El hombre bicentenario

"Bicentenial man"
Chris Columbus, 1999
Reparto: Robin Williams (Andrew Martin) Embeth Davidtz (Little Miss / Amanda Martin) Sam Neill (Sir / Richard Martin) Oliver Platt (Rupert Burns) Kiersten Warren (Galatea) Wendy Crewson (Ma'am) Hallie Kate Eisenberg (Little Miss / Amanda a los 7) Lindze Letherman (Little Miss (Grace a los 9) Angela Landis (Miss) John Michael Higgins (Bill Feingold, el abogado de Martin)
*
Emociones de plástico

El hombre bicentenario, basado en una novela de Asimov, comete el mismo error que “Inteligencia artificial”, que se basa en un cuento de Philip K. Dick. En ambos casos un androide aspira a ser humano por causa del amor, lo cual pretende ser emotivo y acaba por resultar molesto. El niño de K. Dick ama a su madre, el robot de Asimov consigue ser amado por una persona. Confío en que nadie vuelva a intentar emocionarme con un muñeco de plástico. Confío, también, en que los que lo intentan sigan fracasando.

Asimov se divertía en sus cuentos de “Yo, robot”, pensando en las posibilidades de las tres leyes de la robótica. Andrew, el robot que interpreta Robin Williams, obedece las tres reglas (No dañar a un ser humano, no dañarse a sí mismo y obedecer las órdenes. En caso de conflicto prima la anterior), pero plantea otros interrogantes filosóficos. Andrew vive doscientos años, como indica el título de la película, y a lo largo de ese tiempo se van produciendo avances en la tecnología que lo hacen parecerse, biológicamente, cada vez más a un hombre. Lo que plantea la película es ¿cuánto tiene que parecerse un robot a una persona para serlo? Andrew se enamora de una mujer (no avanzaré cual) y ella responde en cierto modo a una de sus pregunta: uno ama lo que no es perfecto.

Las reflexiones a las que se nos invita pueden ser inquietantes, pero no se hagan ilusiones, la película no lo es tanto.

0 comentarios:

top