Memories of murder

Bong Joong-ho, 2004
Reparto: Song Kang-ho (Detective Park Du-man), Kim Sang-Kyung (Detective Seo Tae-yun), Kim Roe-ha (Jo Yong-gu), Song Jae-ho (Sargento Shin), Byeon Hie-bong (Sargento Gu), Koh Seo-hee (Kwon Kwi-ok), Park No-sik (Baek Kwang-ho), Park Hae-il (Park Hyeon-gyu).
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Traducciones

Es una queja eterna del traductor la dificultad de separar en los textos lo que hay de lingüístico, de costumbre en el hablar, y lo que hay de invención del escritor. Si uno encuentra en un texto la frase “estuvo todo el santo día” sería ridículo traducir “the holy day.” No es un adjetivo que el escritor ha escogido, “el santo día” pertenece a la lengua. El autor de “From lost to the river” se ha forrado a costa de estos equívocos.

Las películas de otras latitudes poco conocidas como Corea me plantean este tipo de dudas. Cuando encuentro algo que me gusta no sé si atribuirlo a la invención del autor o a la costumbre. Puede que los críticos que premian “Memories of murder” estén aplaudiendo una tradición o un conjunto de tópicos locales. Quien sabe si esa magia es obra de la traducción.

En mi opinión, “Memories of murder” no es una gran película. Hay varios intentos de lirismo al principio y en el último homicidio. El director apunta por momentos un pulso narrativo que debía haber mantenido con más firmeza pero no tarda en caer en la parodia y en un humor algo chabacano. Los protagonistas no dejan de mostrar debilidades y tics que los rebajan más y más. Todos los elementos de la película conducen hacia el fracaso y quizá el director no ve otro recurso que la parodia para ayudarnos a encajarlo. Se trata de un fenómeno parecido al del cine español. El director intenta imitar al cine americano, pero a medio camino reconoce que él no sabe hacerlo y se conforma con ser gracioso.

“Memories of murder” es una película de contrastes, es una “buddy movie” con el poli torpe y el poli profesional, el poli de pueblo y el de ciudad, la Corea de la dictadura y la Corea próspera de nuestros días. Pero a la vez que retrata esos contrastes, Joong-ho no toma partido por ninguno, por eso a veces el poli de pueblo es el tonto, pero a veces no, a veces el poli de ciudad es el bueno, pero a veces se le va la mano con la violencia. Esa indefinición lastra la película.

Y la lastran aún más ciertos discursos. Está llena de palizas y de torturas que la policía usa para averiguar quien fue el violador. Pero no está claro que hay una voz en contra de esos métodos. Una de las peleas más sonadas ocurre en el bar del padre de uno de los acusados. Todos los clientes critican la brutalidad de la policía y los agentes se enzarzan en una batalla campal, que de alguna manera quiere invitarnos a todos a defender el cuerpo de policía.

El director sabe manejar la acción, sabe interesarnos en la trama, llevarnos de pista en pista; pero es mucho menos consciente de sus mensajes, de los valores, a veces casposos que defiende.

Miradas **** | Fotogramas **** | NixFlix ****

Pedro Vecino: Esta no es una historia de policías perfectos ni de psicópatas atractivos, sino un retrato realista de la caza de un criminal en un país que está pasando por profundas reformas políticas, un trasfondo con cierta importancia, pues es evidente la carestía de medios, tanto personales como materiales, derivada de la lucha de un país por su democratización.
Méndez-Leite @@@@: Un desenlace cortante y a degüello que subvierte esquemas y desafía las instrucciones del manual del cine de género, sin concesiones y con impertinente y loable espíritu herético. En el camino quedan flirteos más o menos ortodoxos con el thriller y la comedia costumbrista.

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