lo es, porque la película encierra su propio código. Si alguien vio Pulp Fiction recordará que que los personajes ya discutían sobre los códigos: Macellus Wallace había tirado a un tipo por la ventana por masajearle los pies a su novia, los matones discuten si ha hecho bien o ha hecho mal y luego matan a dos jovencitos. Es decir ellos están preocupados por la moral, pero entonces ¿qué código usan?

O-Ren Ishii, Luci Liu, es nombrada jefa de la mafia de Tokio. ¿Se puede discutir con ella? Por supuesto que sí, nos dice, pero lo dice después de cortarle la cabeza a uno de los jefecillos locales que la insulta por su origen americano. Se puede discutir con ella pero no está bien ser racista. El público tiene que sufrir con este diablillo que es Tarantino. Por un lado nos pide, como espectadores que aplaudamos algo que sabemos que está bien: condenar el racismo; pero a la misma vez nos está haciendo vomitar con un acto tan sanguinario. El contraste de los valores y los castigos es brutal pero, sobre todo, es deliberado.

Tercer ejemplo: de nuevo pelean dos mujeres con sus espadas invencibles. Luci Liu cree que va ganando y lanza un sarcasmo; Uma Thurman se revuelve y la hiere. Luci Liu mira la sangre y dice: siento haberme reído de ti. Esencial esa risa. Tarantino no está reproduciendo las emociones de las películas antiguas, las está desmontando. Por eso nos señala con esa escena la esencia de la pelea: no luchan para ganar, luchan por el orgullo herido. La espada sirve para que el personaje recupere la dignidad que ha perdido cuando es objeto de burla.
Crisei: Sí, se le pueden poner muchas pegas. Es irracionalmente violenta, pero la sangre es tan exagerada que no se puede tomar en serio. Es cierto que tras tanto golpe y tanta katana ensangrentada la escena final se hace algo pesada, y que el bello enfrentamiento en la nieve falsa pierde fuelle. Es verdad, posiblemente: Tarantino no tiene nada que contar, pero lo cuenta de maravilla.

Lo que yo te diga: Ha desaparecido el Tarantino de diálogos, situaciones y mucho ingenio. Eso solo lo ví en la primera escena. Luego todo es una sucesión de peleas llenas de referencias de cinépata del cine japonés y spaguetti wester. Es como un TBO de Manga, con talento visual y sin historia.

El cronicón Cinéfilo: Tarantino juguetea con el color (los cielos que secundan los traslados en avión de Uma) y el tempo narrativo, con la fotografía (el blanco y negro de su escena más sangrienta) y los espectadores (ocultando el nombre de La Novia, entre otras cosas), y se permite la insolencia de mostrarnos, sin avisar, el que es quizá su trabajo de dirección más brillante: el Anime de diez minutos que, en medio de la proyección, usa para presentarnos al personaje de Lucy Liu.

La Linterna Mágica: los elementos que más me han llamado la atención de esta deliciosa película: las dos citas a Star Trek, el segmento de anime (tan impactante como virtuoso), los sonidos que apagan el nombre real de la novia cada vez que se menciona, el despertar del coma en el hospital.

Ruben Parraga: Decía Tarantino que claro que en su película había violencia a raudales, que nadie iba a ver un concierto de Metallica y pedía que bajasen el volumen de la voz.

No es cine, es espectáculo: El montaje del film está lleno de recursos como las cámaras en blanco y negro, las pantallas partidas, las tomas imposibles, o cámaras lentas.A los seguidores de Tarantino no les sorprenderá la calidad de la banda sonora, ni que ésta tenga tanto protagonismo como las escenas.

Juan Manuel Domínguez (cinequanon): Aquí Quentin vuelve a usar su traje favorito: el de un frenético colonizador de paraísos musicales huérfanos, de conquistador de islotes-melodías que transforman canción en un adjetivo.

La lengua: Sonaron dos pitidos muy fuertes durante la película, en medio de un diálogo. Y todo el mundo venga a mirar si era su teléfono (incluso yo me sobresalté, y eso que no sólo lo había apagado, sino que además lo había dejado en casa). Resulta que los pitidos están colocados para que no se oiga el nombre de la protagonista.

Buscando la Utopía: Eso sí, hay que saber comprenderla. Es una película exagerada, muy entretenida, con bastantes toques de humor (ácido e inteligente) y sobre todo violenta, porque es violenta como ninguna.

Rotten Tomatoes: 83%. Fresh: 161 Rotten: 32
Taquilla 13ª semana: $70 mill
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