Carmen la de Triana

Florian Rey, 1939.
Reparto: Imperio Argentina (Carmen), Manuel Luna, Rafael Rivelles.
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Una colección de tópicos españoles

Florian Rey rodó con Imperio argentina tres comedias para Cifesa de parecido valor (La hermana San Sulpicio, Nobleza Baturra y Morena Clara) y más tarde rodó esta cuarta entrega que es sin lugar a dudas la peor de todas sus colaboraciones.

Durante la guerra civil muchos cineastas tuvieron que abandonar el país para seguir rodando, Berlin y Roma fueron los destinos más frecuentes. Florian Rey quiso seguir haciendo sus obras folclóricas que se apoyan remotamente en algún referente literario, como esta Carmen basada en la de Merimée. Pero da la sensación de que la lejanía de su patria lo aleja también de la tradición y el resultado de esta Carmen es justo el opuesto al de sus películas anteriores. La influencia alemana se puede notar en la limpieza de sus escenarios, Rey rodo en interiores todas las escenas y la España de fondo (Salvo la corrida rodada en la Maestranza de Sevilla) es dibujada. También es apreciable en la libertad sexual con besos a la vista y con una Imperio Argentina que se desnuda ante un oficial de espaldas el cual ve su imagen reflejada en un cristal de la ventana de su aposento.

De la España que Florián Rey retrató en sus películas anteriores no hay nada. Acaso una colección de tópicos españoles acartonados listos para la exportación: una gitana cantaora, un torero enamorado de ella, un militar degradado y el contrabando con gibraltar de los bandoleros. Ni uno sólo de los temas está tocado con sentimiento, y la actitud de la gitana hacia sus dos amantes queda muy poco clara para componer un drama.

Imperio Argentina echa mano a su salero para crear una mujer fresca y alejada de ñoñerías, igual que en sus interpretaciones anteriores, pero no puede salvar un barco que naufraga en todo lo demás. La falta del elemento cómico de Manuel Ligero le pone la puntilla a una obra aburrida y extraña tanto por el momento como por el lugar en que fue rodada.
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